30 mar 2016

El olvido de Lahore en las portadas y la crisis de la prensa

Josep Carles Rius
Eran las 7 de la tarde en Pakistán, y las 4 de la tarde en Europa. Un terrorista talibán se hizo estallar en un parque de Lahore repleto de familias de la comunidad cristiana que celebraban la Pascua. Fue una masacre con más de setenta víctimas mortales, la mayoría mujeres y niños. Los heridos son cientos. Los responsables de los periódicos que se editan en papel en Europa tenían todos estos datos cuando celebraron sus reuniones de portada. Sin embargo, la noticia no abrió los periódicos.

En muchos diarios ni aparece en primera página. En el mejor de los casos se publica en la parte baja de la portada o en una pequeña llamada. Muchas de las fotos de portada están dedicadas a Palmira, la ciudad y las ruinas recuperadas por el ejército de Bashar el Asad o a las manifestaciones de Bruselas. Muchos periódicos abrían con las consecuencias de los atentados de Bruselas y no mencionaban Lahore, cuando las víctimas de aquí y de allí murieron en manos del mismo fanatismo, de la misma barbarie. ¿Por qué ocurrió este olvido? Como posible respuesta,
Funeral por las víctimas de Lahore. (AFP)
apunto cinco reflexiones.

Crisis de valores

¿La ausencia de Lahore en las portadas es un reflejo de la falta de empatía de una parte significativa de la opinión pública? ¿De la indiferencia de quienes consideran estas víctimas lejanas y ajenas a su civilización? Aunque fuera así; aunque los periódicos tuvieran la intuición de que estas víctimas importan mucho menos a sus lectores que las 'nuestras', las de Occidente, su deber ético sería contarles la relevancia del atentado de Lahore. Ponerlo en contexto. Explicar que todas las vidas, las de aquí y las de allí, valen lo mismo.

Muchos periódicos no han sabido sobreponerse a esta ola de egoísmo europeo. Han decidido seguir la corriente, como tantas otras veces, y esta es una de las causas de su crisis de credibilidad. Han aplicado el criterio de 'proximidad' geográfica e identitaria y han olvidado la 'proximidad' del sufrimiento humano. Lo mismo ocurre con la crisis de los refugiados. La impotencia de los gobiernos de los Estados, el silencio de muchos periódicos y la aparente pasividad, cuando no rechazo, de parte de la opinión pública ante la tragedia de los refugiados reflejan una crisis de valores a escala europea.

Crisis de modelo

¿Qué es la portada de un periódico? La página donde los responsables editoriales del diario comunican a los lectores aquello que es más importante, relevante. Aquello que el lector debe saber, necesita saber. Y además, con noticias jerarquizadas en orden de importancia, desde la apertura al faldón, la columna o la imagen central. ¿O, por el contrario, es la portada un cartel de propaganda al servicio de intereses más o menos inconfesables? Un cartel cada vez más lánguido en los kioscos, pero que alcanza su verdadera proyección en las pantallas de la televisión, en la red, o en los resúmenes de radio.

Las portadas de algunos periódicos ya no pueden ser consideradas como expresión del periodismo, si no de propaganda en favor de unas determinadas opciones ideológicas. 'ABC' o 'La Razón' son el paradigma, pero es un mal generalizado y en los diferentes ecosistemas mediáticos de España encontramos ejemplos parecidos. Antes no pasaba nada, existía impunidad, pero hoy los periódicos que silenciaron el atentado de Lahore tienen que aguantar durante veinticuatro interminables horas el oprobio de ver como las redes, e, incluso los telediarios, reflejan la conmoción por una tragedia que no supieron, o no quisieron, valorar.

Una nueva época

La mayoría de los periódicos decidieron que el atentado de Lahore no era relevante. Pero el paradigma ha cambiado. Una parte importante de la sociedad ya no pone su visión del mundo en manos de un periódico, sino que configura su propia percepción de la realidad a partir de múltiples fuentes. Son los ciudadanos quienes eligen qué deben saber y cuándo; la jerarquía de los hechos y, especialmente, su trascendencia y relevancia para sus vidas.

Los periódicos vivieron durante doscientos años en una torre de marfil, desde la que establecían la jerarquía de los hechos, fijaban opiniones, decidían qué salía a la luz pública y qué no. Tenían el poder. Encarnaban la opinión publicada que configuraba, después, la opinión pública. Pero todo esto es historia. Hoy la opinión publicada y la opinión pública se han transformado en la opinión compartida. Y para muchos ciudadanos el atentado de Lahore sí fue relevante. El día 28 de marzo del 2016 no fue un buen día para la prensa escrita. Fue un día en el que se agrandó la brecha entre los diarios y una parte cada vez más importante de la ciudadanía.

Las preguntas decisivas

Si la audiencia encuentra en la red, o en medios alternativos, los valores que ya no descubre en las portadas de los periódicos ¿por qué los jóvenes deberían incorporarse un día a la lectura de los diarios que ordenaban la visión del mundo a sus padres y abuelos? ¿Para qué los necesitan si no establecen la trascendencia que una sociedad democrática necesita desde el punto de vista ético?

Los periódicos tal como los hemos conocido son, o pueden ser, unos magníficos instrumentos para comprender la realidad. Durante más de doscientos años, generación tras generación, los ciudadanos han confiado en los periódicos. El papel era, y es, un soporte excelente para establecer la jerarquía y la relevancia de las noticias. Todos los periodistas que hemos trabajado durante muchos años en las redacciones de los periódicos de papel sentimos nostalgia del pasado y tristeza ante los augurios del fin de la prensa escrita. Pero la gran pregunta es si los periódicos hicieron, y hacen, un buen uso de este inmenso caudal de confianza que los lectores depositaron en ellos.

El factor humano y la esperanza

Las portadas del 28 de marzo reflejan una crisis de los periódicos como instituciones y de sus cúpulas. No reflejan una crisis del periodismo porque estos mismos diarios acogen a muchos periodistas que, hoy, seguro comparten buena parte de estas reflexiones. Precisamente, durante estos largos años de crisis de la prensa escrita, han sido las voces libres las que han salvado el periodismo, mucho más que los medios como instituciones. Periodistas que han ido a contracorriente, incluso de sus propias empresas, y han mantenido, mientras les fue posible, sus 'burbujas de libertad' dentro de las redacciones. La esperanza de regeneración está en el 'factor humano' y también en los periódicos que son referentes globales.

No es casualidad que tres de los periódicos que valoraron mejor la noticia del atentado de Lahore fueron 'The New York Times', 'The Washington Post' y 'The Guardian'. El 28 de marzo fue un mal día para la prensa escrita de España y de Europa, quizás porque tampoco corren buenos tiempos en España y en Europa. Porque, ensimismados en los intereses y los problemas propios, ni la prensa ni las instituciones son capaces de enfrentarse a los retos verdaderamente relevantes y trascendentes.


21 mar 2016

Periodisme i memòria

Gil Toll
Sabeu qui era Gaziel? Tot periodista mitjanament llegit coneix 'Tots els camins duen a Roma', les memòries d’Agustí Calvet, director de 'La Vanguardia' durant els anys més convulsos del segle XX. Periodistes i ciutadans interessats en el passat consulten sistemàticament l’hemeroteca digital de 'La Vanguardia', una formidable eina d’accés universal i gratuït. L’altra font complementària és l’hemeroteca d’'Abc', igualment eficaç tècnicament. Tots dos diaris han coincidit en fer aquest esforç tecnològic, que els dóna prestigi i difon el seu punt de vista sobre el passat. Tots dos diaris tenen un ideari que defensa la monarquia i les idees conservadores o ultraconservadores, a mida que retrocedim en les pàgines d’anys passats.
Exemplar d''El Diluvio' del 4 de desembre del 1938.

N’hi ha més de punts de vista periodístics sobre el passat? Algú sap quin era el segon diari de Barcelona abans de la guerra? Un diari de format popular, adreçat als petits propietaris i els treballadors, ocupat en l’agenda social del país, que defensava la República com a sistema de govern i el federalisme com a forma organitzativa de l’estat i que tirava 150.000 exemplars. No, no es deia 'El Periódico', es deia 'El Diluvio' i es va publicar a la ciutat de Barcelona entre 1858 i 1939. Vuitanta anys al carrer i segueix sent un gran desconegut per la majoria de la professió i de la societat. Tots coneixem a Gaziel com autor i el citem en articles i cròniques per molts motius molt interessants. Ben pocs podrien dir el nom del director d’'El Diluvio', Jaime Claramunt. Ara tenim l’oportunitat de conèixer el seu punt de vista gràcies a la recuperació dels seus papers a l’arxiu nacional de Cuba.

Claramunt havia nascut a la Cuba colonial i allà va anar quan va acabar la guerra i es va exiliar com molts altres periodistes del seu diari i centenars de milers d’altres catalans. Un cop a L’Havana, va treballar per la ràdio pública i hi va fer una secció titulada 'Memorias de un viejo reportero'. Són ben sucosos els seus records. Ens explica com era el diari, la vida dels periodistes i la relació amb el poder polític. Repassa uns quants personatges de l’època amb la llibertat del que escriu quan és gran i lluny del país. Narra experiències i fets de la vida barcelonina que composen una singular cònica negra i roja. Escriu de forma planera perquè ell mateix llegia els textos davant el micròfon. O sigui, mal m’està el dir-ho, és un text atractiu i fàcil de llegir. Però no només vull fer propaganda del meu llibre http://goo.gl/bzPFay. També us vull explicar que ara 'El Diluvio' també es pot trobar a internet. La Biblioteca de Catalunya l’ha digitalitzat i forma part dels diaris que es poden consultar a http://www.bnc.cat/digital/arca/. Tecnològicament es troba lluny de l’eficàcia de les hemeroteques de 'La Vanguardia' i 'Abc', però amb paciència es poden consultar les col·leccions de 'La Publicitat', 'Mirador', 'La Veu de Catalunya', 'Destino' i 'El Diluvio', entre moltes altres publicacions de menys rellevància.

Sovint caiem en discursos auto compassius de la professió per les dures circumstàncies que ens toca viure a tots els mitjans. Habitualment ens responem que cal que ens organitzem per defensar els nostres interessos. Jo crec que hem d’afegir que cal que coneguem d’on venim col·lectivament per decidir on volem anar.

16 mar 2016

TV-3: uns nomenaments polítics, poc professionals, en clau de fidelitat i control, amb gent no adequada i que només recauen en homes

Un grup de treballadors afins a la secció del Sindicat de Periodistes de Catalunya a TV-3 ha convidat a PAIOS a reproduir la següent reflexió arran dels darrers nomenaments a la cúpula del mitjans audiovisuals públics de la Generalitat:

Tenim males notícies. Aquests últims nomenaments confirmen que TV-3 no s’està gestionant amb criteris professionals, sinó amb criteris polítics. I això és perillosíssim en una situació econòmica i de competitivitat salvatge en el mercat televisiu tan delicada com la que tenim.

Som els treballadors de TV-3: els que fem els programes, els que expliquem les notícies, els que ens cuidem del material, de la promo, dels anuncis, els que organitzem la feina. Nosaltres hi som sempre, i la coneixem des de dins. I sabem que no és nostra, però, com a professionals, la nostra feina és cuidar-la , posar-la al servei del poble de Catalunya i vigilar que tingui la màxima qualitat. Que no és fàcil (i segurament no sempre ens en sortim). I avui tenim males notícies. 

Els últims nomenaments en la cúpula directiva confirmen que TV-3 no s’està gestionant amb criteris professionals, de qualitat, sinó amb criteris exclusivament polítics. I, a sobre, aquests nomenaments la deixen en mans d’una cúpula amiga del poder, però amb escassa experiència en l’entorn televisiu, amb poc coneixement de la casa, i poc qualificada per assumir una responsabilitat tan gran.

Continuïtat en perill 

Els professionals de TV-3 pensem que això és molt perillós per a la continuïtat de la cadena, en un moment de competitivitat salvatge, ple de complexitat, en el sector televisiu. 

-Quan més falta ens fa una televisió pública potent i de tots, el govern decideix optar per un model feble, governamentalitzat i cada
Un moment del programa 'Divendres', de TV-3.
cop més dependent del sector privat. 
-Quan més falta fa una direcció especialitzada, professional i respectada dins i fora de la casa, el govern opta per nomenar caps basant-se en criteris de fidelitat al poder. 
-Quan més falta fa recuperar i promoure la producció audiovisual pròpia, el govern opta per concentrar tota l’atenció en els informatius i ignora els programes, que cada cop més es compren a les grans productores privades. ¿De debò que amb aquesta política de gestió pretenen convertir TV-3 en un gran instrument d’estat per a la creació del nou país, com diuen? 

La sensació, des de dins, és que més aviat tenen l’objectiu d’empetitir-la, trossejar-la, i regalar-ne tot el que no sigui informatius al sector privat. No és estrany que ara mateix el sentiment predominant entre els professionals de la casa sigui una barreja de decepció, desànim, incertesa i pessimisme. Però anem per parts. Per començar, i increïblement, en Brauli Duart continua a càrrec de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals. Un personatge amb nul·la vinculació al mitjà televisiu, mer executor de les ordres de Presidència, responsable del daltabaix laboral i professional més gran de la història de TV-3 (l’últim ERO), repudiat explícitament per la majoria de la plantilla i enfrontat als representants dels treballadors. 

Doncs sí, amb el suport entusiasta de CDC, el silenci còmplice d’ERC (que no vol posar en perill els acords de govern) i la indiferència de la CUP (que no vol entrar en noms) Duart continuarà almenys dos anys més al front de la CCMA. Dos anys sense diàleg en temes laborals ni professionals. Dos anys en que intentarà reforçar al màxim la governalització de la tele pública i imposar la confluència de les redaccions de TV-3 i Catalunya Ràdio sense comptar amb l’opinió dels professionals. Dos anys en que deixarà acabar de podrir les restes del que va ser el més gran centre de producció audiovisual del país, públic, i regalarà Programes a les grans productores del sector. 

Sense vergonya

Però això no és tot: Ara, esgotat moralment el mandat d’Eugeni Sallent, el director que van portar de la competència –directament de Can Godó- el Govern nomena nova cúpula directiva, la cúpula que haurà de regir TV-3 en una etapa decisiva per al país i per a la pròpia televisió. I com ho fa? Doncs se’n cuiden directament els dos socis de Junts pel Sí, decidint i pactant noms segons criteris polítics. 

I ho fan de forma pública, sense vergonya, posant en un greu compromís tant la reputació dels professionals escollits (que ja els deu anar bé) com la dels propis mitjans. I, com que es basen en més en la proximitat i obediència política dels escollits que no en la seva qualitat professional, posen també en perill la gestió, el futur i la continuïtat dels mitjans públics catalans. 

Currículums discrets

Seguint aquests criteris, per exemple, han nomenat director i director adjunt (i cap de Programes) de TV-3 a dos caps del departament d’Informatius, amb experiència exclusiva en aquest àmbit. Dos professionals de currículum discret, estretament lligat a la proximitat amb el poder, nomenats per la seva demostrada obediència i el seu escàs compromís amb la independència informativa. Cap dels dos té ni experiència ni coneixements sobre temes com producció de programes o mercat televisiu. 

Alguns detalls dels nomenaments són, com a mínim, xocants: el nou cap de Programes, Sigfrid Gras, és un periodista d’experiència radiofònica que mai no ha treballat en un programa –no diguem ja en gestionar graelles de programació. El nou cap de l’Àrea d’Esports dels mitjans de la CCMA, un càrrec nou que estarà per damunt dels caps d’esports de TV-3 i CatRàdio, serà Christian Garcia, fins ara cap del Gabinet de Direcció de l’anterior director, Eugeni Sallent. El nou –i primer- director de Continguts del grup d’emissores de ràdio de la CCMA, serà un periodista televisiu, Santi Faro, especialitzat en esports i entreteniment (se suposa que haurà de reforçar el nou director de Catalunya Ràdio, Saül Gordillo, que ve de la premsa escrita). 

També es creen la Direcció d’Anàlisi i Explotació d’Audiències, dirigida per Jordi Català, una direcció de difícil definició... i la Direcció del procés de Confluència, de nom gairebé còmic, que gestionarà Joan Trias, procedent de Catalunya Ràdio. Sens dubte de forma casual, però destacable, Joan Trias, que no ha treballat mai a la tele però haurà de coordinar aquesta complicada --i conflictiva-- confluència de redaccions TV-3-CatRàdio, és cunyat del nou director adjunt, Sigfrid Gras. Sense ser ni il·legal ni immoral, aquest detall ens sembla significatiu, perquè fa pensar que qui ha decidit aquests canvis ha actuat no tan sols amb total arbitrarietat i falta de consideracions professionals, sinó també amb una gran sensació d’impunitat. 

El fet és que cap dels nomenats té experiència contrastada o coneixements coneguts en el camp de la producció de programes, ni tampoc sobre el complex funcionament del mercat televisiu. I això, tenint en compte que TV-3 és una televisió, sembla força greu i justifica que ens preocupi, i molt, el futur de TV-3. 

Els més amics del poder

Una direcció poc brillant i especialitzada, centrada en el aconseguir i mantenir el control polític dels informatius, no sembla la més indicada per una televisió pública amb reptes tan decisius com la nostra. D’altra banda, és tanta l’evidència que en aquests nomenaments els factors i criteris professionals han quedat en segon, tercer o quart pla que els desacredita a ells i ens desacredita als treballadors, obligats a treballar sota el comandament no dels millors professionals, sinó dels més amics del poder, i sabent que el criteri per progressar professionalment en aquesta empresa no és la qualitat professional, sinó, per tant, la proximitat al poder. Una altra dada que no pot més que inquietar-nos, és la creació de nous càrrecs directius que consoliden aquests nomenaments, alguns amb funcions gens clares. En moments en que es fa difícil produir programes perquè no hi ha prou tècnics d’àudio, càmeres o redactors (en gran part a causa dels efectes de l’ERO i de la prohibició de noves contractacions) és sagnant que es creïn càrrecs com “Cap de projectes de la direcció d’estratègia corporativa”, que ningú sap exactament a quines necessitats respon. 

En una tele sense joves, perquè és impossible contractar-ne i ja només hi ha tres persones menors de 30 anys, no parem de crear càrrecs nous, carrecs directius amb sous i condicions fora de conveni. Si no fes plorar, faria riure. Un altre detall preocupant, i no pas el menys important, és la falta de dones en la nova cúpula de TV-3. Ni una entre els últims nomenaments. 

Vist que els mèrits professionals dels anomenats no són precisament destacables, cap preguntar-se si no hi havia cap dona com a mínim tan mediocre com ells entre els professionals a considerar... Un greuge específic per a les treballadores de la casa, a qui es transmet un missatge desalentador, i un nou dubte de pes sobre com ha estat el procés de decisió que ha portat a aquests nomenaments. Podriem afegir encara molts més motius per criticar aquests últims nomenaments, en el fons i en la forma: no hi ha hagut consulta als professionals experts del sector, ni interns ni externs; no hi ha hagut cap compareixença pública dels nomenats per explicar als treballadors quins són els objectius d’aquesta nova direcció... 


Error o estratègia calculada?

Les coses s’han fet malament, després d’haver-se estat fent ja molt malament en els últims anys. I TV-3, en una posició ja força complicada i en un moment tan delicat, no es pot permetre gaire més errors. A nosaltres –que sabem com funciona perquè sí, hi treballem cada dia-- ens preocupa el futur de la televisió pública, que veiem més amenaçat que mai, i exigim al Govern que ens escolti –que escolti almenys els comités professionals- i que prengui les mesures oportunes, que hi és a temps, buscant els millors sistemes i els millors professionals per regir el futur dels mitjans públics catalans. No voldríem haver de pensar que aquest nou afebliment de la direcció de TV-3, en comptes d’un error, respon a una estratègia política molt definida, basada en primar i conservar el control dels informatius mentre es regala al sector privat el negoci de la producció audiovisual.

Altres articles de PAIOS sobre els mitjans de comunicació de la Generalitat, TV-3 i Catalunya Ràdio:

-- "TV-3 o quan la qualitat democràtica està en joc", per Josep Carles Rius

-- "L’aprimament de TV-3 no és només un bunyol, també és una venjança", per Gabriel Jaraba

-- "Plouen pedres sobre TV-3", per Gil Toll

-- "Blocs electorals a TV-3, si us plau", per Siscu Baiges

-- "TV-3: una greu errada que no ha de marcar la campanya electoral"


-- "La supeditació de la veritat", per Francesc Ràfols

9 mar 2016

La supeditació de la veritat

Francesc Ràfols
El nou Govern català s’ha posat a caminar i entre les seves prioritats no hi ha el dret a la informació de la ciutadania. Més aviat tot el contrari, si veiem com s’han fet els nomenaments dels càrrecs directius en els mitjans de comunicació públics catalans. Algunes formacions incorporaven en el seu programa electoral el desenvolupament de l’article 52 de l’Estatut, que és el que estableix les obligacions dels poders públics per garantir el dret a la informació de la ciutadania. Ara es tractaria que ho complissin. 

Les primeres passes, però, no són encoratjadores. No fa gaire, la consellera de Presidència de la Generalitat de Catalunya, Neus
La consellera Neus Munté, durant una entrevista a TVC.
Munté,
defensava en seu parlamentària que «la televisió pública de Catalunya és un reflex de com està evolucionant la societat catalana i de cap a on va». Munté destacava que «l’independentisme ha passat de ser l’opció d’un 14% de la població a un 40% entre 2006 i 2015. I una televisió pública, en tant que és pública, s’adapta i evoluciona d’acord amb aquest sentiment que també ha anat evolucionant i ha anat canviant».

La consellera no és l’única que ho pensa. El catedràtic de Teoria de la Comunicació i professor emèrit a la Universitat Pompeu Fabra (UPF) Josep Gifreu apuntava en un article publicat el mes de setembre passat al diari El Punt Avui que «TV-3 s’ha fet independentista? En la mesura que pràcticament totes les grans cadenes de televisió, públiques i privades, presents a Catalunya, han optat per la defensa compacta de l’unionisme, ¿no pertoca a un servei públic bàsic d’assumir, de presentar i representar les opcions d’almenys una meitat de la ciutadania que no se sent representada per Tele 5, Antena 3, TVE 1, La Sexta, Cuatro o 8 TV?» Tot plegat, els mitjans com a una de les principals eines de combat a les trinxeres.

A escala espanyola, les perspectives no són millors, i fins i tot, ara per ara, tot el contrari. Encara no hi ha Govern, però la construcció d’una societat democràtica en la qual no sigui permès manipular la informació ni mentir a la ciutadania no sembla estar en els fulls de ruta que es dissenyen sobre les taules de negociació per formar les noves majories. 

En la meva condició de membre de la direcció del Sindicat de Periodistes de Catalunya / Sindicat de Professionals de la Comunicació (SPC), he tingut l’oportunitat de participar en diverses entrevistes amb representants institucionals per tractar qüestions relatives a la nostra activitat. Amb una de les persones amb les quals ens hem reunit algunes vegades és Josep Martí, fins fa poques setmanes secretari de Comunicació del Govern català. Martí ens va explicar en certa ocasió que havia format part d’una delegació de la Generalitat per entrevistar-se amb els responsables dels mitjans de Madrid per explicar-los el procés que s’estava vivint a Catalunya. Ens deia que la resposta de tots ells va ser unànime: que la unitat d’Espanya estava per davant de la veritat, en expressió gairebé textual. Ho explica també Jofre Llombart, sotsdirector d’El Món a RAC-1, en un article publicat pel Col·legi de Periodistes de Catalunya (CPC), titulat «Els límits del sistema».

Al marge del debat de si TV-3 i Catalunya Ràdio s’han fet independentistes o no, a Catalunya hi ha mitjans que defensen clarament una postura independentista. Fins i tot n’hi ha que, com bona part dels directius de mitjans de Madrid, pensen que la independència està per davant de la veritat. Uns i altres, de titularitat privada, tenen dret a ser independentistes o unionistes, només faltaria. Però, tenen dret a posar el seu ideari per davant de la veritat? Hi ha alguna altra qüestió que també posin per davant de la veritat? Una regulació del dret a la informació de la ciutadania com la que hi ha en altres països hauria d’impedir que la veritat quedi encoberta. I l’activitat legislativa s’hauria d’estendre a fer que els mitjans públics fossin realment públics, és a dir, desgovernamentalitzats i despartiditzats. El dret a la informació és un dret humà universal i si realment fos respectat com correspon, potser ningú s’atreviria a demanar que els mitjans públics catalans fessin de contrapès a les mentides i manipulacions alienes. A Catalunya és ben fàcil, només cal desenvolupar legislativament l’article 52 de l’Estatut.