Pagar más por los titulares tramposos

Andreu Farràs

El comité de empresa del diario californiano ‘The Sacramento Bee’ publicó hace algunos días una carta abierta dirigida al presidente y al consejero delegado del grupo McClatchy, el conglomerado empresarial al que pertenecen, para protestar por el eventual proyecto de supeditar el salario de los redactores a la audiencia (las visitas de los lectores) que consigan sus informaciones. 

Los representantes de los trabajadores de este diario, el quinto más vendido de California y uno de los 27 más grandes de EEUU, difundieron a través de Twitter su documento, en el que se afirma que “pagar por clics promueve la polémica y la cantidad sobre la claridad y la calidad” cuando su trabajo, agrega, tiene que ser “romper el ruido y no añadir más”, según informa Dircomfidencial. La presidenta el comité de empresa manifestó a 'Sacramento Business Journal' que la idea de McClatchy es imponer este método de remuneración en todos y cada uno de los 30 diarios que posee el holding en EEUU.

Lauren Gustus, directora de ‘The Bee’ y responsable editorial de McClatchy en la región oeste de EEUU, matizó estos planes: “La sugerencia de que el periódico va a supeditar el salario de los periodistas a los clics es inexacta. Estamos proponiendo métricas de rendimiento que midan la lectura y la interacción para servir mejor a nuestras comunidades. Es un concepto sobre el que las dos partes estuvimos de acuerdo en sesiones anteriores y un componente de un proceso exhaustivo de gestión de rendimiento que mide el desempeño frente a estándares y metas”. 

En cualquier caso, el supuesto proyecto del diario de la capital de California, el estado más rico de Estados Unidos y la quinta economía del planeta, se inscribe en la tendencia ya consolidada en los medios audiovisuales españoles rendidos al infoentretenimiento: solo sobreviven los programas más vistos tanto en la televisión pública como en la privada, aunque su calidad sea ínfima. Si el criterio para mantener los formatos televisivos es su rentabilidad económica –con el silogismo simplista y funesto de que a más audiencia más publicidad— sin tener en cuenta la calidad ni la reputación de la cadena, ¿por qué no aplicarlo a las audiencias de los diarios ahora que, gracias a internet, pueden saber por fin qué noticias atraen y consumen los usuarios?, se preguntan algunos propietarios de diarios digitales y/o impresos. Obsérvese que hablan de “atracción”, “consumo” y “usuarios”; no de “interés”, “importancia”, “lectura” y “lectores”. 

Así, de la misma manera que en algunos canales de TV y emisoras de radio con alta audiencia (el prestigio es otra cosa, porque no les da de comer y aún menos para los contratos millonarios de sus estrellas) abundan los formatos en los que, por ejemplo, se anuncia “dentro de un momento, Fulanito criticará a Menganita por su relación con Zutanito” y este “momento” puede durar más de una hora, con cortes publicitarios interminables incluidos, algunas publicaciones digitales apuestan por los ‘clickbaits’. Usan anzuelos en forma de titulares tramposos como “Esta es la propuesta de la Cambra de Barcelona a bares y restaurantes”, “¿Quién ganará la Vuelta a España?”, “El insólito vídeo de la princesa noruega disfrazada como Letizia” o “Rafa Mora confiesa en ‘Sálvame” cuánto le mide su miembro en centímetros” o “La respuesta de Koeman a la rajada de Quique Setién sobre Messi”. 

Si el criterio de remuneración a los periodistas propuesto supuestamente por los dueño de ‘The Sacramento Bee’ se consolidara y si el estilo de los titulares antes citados –algunos de los encontrados en un simple repaso el 2 de noviembre— se extendiera al resto de las noticias de una web para conseguir que estas informaciones obtuviesen más visitas (clics) y, por tanto, mejor sueldo para los redactores más leídos, dentro de un tiempo podremos leer en los portales encabezamientos como: “¿Qué le ha dicho Sánchez a Casado?”, “¿A quién llamará Trump si gana Biden?”, “¿Dónde están los 10.000 soldados de Putin?”, “¿Cuánto cobrará usted de pensión el próximo año?”, etc. Fáciles, atractivos, pero absolutamente contrarios al tipo de periodismo que ha sido considerado riguroso y serio en los últimos dos siglos y que se sigue enseñando en las facultades de ciencias de la comunicación mejor cualificadas. 

El libro de estilo de ‘El País’, el diario más leído en España, prescribe: “Los titulares han de ser inequívocos, concretos, asequibles para todo tipo de lectores y ajenos a cualquier clase de sensacionalismo. (…) Responden fielmente a la información. En los casos de noticias, se desprenden normalmente de la entrada y jamás establecen conclusiones que no figuen en el texto. Deben satisfacer la curiosidad primera del lector, que ha de quedar enterado de lo que ocurre sin necesidad de acudir al resto de la información”. 

El libro de estilo de ‘El Periódico de Catalunya’, otra de las cabeceras más leídas en España, también dispone: “Los titulares han de ser informativos, imaginativos, creíbles y atractivos” y “deben contar la noticia”. En consecuencia lógica, no debe esconder el contenido informativo a propósito a fin de obligar al lector a pulsar el ratón para conocer los datos más relevantes, como ocurriría si lo que se buscase es que los "usuarios" entrasen para dar más audiencia a la publicación, aunque luego el contenido les defraudase. Los contadores calculan las visitas, no la satisfacción del lector con lo que ha leído. Aportan cantidad, no calidad.  

En su comunicado, los representantes de los periodistas de 'The Bee' (la abeja) recuerdan a los propietarios de la empresa (dueña también de 'The Miami Herald' y 'The Kansas City Star') que están "preocupados por su comunidad. La razón por la que hacemos esto --añaden los trabajadores-- es para servir al público y hacer que los funcionarios públicos rindan cuentas". Porque son conscientes de que la credibilidad que les otorgue esta comunidad de lectores es, a la larga, su única garantía de supervivencia. La reputación fundamentada en informaciones propias, contrastadas, cocidas a fuego lento, bien relatadas y editadas, con valor añadido, mostradas con un diseño trabajado y acompañadas por gráficos, fotografías e ilustraciones cuidadas asegura el futuro. Apostar por los clics fáciles, por las noticias basadas en tuits escandalosos y videos virales y por los titulares tramposos solo son pan (o miel) para hoy, pero hambre para mañana.