27 oct 2011

¿Nervios en la televisión pública?

Jose Sanclemente
Los que más se llenan la boca explicando la independencia de las televisiones públicas suelen ser los políticos de uno u otro signo.
He opinado en varias ocasiones que la etapa de Zapatero nos dejará una televisión pública, la española, poco contaminada por los intereses de su partido y de su gobierno. Una televisión que ha sabido revalorizar sus informativos en tiempos de crisis del buen periodismo en los medios en general. Y, por qué no decirlo, una televisión pública sin publicidad y por tanto que ha dejado de competir económicamente con las privadas. Gracias, seguro, a estas dos cosas, entre otras, y a que el ciudadano no es tonto, ha conseguido situarse líder de audiencia frente a los espacios privados del reality-corazón-todo vale.
Dado que esta televisión de calidad la han forjado sus profesionales con la aquiescencia gubernamental, y no  ha sido fruto de un pacto sólido entre todos los partidos políticos que pudiera garantizar un futuro estable y garantista de la libertad e independencia informativa, se están produciendo nervios entre los profesionales del medio televisivo público ante el cambio gubernamental que se puede avecinar si las encuestas dan la mayoría "relajada" al Partido Popular.
Empiezan a circular rumores que apuntan a que se están confeccionando listas de profesionales de las televisiones privadas que se hayan decantado por su connivencia con las tesis más combativas del centro derecha, para que sustituyan a tanto independiente que campa a sus anchas por el espacio televisivo público dando estopa a diestra y siniestra.
En etapas pasadas ya vimos como el PP  no es nada timorato a la hora de poner sus peones y capataces del periodismo sin ningún tipo de reparo y con decisión firme.
Los políticos de esta legislatura que se acaba han sido incapaces de dotarse de mecanismos que permitieran una permanencia de los valores intrínsecos que debe tener una televisión de todos los españoles. Zapatero tampoco ha estado por la labor de establecer ese marco.
Cuando algunos de los que están en el consejo de administración de RTVE han pedido el control previo de la información y, por ello, les han sacado los colores los periodistas del "Ente" y hasta la opinión pública, han dado fe de que esta televisión actual se regía por la profesionalidad y no por manejos políticos, mayormente.
Lo que viene no pinta bien, pero además es muy fácil de hacer. No será necesario generar grandes debates ni enfrentamientos políticos. Se puede hacer por "la regla de tres", porque es la única regla que hay en la televisión pública si, como parece, viene una mayoría sobrada del PP.
A todas estas, la única arma que tendremos estará en el mando. Lo que pasa es que es un mando a distancia, a muchísima distancia de la inalcanzable imparcialidad que quiere el ciudadano.

(http://sanclementejose.blogspot.com/)

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