24 dic 2012

Cuento de Navidad de 2017

José Sanclemente
La Navidad de 2017 resultó especial:
Fue la primera Navidad en la que el 'gordo' de la lotería tocó integramente en Catalunya. Claro que fue fácil que eso sucediera: era la primera vez que la Generalitat organizaba el sorteo para el Estado catalán. Los premios eran sensiblemente inferiores a los del Estado español, pues solo jugábamos los catalanes y éramos escasamente el 15% de los españoles, con lo que la recaudación era mucho más floja. Las televisiones y diarios españoles, que aún subsistían, lo resaltaban en sus reportajes con cierta sorna: "Los empleados del hospital madrileño, privatizado, del Gregorio Marañón han obtenido 600.000 euros por décimo, mientras que los del Hospital Clínico catalán , también privatizado, solo han ganado 100.000 euros. "Parecía que la suerte estaba más dotada en el Estado español y mejor repartida en el catalán, porque, eso sí, la recaudación de las Loterías de la Generalitat se quedaba integramente en las arcas catalanas.

El tránsito hacia la independencia, desde el referendo del 14 de setiembre de 2014, había resultado harto difícil. Las sucesivas impugnaciones de la consulta por parte de los órganos estatales españoles, las presiones del gobierno de Rajoy, primero, y de Aznar después, ante la Comunidad Europea, habían hecho mella en españoles y catalanes que finalmente habían pactado un divorcio de conveniencia más o menos amistoso. Un resultado, en la consulta, del 58% a favor de la independencia tampoco daba para muchas alharacas. Eso, unido a que el gobierno de España había aprobado una ley fiscal por la que un catalán podía empadronarse en cualquier lugar de España si residía en periodos discontinuos por más de 30 días fuera de Catalunya, había generado que muchos catalanes, usuarios del AVE español, acabaran pagando sus impuestos en España, ahorrándose hasta un 7% sobre las tasas catalanas.

Las guerras internas en el partido de Convergència i Unió, que había sucumbido a las pretensiones independentistas de Esquerra Republicana, habían forzado en España al Partido Popular a presentar en las elecciones de 2015 a José María Aznar, un candidato que, tras la mejora de la economía española, sería mucho más pragmático, duro y españolista que un Mariano Rajoy que llegaba al final de la legislatura "con los deberes hechos", como solía repetir, pero muy desgastado por sus sucesivos incumplimientos y bandazos.

Era una Navidad especial, también, porque los dos diarios que quedaban en Catalunya, el centenario y de siempre, y el independentista, que apenas llevaba siete años en los kioscos, estaban de acuerdo en la defensa a ultranza del Estado catalán y su integración de pleno derecho en la Unión Europea. No había contestación ni oposición mediática, solo matices y gradación de los tiempos y las formas. La pluralidad informativa había desaparecido en buena parte en Catalunya, pero también en España.

El cierre de una cincuentena de diarios, la desaparición de las televisiones autonómicas españolas, la entrada de los bancos y de la Iglesia en muchos de los medios de comunicación españoles habían consolidado un panorama de dos bandos: los que estaban alineados con las tesis gubernamentales y las defendían a ultranza y con recursos económicos suficientes, y los francotiradores que luchaban con medios escasos y creativos, pero divididos.

El paro descendía proporcionalemente más en España que en Catalunya. El gobierno de la República de Catalunya explicaba que había que seguir haciendo recortes en un momento crítico en que la independencia requería sobreesfuerzos a cambio de un futuro en libertad y sin intervencionismos externos. Algunos catalanes no querían esperar y se apuntaban al carro de España. Trabajaban y vivían aquí, pero pagaban allí.

Aquella Navidad de 2017 me descargué varios libros de Amazon.es, entré en la web de Iberia SA, "líneas aéreas de España", y busqué alguna oferta para descansar unos días fuera de Catalunya. Resultaba algo más barato volar desde Barcelona a alguna ciudad europea que no fuera española, pero tuve la duda, necesitaba cuatro días más de estancia en España para poder pagar mis impuestos allí, fuera de Catalunya.
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21 dic 2012

La Marató de TV-3

Joan Brunet i Mauri
La Marató de TV-3 de diumenge passat va ser un gran èxit. Novament, la ciutadania va respondre a la crida i es va bolcar a favor d’una bona causa com ho és el combat de la ciència contra una de les malalties que ha d’afectar o que afecta un alt nombre de persones. Fins aquí la rellevància i la transcendència d’una iniciativa que persegueix no només captar recursos per ser destinats a la recerca, sinó també sensibilitzar a la ciutadania davant una malaltia, en aquest cas el càncer. A destacar, d’altra banda, l’excel·lent posada en escena de la Marató de TV-3 i el bon paper dels professionals que hi van intervenir.

A partir d’aquí, però, s’imposen algunes reflexions a l’entorn d’aquesta tradició de la televisió pública catalana que compta ja amb una trajectòria de 20 anys, i a través de la que es convida a la ciutadania a aportar el seu gra d’arena en favor d’una causa justa. De fet, enguany, s’hauran fet dues maratons: la primera, només fa uns mesos per combatre la pobresa; la segona diumenge passat.

No cal dir que sempre, i molt especialment en els temps que corren, ha de ser molt benvinguda qualsevol iniciativa destinada a fomentar la solidaritat ciutadana per a fer front a una situació o circumstància excepcional que afecti o que pugui afectar al conjunt, o a una part destacada de la societat. Però que això sigui així no ha de privar de situar les coses en el seu just punt. Som en temps de retallades que afecten de ple als pilars bàsics sobre els quals hem bastit l’estat del benestar: l’educació, la sanitat, i com ens recordava Carme Trillas en una excel·lent intervenció ara fa una setmana al Casal Pere Quart en un acte organitzat pel Síndic Municipal de Greuges de Sabadell, l’habitatge. Unes retallades que han estat decidides des del govern en aplicació d’unes determinades polítiques i/o prioritats adoptades per a fer front al dèficit sense que aquesta actuació comporti complementàriament l’obtenció de nous recursos, bàsicament per la via de la imposició fiscal. Polítiques i prioritats que en la pràctica fan que siguin precisament les classes socials més desvalgudes les que es veuen sotmeses a una pitjor situació i condicions per a fer front a les conseqüències de la crisi en forma, d’entre d’altres, d’atur, de disposició de menys recursos, de regressió en quant a polítiques socials… És una més de la no voluntat del govern –dels governs— d’apostar per a la instauració d’una fiscalitat equitativa, justa i solidària a partir del principi elemental de que qui més té més ha de pagar, o el què és el mateix, d’una fiscalitat que gravi a cadascú en funció de la seva riquesa com a base per al sosteniment dels serveis públics i de la seva qualitat.

Des d’aquest punt de vista hauria de ser com a mínim discutible que allà on per una decisió política no arriba l’administració, ho hagi de fer la ciutadania a través d’iniciatives de gran format com ho és la Marató de TV-3. Unes iniciatives que si bé són plausibles també haurien de ser excepcionals. Només caldria que els recursos dels quals disposem es distribuïssin d’una manera justa, d’acord amb les necessitats de la majoria i que paral·lelament es desenvolupessin altres vies a través de les quals la ciutadania pogués exercir la seva solidaritat cap a projectes d’interès social. Com, per exemple a través del mecenatge i del patrocini. Unes vies certament poc explorades a casa nostra i que a canvi de bonificacions fiscals estimularien el suport a projectes científics, o a d’altres causes. Passa, però, que tampoc en aquest cas l’Estat, els seus governs, no estan per la feina d’animar una llei del mecenatge i del patrocini que li comportaria renunciar a uns ingressos
a canvi d’afavorir causes socials...
http://blogs.cperc.net

18 dic 2012

Keita vuelve al Barça

Silvia González
La marcha de Pep Guardiola conllevó diversos cambios en el seno del FC Barcelona. A nivel de jugadores, el más importante fue la marcha de Seydou Keita al Dalian Aerbin chino, principalmente por dinero. La ‘niña de los ojos’ del de Santpedor, el primer fichaje desde su ascenso al banquillo barcelonista puso punto y final a su andadura en el mejor equipo del mundo; un camino que inició en el 2008 y le llevó a conseguir todos los títulos habidos y por haber.

Sin embargo, en diferentes telediarios del 13 de diciembre escuché una información que me dejó perpleja: "los jugadores del Barça entrenaron con normalidad junto a Keita". "¿Perdón? ¿Keita? Se han equivocado", pensé. Al parecer habían visto la fotografía colgada en el Twitter de Cesc Fàbregas en la que aparecía acompañado por el maliense y decidieron soltarlo sin más, a bote pronto, aportando el mismo grado de interés e información que cualquiera podía haber dado en ese momento: cero.

Pero nada es tan rocambolesco como parece. Keita simplemente ha recibido el permiso de su actual club y de su exequipo para utilizar las instalaciones del FC Barcelona y entrenarse con sus antiguos compañeros, que lo recibieron entre aplausos, con la intención de preparar su participación en la Copa África que tendrá lugar a partir del 15 de enero. Y es que los chinos no volverán a competir hasta el próximo marzo.

Misterio resuelto. Señores y señoras periodistas con trabajo, tengan la decencia de informarnos correctamente por favor, ustedes cobran por ello, yo no.

Ahí lo dejo.

15 dic 2012

La industria de los medios ha desaparecido

Jordi Pérez Colomé
Hace unas semanas se confirmaron los nombres de los periodistas que estaban afectados por el ERE de 'El País'. Hace un par de días cerró 'The Daily', el periódico para iPad de News Corporation, la empresa de Rupert Murdoch. El 'Cleveland Plain Dealer', uno de los principales periódicos de Ohio, anunció hace unos días el despido de un tercio de su plantilla de 168 personas.

Son tres medios de épocas, países y tamaños distintos. Pero tienen en común que su industria desaparece. Podría hacer listas así cada día. En este imprescindible
ensayo de 100 páginas, los profesores Clay Shirky, Emily Bell y C. W. Anderson escriben: “Ya no hay nada que pueda ser descrito como ‘una industria’ para que entren los periodistas individuales”.

Hace unos días me entrevistaron sobre Obama unos estudiantes de la Universidad Autónoma de Barcelona. Al acabar, me hicieron la pregunta más temida: “¿Qué nos aconsejas para empezar?” Mi consejo tradicional era: “Tomad experiencia por ahí, ved qué se hace mal y hacedlo mejor por vuestra cuenta”. Pero ya no puedo decir eso: ¿qué medio contrata a jóvenes para que cojan experiencia? Así que dije: “Montad algo que os guste”.

Quizá el mejor camino es una combinación de los dos: quien encuentre algo que lo aproveche; quien no, que haga algo por su cuenta. El detalle más importante es que esos jóvenes ya no serán nunca periodistas de un buque inexpugnable como 'El País', aunque trabajen en 'El País'. La tele y la radio durarán más, pero no para siempre.

Las instituciones periodísticas seguirán ahí, pero serán más pequeñas y menos cómodas. Ahora hay que hacer más con menos y, sobre todo, distinto. Dudo que las grandes redacciones sepan dirigir y adaptarse a un cambio así. Cada vez que hablo sobre esto con un amigo que está en una gran redacción me hace una mueca de “lo veo crudo”.

De momento, en España, no he visto ninguna novedad espectacular. Sí que he visto mucho prometedor en el bando de nuevas pequeñas instituciones que surgen haciendo desde el principio más con menos.

'The Daily' era un periódico encerrado en un iPad. En Twitter nunca vi enlazado una noticia al 'Daily'. Es un aviso para los medios que piensan en muros de pago. Pero el problema del 'Daily' es otro: hay que pagar para financiar algo entero de lo que solo me interesa con suerte un 20%, y que ya encuentro por ahí.

Yo era lector de revistas. Ahora soy lector de artículos de revistas y periódicos. La diferencia es que no leo todo un medio entero para encontrar lo que me interesa. ¿Me pierdo algo? Seguro. Pero encuentro otras cosas más interesantes. Leo mucho 'New York Times', Reuters o 'Wall Street Journal', pero también mucho de 'TPM', 'BuzzFedd' o 'Daily Caller'. También suelo leer de 'Haaretz', 'Egypt Independent', 'Now Lebanon' o 'Today’s Zaman'.

¿Cómo llego a esos medios y otros? Por email y por twitter. Cada día recibo newsletters del 'New York Times', 'TPM', 'Foreign Policy', 'Washington Post', 'Politico' y 'The Hill' y ojeo twitter sin parar (“Twitter es la herramienta más útil para periodistas desde la invención del teléfono”, dicen con razón Shirky, Bell y Anderson). Allí veo los titulares y leo y guardo lo que me interesa.

Como todo el mundo, pago menos por mi información en 2012 que en 2005. Es un problema grave para los periodistas. El periodismo ha vivido siempre de la publicidad, no de sus lectores. Ahora los anunciantes se han ido a buscarse la vida con otras estrategias más eficaces y más baratas.

¿Cómo harán todos estos medios para sobrevivir con lectores que picotean? Cada cual tendrá su opción y no habrá ninguna varita mágica. Eso quiere decir que las empresas con cientos de redactores son hoy inviables. Habrá más medios de menos periodistas, donde cada periodista aporte algo y el tema se acote (ya se crean
medios de un solo tema de actualidad).

La protección del gran medio ya no será suficiente. Un artículo en el 'ABC' puede presumir de estar en el 'ABC', pero no se podía saber cuánta gente lo había leído entero. Por suerte. Pero ahora sí. Eso no quiere decir que se valoren solo los clics. Este blog tiene menos clics que muchos y no siento que no se valore. Los objetivos son distintos y hay espacio para todos.

No entiendo los
lloros por el periodismo de antes. Era una época dorada porque los periodistas vivían mejor, no porque se hiciera mejor periodismo. Quizá hoy es menos variado, pero las bases para leer piezas mejores están ya puestas.

Los lectores tampoco son solo lectores. Me tomo con cuidado cada post de este blog porque sé que el primer comentario puede dejar todo el trabajo en nada. Mi ventaja como periodista no es que sepa más, sino saber buscar la información -saber dónde o quién es interesante y cómo puedo llegar a él- y saber contarla.

(La
estrella del periodismo de 2012, Nate Silver, que con métodos estadísticos acertó el resultado de las elecciones norteamericanas, no se hizo famoso solo por ser el único en haber logrado esa proeza --hay más--, sino por saber explicarlo, intuir la noticia y fijarse en los detalles, como un buen periodista.)

Los periodistas estamos más expuestos. Internet nos ha puesto al nivel de otros que saben más. Las grandes instituciones no nos protegen. Pero están todas las pequeñas instituciones por hacer. No serán una industria, pero serán un negocio.



1 dic 2012

El fiasco de la Asociación de Editores

José Sanclemente
El nuevo fracaso de la AEDE (Asociación de Editores de Diarios Españoles) al renunciar su nuevo presidente ejecutivo, José María Bergareche, tan solo tres días después de su nombramiento, demuestra lo tocado que está el sector de los diarios españoles.

Desde hace años, la AEDE ha sido incapaz de resolver en el seno de su organización los graves problemas e incertidumbres a los que está sometida la prensa. La poca solidaridad de las empresas editoras, empeñadas más en criticarse y enfrentarse entre ellas por temas ideológico-políticos, ha conseguido que los editores hayan sido incapaces no solo de dar respuesta global a la grave crisis publicitaria y de difusión que sufren, sino a temas elementales como la canibalización de sus contenidos en provecho de Google, o la ignorancia y desidia manifestada por los diferentes gobiernos con la prensa escrita a la que han dejado languidecer.

La AEDE jamás ha sido un grupo de presión o un lobby. Los editores han toreado individualmente sus influencias hasta que éstas han sido mínimas o inexistentes, fruto de la división entre ellos.
En estos momentos, con sus arcas vacías, producto de una gestión ineficaz de una de las pocas subvenciones que recibió del Ministerio de Industria, que ha acabado con el embargo de sus cuentas, y con una multa del Tribunal de la Competencia por prácticas colusorias denunciadas por las empresas de clipping, dividida, sin presidencia, y con su ex director general con una demanda de varios cientos de miles en los tribunales, la AEDE se enfrenta a su peor momento de la historia.

Los periódicos siguen mirando a su individualidad, a sus problemas cotidianos, al día a día que les enfrenta a medidas de regulación de empleo, a la necesidad de reducir costes para achicar pérdidas por la caída de cerca del 60% de sus ingresos publicitarios desde hace cinco años y a la inexorable deserción de compradores.

Y, sin embargo, más que nunca es necesaria una asociación entre los editores. En otros países europeos éstas han sido capaces de acordar con los gobiernos ayudas de diferentes tipos: desde subvenciones a los costes de distribución de las suscripciones, a los planes de formación para los periodistas, ayudas al establecimiento/mantenimiento de corresponsalías en el extranjero, a la distribución, a la difusión a través de colectivos como los jóvenes y otros, ayudas para recursos en investigación y marketing editorial, etcétera.

No soy partidario de las ayudas indiscriminadas y exentas de rigor, pero en países como Austria o muchos de los nórdicos, este tipo de subvenciones gozan de transparencia al ser controladas por los diferentes parlamentos y se conciben como necesarias para mantener y fortalecer la pluralidad informativa tan necesaria en la democracia.

Si nos fijamos en otras patronales (la AEDE nunca ha funcionado como patronal) de la comunicación, como UTECA (la asociación de televisiones privadas), ha conseguido en nuestro país que se reglamentara una ley audiovisual que permitiera la concentración y fusión de los canales o que desapareciera la doble financiación de la televisión pública, eliminando la publicidad de ella.

En estos momentos el peso de los editores es tan ligero como lo es su fragilidad individual. No debería costar tanto ponerse de acuerdo en tres o cuatro grandes temas para defenderlos colectivamente antes de que se siga produciendo el deterioro del sector. Es cierto, también, que durante mucho tiempo la AEDE tuvo una doble velocidad: la de los diarios grandes frente a la de la diáspora de multitud de diarios regionales con tiradas más reducidas. Eso también ha cambiado. Hoy en día los diarios llamados nacionales están sufriendo peor las consecuencias de la crisis que los diarios regionales. Más de 170 diarios en nuestro país se juegan una parte de su ser si la AEDE no resurge con fuerza y convicción.

Quizá por ello el nuevo presidente, que lo fue por tres días, cuando vio que en la Asamblea General que lo nombró no había ningún representante de altura de los llamados diarios nacionales, empezó a pensar dónde se había metido. Solo le faltó mirar en las arcas vacías de la asociación y tomar la decisión de dimitir por "razones personales". Alguien debería de tomar el relevo antes de que se pierda la carrera. Pero no queda claro que los diarios españoles quieran competir conjuntamente por ganarla.