21 abr 2014

'El País' y Aznar: masaje con final feliz

Gabriel Jaraba
En la jerga periodística, un masaje es una entrevista complaciente en exceso con el entrevistado, destinada a lavar su imagen, hacerle quedar bien o ayudar a hacer las paces entre éste y el medio en cuestión. En la jerga barriobajera, final feliz es el de los tratamientos manuales que se dan hoy día en ciertas peluquerías y 50 años antes en las filas traseras de los cines Hora y Diana, en el Paralelo y el barrio chino barcelonés respectivamente. La entrevista que el domingo pasado publicó 'El País Semanal' con José María Aznar pertenece indudablemente a la variante quirológica de la interviú y ha sido concebida, realizada y publicada para que quede bien claro y nadie se llame a engaño.

Un artículo de Jesús Maraña en Infolibre es ilustrativo de la razón y el sentido de la entrevista, en cuyo texto se hacía explícito que ningún periodista de 'El País' había entrevistado al expresidente –porque él se negó a ello–, cosa que recordó el propio Aznar entre risitas, pasando así definitivamente y con choteo por encima del cadáver profesional de Iñaki Gabilondo, cuya carrera en la Cadena SER terminó abruptamente a causa de su persistencia en llevar una línea crítica frente al tercer hombre de las Azores. Pero el final es feliz para 'El País' y sus gestores, y señala definitivamente un cambio de rumbo si no de 180 grados, por lo menos de 120. Juan
José María Aznar, antes de ser entrevistado en Antena 3.
Luís Cebrián
demuestra su control total del periódico y de la empresa, las quejas, protestas y cabreos de los profesionales que han ido saliendo de ella se han desvanecido en el viento y cualquier ilusión que mantuviesen los que se han quedado respecto a su posible papel en cierto grado de cogestión ha tomado el camino de, con perdón, la alcantarilla. La Gran Rectificación en Miguel Yuste ya tiene rumbo fijo marcado.

José Sanclemente, editor de eldiario.es y novelista de ambiente periodístico (dicho sea lo de ambiente en su sentido más noble), recuerda en PAIOS: “Yo que traté a Polanco estoy convencido de que no hubiese admitido una loa en su periódico a un presidente que fue un severo intervencionista con los medios de comunicación, en especial con los que no le eran afines y por ende el suyo propio”. Diversos observadores han incidido estos días en los cambios del diario; para unos se trata de un acercamiento paulatino a la Moncloa, obra de un Rajoy tan cachazudo como capaz de agitar el endeudamiento de Prisa ante las narices de sus gestores; para otros, la aproximación sería hacia aguas de Rupert Murdoch, de cuyo holding de comunicación es consejero Aznar.

Sostiene Maraña: “Del mismo modo que Pedro J. Ramírez argumenta su destitución en 'El Mundo' como resultado de la confluencia de intereses del Gobierno de Rajoy y de los grandes "del Ibex-35", se ha interpretado el cambio en 'El País' en esa misma clave. El mapa mediático, azulado desde siempre en este país, viene adquiriendo un tono azul gaviota cada día más intenso. ¿Pero tanto como para que 'El País' no solo cuide a Rajoy sino para que cante alabanzas de Aznar? ¿No tendrá que ver con la posición del expresidente como consejero del Grupo Murdoch o como asesor de sociedades españolas y multinacionales? ¿Retirará Aznar la demanda interpuesta contra el periódico después de esta amigable charla?”.

Yo añado un detallito más. 'El País' se hace con la bandera de un nacionalismo español que abarque tanto el españolismo acrítico clásico, que se da (y cómo) en ambientes que no son de ultraderecha o radicalmente conservadores, como el neoespañolismo 'soi-disant' progresista, radicado en un “patriotismo constitucional” agarrado por las hojas del rábano otrora rojo (Antonio Elorza, Jorge M. Reverte). Resulta curioso observar el rapidísimo posicionamiento del diario ante el proceso soberanista catalán, en el cual ha pasado del trato paternalista (la “deriva”) en el que han mojado hasta Peridis y El Roto, hasta la ración diaria de zurra en el culo a cargo de profesores hallados aquí, allá y acullá, que son por lo visto tan expertos en ciencia política como bisoños en la argumentación desdelas páginas de opinión de un diario (cosa muy distinta de la tarea académica como cualquier plumilla sabe, y para lo que hace falta cierta capacidad de convencimiento o de mala ostia en lugar de recurso continuo a la 'langue de bois').

El mercado latinoamericano

Y ahí es donde un servidor le encuentra el busilis a la cosa. Al mismo tiempo que 'El País' acogota a los díscolos soberanistas catalanes (creyendo o haciendo ver que cree que Mas es Ibarretxe) trata de enviar señales al otro lado del charco. Incluye nuevos columnistas americanos, en especial en las primeras páginas del suplemento donde iba la feliz entrevista, sustituye a Elvira Lindo por una señorita argentina cuyo estilo está en las antípodas de la cultura de barrio que respira la autora de Manolito Gafotas, extirpa del conjunto de la edición dominical cualquier localismo madrileño y, sobre todo, evita a toda costa el verbo 'coger', empleando el 'agarrar', que como se sabe indica una acción que no tiene nada que ver con lo que en América Latina se entiende por 'cogimiento'.

Lo que 'El País' busca, además de estar a buenas con quienes le controlan la economía, es abrir un nuevo mercado en Sudamérica. Y más precisamente entre las capas medias altas con poder adquisitivo que no se reconocen en los periódicos locales porque desearían verse reflejadas en una prensa con más glamour. Visto así, todo encaja: una línea agresiv(ísim)a con la izquierda venezolana y el gobierno populista argentino; una posición recelosa ante Lula da Silva y Dilma Roussef; una actitud panhispánica radicada en un nacionalismo español exportable; una línea políticocultural inspirada en Mario Vargas Llosa, y la exhibición de una derecha glamurosa y apetecible por gente de orden vestida de Prada. No se olvide que Aznar fue acusado severamente de inspirar el proyecto de golpe contra Hugo Chávez.

El periódico global aspira a ser modelo de prensa de centroderecha en español para las clases medias emergentes en América que aspiran a recuperar hegemonía cultural como paso previo a la reconquista de la hegemonía política en determinados centros. Vargas Llosa más Aznar más Murdoch más intelectuales cercanos a UPD son la primera combinación de una fórmula muy ambiciosa. Hacia un final feliz deseado.

http://gabrieljaraba.wordpress.com/

2 comentarios:

  1. Me gustó leer cosas antiguas y como estábamos antes para así tener perspectiva sobre lo que viene, excelente blog el que hacéis, enhorabuena

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  2. Los masajes son para los ricos, y que más que Aznar, el vividor del pueblo con un buen masaje feliz. Anda que no!!!

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