4 sept 2024

No se equivoque ni se deje engañar, señor presidente

Dardo Gómez
El partido en el Gobierno anunció este 17 de julio, en el pleno del Congreso de los Diputados, por boca de Pedro Sánchez, su plan de regeneración democrática donde ocupará un espacio especial lo que yo llamaría “regeneración de los medios”, si tenemos en cuenta que una de las anunciadas novedades será la reforma del reparto de publicidad institucional a los medios. Es decir, ese dinero público que todas las administraciones --desde los ministerios hasta las consejerías autonómicas y consistorios locales-- disponen para informar a la ciudadanía de sus actuaciones ciudadanas.

Esto último es sólo en los papeles, porque es un secreto a voces que
Pedro Sánchez, en una imagen de archivo.
esos dineros se reparten con probada indecencia para sobornar o extorsionar a los medios. A quien obedece se le da de comer, y los que no, a la indigencia. Aunque es cierto que unos pocos se mantienen en una famélica dignidad, la mayoría de ellos babean por esa publicidad institucional que en algunas autonomías se engrosa con subvenciones antojadizas o contratos tramposos por tareas innecesarias para la comunidad. La revista 'El Observador', en la que colaboro, ha sufrido durante largos años el acoso publicitario de las administraciones y tuvo el coraje de alzarse con la razón en los tribunales.

Esto que parece que pretende la Administración socialista inquieta ya a gran parte de los profesionales de la comunicación y, de hecho, la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) se ha dirigido al ministro Bolaños para señalarle que los anuncios del presidente han abierto muchas “expectativas” en las empresas, y “preocupación” en los periodistas por las características que pudieran tener las medidas que se deriven.

Es cierto que esta federación siempre confunde a los empresarios con sus trabajadores en un ejercicio para convencer de que ambos colectivos tienen idénticos intereses; pero creo que, esta vez, lleve alguna razón. Lo digo porque, por ejemplo, ¿qué dispondrá la norma anunciada para medios como 'El Debate', 'The Objective', EsRadio, 'Libertad Digital' u 'OKDiario', que no tienen más sustento que la sopa boba administrativa ni más objetivo que ser los voceros de quienes se la dan?

Aquí se podrían incluir una porrada de escuálidos medios locales, que hace rato renunciaron a hacer información, pero que no sobrevivirían sin ese caldo. Entiendo que sus trabajadores estén preocupados, porque la mayoría de ellos sólo se ganan la vida como pueden y no participan de las miserias morales de sus patrones. Es cierto que también hay algunos cretinos sueltos, pero de esos no me ocupo.

Pretender ser justo es un hueso duro; aunque esta vez el presidente tiene una percha de la cual columpiarse. Dignificar y dar transparencia a la publicidad institucional no es una ocurrencia de Pedro Sánchez sino una obligación de Estado que viene impuesta por el nuevo Reglamento Europeo de Libertad de Medios, ya sancionado y que debe estar en plena vigencia en agosto de 2025. Estas cosas de enjundia no suelen prosperar en los partidos históricos de nuestro parlamento y menos si pueden pisar los callos de las grandes empresas de medios, pero, por suerte, está Europa.

No es sólo la mordida institucional


Aunque algunos de los políticos y algunas asociaciones profesionales hagan ver que esto nos ha caído como una inesperada tormenta de verano, no les crean: todos los partidos que tienen presencia en el Parlamento Europeo saben desde hace años cómo ha sido la elaboración del reglamento y todos los partidos europeos, menos la ultraderecha, votaron en favor del texto que nos ha llegado.

Detrás de esta inmensa mentira de atribuirlo a una intención de Pedro Sánchez (¡qué más querría su partido!) se oculta el intento de vulgarizar su contenido y --más grave aún-- que se haga de él una aplicación laxa para que no se convierta en el necesario revulsivo que dignifique un sistema comunicacional con escaso ejercicio de la dignidad.

A estos falsarios les espanta que, por fin, haya alguna regulación de los medios en España donde siempre se les ha bailado el agua a las empresas de medios y se han tejido las más abyectas componendas para salvar sus intereses y para no cumplir con su función de servicio a la ciudadanía.

Es que el reglamento de marras tiene un articulado que puede descabezar desde los tobillos al sistema comunicacional español y si no genera los mismos temores en el resto de medios europeos es porque allí ya conocen formas de regulación que se vienen aplicando desde hace años.

Lo fundamental es que para la aplicación y seguimiento de todas esas reformas en el conjunto europeo el Reglamento ha creado el Comité Europeo de Servicios de Medios de Comunicación, y para mayor horror del régimen comunicacional español pretende que cada país genere un organismo similar. En fin... que habrá que regular sí o sí la comunicación.

Ese comité se ocuparía de la totalidad del conjunto informativo-comunicacional, incluyendo, por supuesto, prensa escrita en cualquiera de los soportes de difusión existentes. “La definición de un servicio de medios de comunicación debe incluir, en particular, las emisiones de televisión o de radio, los servicios de medios de comunicación audiovisuales a petición, los pódcast de audio o las publicaciones de prensa”, señala el reglamento.

La nueva norma aconseja a los países aprovechar las entidades reguladoras disponibles y les señala la necesidad de contar con una autoridad que supervise a todos los actores y actividades de la comunicación. La estructura del Comité Europeo de Servicios de Medios de Comunicación marca lo que se espera de sus homólogos nacionales.

Entre otras cosas, señala que este organismo debe ser el garante de “la pluralidad, la independencia y el buen funcionamiento de los proveedores de medios de comunicación públicos que operan” en su país; debe dictar disposiciones que refuercen “la protección de los periodistas y de las fuentes periodísticas y limitar el uso de medidas coercitivas con el fin de obtener dicha información”; debe ampliar las garantías de transparencia “tanto en lo referente a la propiedad como a la publicidad estatal”, debe establecer las normas de “la relación entre los proveedores de plataformas en línea de muy gran tamaño y los prestadores de servicios de comunicación que se adhieren a regímenes de regulación o autorregulación de control editorial y normas periodísticas”.

Además, señala que su nuevo organismo europeo debe servir de espejo a los comités nacionales; señala que debe ser “jurídica y funcionalmente independiente de la Comisión --en nuestro caso del Gobierno-- y añade que los eurodiputados abogan para cumplir con esas funciones por un "grupo de expertos independiente que represente al sector de los medios de comunicación y a la sociedad civil” para que lo asesore en su cometido.

La elección de los tales expertos independientes puede ser un odisea en un país como el nuestro donde nadie quiere dejar el mango de la sartén de la corrupción en el que se ha cocido nuestro corrupto sistema comunicacional.

Y empezamos con las chapuzas


Esta imprescindible autoridad de la información o como llegue a llamarse en su momento es necesaria para que las normativas del nuevo reglamento europeo se apliquen con rigor y eficacia; pero las condiciones que exige Europa no son de uso en un parlamento de panderetas y muy chirle vocación cívica.

No estoy dentro de la mente del señor Pedro Sánchez y por lo mismo no sé por qué en su presentación en el pleno mencionado al principio se le ha ocurrido que esas funciones podría cumplirlas la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC). Quiero suponer que tiró de improvisación ante el pánico de que las hienas de la comunicación fueran a por su sangre y que no ha sido por mera ignorancia sino que ha tirado la pelota fuera esperando que corra el tiempo y ver cómo sale del entuerto.

Si alguno de vosotros no sabe de dónde salen estas supuestas capacidades del CNMC, os lo explico en cuatro líneas o alguna más... Cuando en 2010 la Administración de Rodríguez Zapatero aprobó la Ley General de Comunicación Audiovisual (LGCA), lo hizo al dictado de la patronal y a ésta le desagradaba que esa ley obligara a la existencia de un Consejo Estatal de Medios Audiovisuales (CEMA) que debería haber sido el corazón de la ley y que era una autoridad que como muchas similares en Europa regula a las empresas del audiovisual. Zapatero, mal pagador, incumplió sus promesas al respecto y dejó la pelota picando para que la Administración de Rajoy nos colara otro gol por la escuadra, diluir el CEMA y confundirlo en el CNMC, que es un regulador híbrido multisectorial donde las competencias son, finalmente, del Gobierno. Mientras que en el resto de Europa las autoridades del audiovisual son realmente independientes y reguladoras del servicio de ese servicio de comunicación. Todo para gozo de los que ya tramaban el duopolio audiovisual que maneja nuestra televisión y que un consejo de ministros pepero autorizó desoyendo las recomendaciones de las leyes de la competencia.

Que no, señor Sánchez


Si el actual presidente del Gobierno piensa en usar este engendro como autoridad de la información tendría que hacérselo mirar o cambiar de asesores por personas más solventes para esa función. Señor Sánchez, sepa usted que el CNMC no reúne ni una sola de las exigencias que para ese organismo exige el Parlamento Europeo, comenzando --y no es cosa menor-- por la elección a dedo de sus miembros. El Consejo que dirige el CNMC “está integrado por diez miembros nombrados por el Gobierno, a propuesta del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, entre personas de reconocido prestigio y competencia profesional en el ámbito de actuación de la Comisión”. Creo que queda clara su incompetencia como autoridad independiente de la información.

Señor Sánchez, no ceda a las presiones de los delincuentes de siempre y siga lo que le marca el Parlamento Europeo. 'Il Gattopardo' es una excelente novela, pero Giuseppe di Lampedusa la escribió para denunciar a los tartufos de la política que aseguran que “si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie”, de apariencia pero no de esencia. Algunos de estos indeseables pululan en su partido.

Zapatero ya nos traicionó una vez, tras declamar que defendería el derecho a la información de la ciudadanía; Rajoy cumplió con su tancredismo habitual haciendo el mal como si no fuera con él. Y, usted, señor Sánchez... ¿qué personaje aspira a ser en este escenario?

Artículo publicado originalmente en la revista 'El Observador'.

22 ago 2024

'Antichgate' al Parlament


Siscu Baiges
8 d’agost. 9 hores i 10 minuts. Carles Puigdemont que s’ha desplaçat a Barcelona, segons ha dit, per participar en la sessió d’investidura del nou president de la Generalitat. Fa un breu míting a l’Arc del Triomf.

8 d’agost. 9 hores i 20 minuts. Puigdemont desapareix. Junts ha anunciat que si és detingut demanarà la suspensió de la sessió d’investidura. ERC hi està d’acord.

8 d’agost. 10 hores. Comença la sessió d’investidura al Parlament de Catalunya. El socialista Salvador Illa fa un discurs demanant el suport de la Cambra. Se succeeixen diverses intervencions, entre elles la del president del grup de Junts, Albert Batet. El president del Parlament, Josep Rull, de Junts, suspèn la sessió a les 14:15 hores i convoca els diputats per continuar-la a les 15:15 hores. Puigdemont no ha estat detingut.

8 d’agost. 15:15 hores. Els diputats tornen a la sala de Plens menys els de Junts. Ningú no sap què passa.

8 d’agost. 15:25 hores. El digital El Nacional publica una notícia amb aquest títol i subtítol: “Ordenen la detenció de Jordi Turull per col·laboració amb la marxa de Puigdemont. La policia catalana ha rebut la petició d’un jutge per detenir altres agents dels Mossos i un bomber pel pla de fugida”.
José Antich, al Parlament,
el dia de la investidura d'Illa.


8 d’agost. 15:27 minuts. El director d’El Nacional, Pepe Antich, que ha estat tot el matí enganxat al seu telèfon mòbil, envia des d’aquest dispositiu un post a la xarxa X: “Els Mossos ordenen la detenció de Jordi Turull per col·laboració amb la marxa del president Carles Puigdemont”. I l’enllaça amb la notícia que acaba de publicar el seu mitjà.

8 d’agost. 15:50 hores. El Tribunal Superior de Justícia de Catalunya nega que hi hagi una ordre de detenció de Jordi Turull.

8 d’agost. 15:50 hores. Els Mossos neguen que hi hagi cap ordre de
detenció de Turull. A les 16:14 hores ho comunicaran en un post a la xarxa X.

8 d’agost. 15:51 hores. Es reprèn la sessió d’investidura. Batet demana la paraula i Rull li concedeix. Batet diu: “El grup de Junts davant la informació que hem tingut accés per la qual hi ha una ordre detenció del nostre secretari general del nostre partit polític, un fet sense precedents i que, sens dubte, no és de normalitat democràtica i, per tant, demanem que reconsideri per part de la Mesa i si convé per part de la Junta de Portaveus la decisió que hi hagi normalitat democràtica perquè es pugui desenvolupar aquest Ple”. Rull suspèn la sessió.

8 d’agost. 15:57 hores. RAC1 dona per bona la informació d’El Nacional i penja un post: “Un jutge ordena detenir Jordi Turull”.

8 d’agost. 16:45 hores. Es reprèn la sessió d’investidura. Rull anuncia que la Mesa i la Junta de Portaveus han rebutjat la petició de Junts de suspendre-la. Batet diu que accepta la decisió perquè diu que el seu grup té un alt sentit institucional.

8 d’agost. 19:33 hores. Salvador Illa és investit president de la Generalitat.

Al llarg del matí alguns mitjans es van fer ressò de la notícia falsa publicada per El Nacional. Entre ells, Catalunya Ràdio, que va esborrar el seu post en veure que el TSJC i els Mossos confirmaven que es tractava d’una mentida. Aquesta fake encara es pot veure en aquest enllaç. La notícia va ser actualitzada a les 8:53 de l’endemà mantenint el títol i el subtítol.

Una mentida va desestabilitzar la cambra que representa la voluntat dels catalans i catalanes. Només la rapidesa de la reacció del TSJC i els Mossos va impedir que Pepe Antich i Junts se sortissin amb la seva.

Llàstima. Potser a la propera!

19 ago 2024

Dèficit democràtic a la informació

Carles Blanco
El passat mes de juliol, al canal de televisió francès Canal 8 se li va retirar la llicència d'emissió de la que disposava. C8 pertany a Canal + que alhora està integrat al grup Vivendi, propietat del multimilionari Vincent Bolloré. L'emissora, a través del seu programa estrella 'Touche pas à mon poste', d'emissió diària en horari de màxima audiència, amb una mitjana de 1,7 milions d'espectadors, promovia obertament el populisme més reaccionari, el menyspreu envers les dones, la vexació dels homosexuals i el suport sense embuts dels polítics més propers a l'extrema dreta.

És conegut que Bolloré intervé directament en la direcció editorial de
Jiménez Losantos entrevista Isabel Díaz Ayuso. 
 les seves empreses, des de les quals va recolzar l'ascensió del polític d'extrema dreta Éric Zemmour i, atès el seu fracàs a les urnes, l'aliança dels Republicans i l'Agrupació Nacional de Le Pen, després de les eleccions legislatives franceses d'aquest any, per intentar frenar el victoriós Front Popular. L'empresari estén els seus tentacles a la indústria dels videojocs, a la ràdio i a la premsa gratuïta i té participacions accionarials en empreses de telecomunicacions i grups de comunicació, com ara Mediaset. També és l'actual propietari del grup espanyol Endemol, que ha produït programes d'èxit com 'Gran Hermano', així com d'altres canals de televisió a França, entre els quals el canal de notícies més vist del país: Cnews.

No ha estat el Govern francès qui ha decidit retirar-li la llicència d'emissió a C8. Molt al contrari, Emmanuel Macron, debilitant els mitjans públics i dificultant el seu finançament, ha afavorit la concentració dels mitjans privats i la forta penetració de l'extrema dreta en l'ecosistema mediàtic del país veí. Bolloré té a les seves mans la tercera part de l'oferta informativa a França. No és el Govern francès qui té les competències per atorgar o retirar les llicències d'emissió sinó un organisme independent del qual es dota l'estat francès per a la regulació de la comunicació al camp audiovisual: ARCOM, els membres del qual són, majoritàriament, elegits per les cambres legislatives de la República, a través de procediments que requereixen majories polítiques reforçades.

“Spain is different”


Aquesta autoritat reguladora de la comunicació audiovisual separada dels governs no és pas una particularitat francesa. Més de dues dotzenes d'estats europeus tenen autoritats reguladores sorgides de processos electius en el marc del poder legislatiu, millor o pitjor formulats però basats en majories parlamentàries qualificades.

Espanya n'és la gran excepció. Tot i que hi ha consells audiovisuals d'àmbit autonòmic a Andalusia, Catalunya i la Comunitat Valenciana, elegits als seus parlaments respectius per majories reforçades, l'autoritat reguladora a l'estat espanyol és el Ministeri d'Economia, a través d'un organisme: la Comissió Nacional del Mercat de la Competència (CNMC), els membres de la qual són designats directament pel ministeri.

La Llei General de la Comunicació Audiovisual (LGCA), aprovada el 2010 pel Govern de Rodríguez Zapatero, contemplava la creació d'un Consell Estatal de Mitjans Audiovisuals similar als existents als països del nostre entorn, però en arribar el PP al Govern, ho va suprimir abans que es posés en marxa. Pedro Sánchez, va promoure, el 2022, des del Govern de coalició, una nova LGCA que deixava les competències en mans del Ministeri d'Economia, dirigit llavors per Nadia Calviño. Podemos es va abstenir en la votació al Congrés.

La actual llei vigent inclou una relació detallada d'infraccions i sancions aplicables que poden arribar, en alguns supòsits, a obligar a la retirada dels continguts en difusió. Considera faltes molt greus, per a les quals contempla multes que poden arribar als 1.500.000 euros en el cas de la televisió i de 750.000 euros al de la ràdio, “l'emissió de continguts audiovisuals que de manera manifesta incitin a la violència, a la comissió d'un delicte de terrorisme o de pornografia infantil o de caràcter racista i xenòfob, a l'odi o a la discriminació contra un grup de persones o un membre d'un grup per raó d'edat, sexe, discapacitat, orientació sexual, identitat de gènere, expressió de gènere, raça, color, origen ètnic o social, característiques sexuals o genètiques, llengua, religió o creences, opinions polítiques o de qualsevol altre tipus, nacionalitat, patrimoni o naixement". També se sancioana `l'emissió de continguts audiovisuals "que de manera manifesta afavoreixin situacions de desigualtat de les dones o que incitin a la violència sexual o de gènere.” Malgrat tan lloables principis, no s'ha sancionat mai ningú per infringir algun d'aquests supòsits. Sense anar més lluny, Federico Jiménez Losantos, el 20 de març passat, va dir en antena, referint-se als periodistes de 'El País' que buscaven informació sobre les irregularitats urbanístiques a la vivenda d'Isabel Díaz Ayuso al veïnat on aquesta s'ubica: “¡Hombre! Alberto [González Amador, parella de la presidenta madrilenya] que es un bigarro bien plantao, además de familia militar, tendrá dos amigos. Y si no, Desokupa. Y al primero que aparezca por ahí metiéndose y tal pues tiene un accidente que se rompe tres huesos”. Rastrejant una mica i sense gaire esforç trobaríem entre els intoxicadors d'opinió habituals de la dreta, i no només en mitjans periodístics marginals sinó també en els de gran difusió, desenes d'exemples de mala praxi informativa (?) com l'esmentat, sense que mai la CNMC hagi pres cap mesura malgrat el que permet la llei.

L'orientació europea

El nou Reglament sobre la Llibertat dels Mitjans de Comunicació, aprovat recentment pel Parlament Europeu, dedica sis articles i una secció sencera a detallar les funcions d'un nou organisme, el Comitè Europeu de Serveis de mitjans de Comunicació, format per representants de les diferents autoritats reguladores independents dels estats membres de la Unió. Tot i això i el fet que Espanya no disposa d'un òrgan d'aquestes característiques, en el debat sobre la regeneració democràtica en el camp de la informació, celebrat el mes de juliol al Congrés dels Diputats, no es va fer cap esment al tema, ni tan sols per part del portaveu de Sumar, que tanmateix ha presentat una proposició no de llei a la mesa del Congrés reclamant la creació d'un Consell Estatal de Mitjans de Comunicació.

Tot i la directriu europea (que aporta una altra transcendent novetat: el seu àmbit d'aplicació inclou, per primera vegada, a la premsa escrita en qualsevol suport) sembla que el PSOE prefereix mantenir a les mans del ministeri les competències reguladores de la comunicació. El PP tampoc no mostra cap interès en modificar la llei actual. Uns i altres deuen pensar que mentre estiguin al Govern tindran la maneta i podran obtenir un millor tracte dels mitjans de comunicació als què afavoreixin.

12 ago 2024

Un libro para entender el periodismo y la democracia en la era de las emociones

Siscu Baiges
Josep Carles Rius le propuso a J. J. Caballero Gil que escribiera el prólogo de su libro ‘Periodismo y democracia en la era de las emociones’ (Edicions de la Universitat de Barcelona). Caballero, compañero de trabajo y de aventuras periodísticas diversas durante cerca de un cuarto de siglo --en 'La Vanguardia', 'Público' y la Fundación Periodisme Plural-- le dijo que en vez de un prólogo prefería redactar el epílogo. Y leer las diez páginas que le dedica facilitan la labor de realizar la reseña de las 450 que componen el inmenso trabajo de Rius. “Es un libro muy necesario, repleto de voces autorizadas y muy oportuno, porque aún están vivas las secuelas de los tres grandes fenómenos comunicativos que aquí se estudian: Trump, Brexit y Procés. Es, también, un libro que molestará a algunos. Bien está si así es”, escribe Caballero.

Quienes se molesten leyendo ‘Periodismo y democracia en la era de
Asalto del Capitolio de EEUU por partidarios de Trump.

las emociones’ es porque no son o no han actuado como buenos periodistas. Rius analiza las historias que desfilan por su libro con el rigor y los criterios que reclama a quienes se dedican a esta profesión. Caballero también resume acertadamente estos criterios: “Voluntad de objetividad (que no hay que confundir con neutralidad, porque, ante determinados hechos, no se puede ser neutral), respecto a la veracidad y vocación de ecuanimidad a la hora de tratar la pluralidad de la sociedad. Sin olvidar que el derecho a la información no sólo es de los periodistas, sino también de los ciudadanos”.

Y acudiendo a otro periodista de aquellos cuya trayectoria autoriza a que se les escuche con atención, Bru Rovira, cuando dice que “el periodismo no puede ser sólo una profesión que se ejerce para ganarse la vida. Era y debe ser un trabajo de compromiso no sólo con el lector sino también con las propias fuentes, con las vidas de los otros, con los testimonios que recogemos, con las vidas que explicamos... Compromiso. Esa es la palabra”. Ana Macpherson, que trabajó con Rius en 'El Periódico' y en 'La Vanguardia', recuerda que “con él había que esforzarse por hacer el mismo trabajo un poco mejor, ir más allá, pensar y explicar un contexto más completo. Puro respeto a lectores diversos”.

Compromiso, objetividad, ecuanimidad, rigor, seriedad, dignidad, respeto a las personas y a la deontología profesional son palabras y conceptos que impregnan el libro de este periodista que hoy preside el Consell de la Informació de Catalunya (CIC) y que, en su día, fue decano del Col·legi de Periodistes de Catalunya. Estos conceptos los opone a los que entiende que han hecho y hacen mucho daño al periodismo y a la sociedad, que son la conversión de los medios de comunicación en correas de transmisión de intereses políticos o económicos, el recurso a las mentiras o las medias verdades, la obsesión enfermiza por la audiencia, la excitación de las emociones y bajas pasiones en perjuicio de la información estricta o la precariedad que se ha impuesto en el sector desde hace ya un buen puñado de años.

Rius no engaña a nadie. Reconoce que la objetividad absoluta no existe. Lo avisa de entrada. “Este no es un libro neutral: toma partido por el periodismo con horizonte ético, independiente, comprometido con los derechos humanos, con vocación de acercarse lo máximo posible a la verdad de los hechos, y con voluntad de ejercer la crítica y el control de los poderes, incluido el mediático. Y tampoco es un libro objetivo porque la objetividad no existe. Este libro es producto de reflexiones profesionales y académicas. Y de la experiencia”, se lee en el primer párrafo.

La experiencia académica de Josep Carles Rius es también notable. Veinticinco años como profesor de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona se notan en este manual que puede servir perfectamente como guía de una asignatura de un curso entero. El prólogo, convertido en preliminar, lleva un título contundente: "Sin democracia, no hay periodismo (sin periodismo, no hay democracia)". Y el conjunto de la obra está repartida en cinco apartados: "El desafío de las democracias", "Bajo el imperio de las plataformas", "El 'procés' en Cataluña, un caso de libro", "Cara y cruz del ecosistema mediático” y “Los grandes retos del periodismo”.

Además del análisis del porqué muchos medios de comunicación y plataformas y redes sociales nacidas gracias a internet contribuyeron a hacer a Donald Trump presidente de Estados Unidos, a que el Brexit ganase el referéndum británico o a potenciar la desinformación que rodeó el 'procés’ catalán, ‘Periodismo y democracia en la era de las emociones’ también recoge algunas de las experiencias que Rius ha vivido en primera persona a lo largo de su carrera profesional. La suma de experiencias y reflexiones viene avalada por un trabajo de documentación espectacular. Es evidente que detrás de este libro hay un trabajo y una búsqueda de las referencias adecuadas que reclaman su divulgación máxima, en las facultades de Periodismo y fuera de ellas.

Rius insiste en recordar que el periodismo constituye un servicio a la sociedad. Por tanto, no se le puede tratar como un producto más que hay que dejar en manos del libre mercado. El buen periodismo no debe dejarse vencer por la tentación de azuzar las emociones en vez de informar de lo que la ciudadanía debe saber ni caer en manos de intereses empresariales que nada tienen que ver con la práctica correcta del “oficio más bonito del mundo”, como tituló uno de sus libros José Martí Gómez. Oficio que han practicado otros profesionales que encontramos en el libro con los que Rius ha trabajado o a los que ha admirado, como el propio Martí Gómez, Josep Maria Huertas o Margarita Rivière. 'Periodismo y democracia en la era de las emociones’ es, también, una forma del autor de rendirles un merecido homenaje.

19 jul 2024

Més precarietat, menys reputació, menys nota de tall

Andreu Farràs
Les qualificacions mínimes que les universitats públiques catalanes exigeixen als alumnes que volen començar a estudiar periodisme i comunicació el curs 2024-25 han baixat de forma espectacular respecte de l’any passat i confirma la tendència descendent de totes les notes de tall que demanen les facultats de Periodisme i Comunicació des de fa uns quants anys.

Lluny, molt lluny queden aquells anys en que el grau (abans,
Font: Col·legi de Periodistes de Catalunya.
 llicenciatura) de periodisme era, junt amb la de Comunicació Audiovisual, una de les carreres més sol·licitades pels estudiants catalans i, per tant, una de les que demanava una nota de tall força alta, en alguns casos fins i tot per damunt d'algunes facultats de Medicina o escoles superiors d'Enginyeria. Per exemple, al curs 2010-11, després de la doble titulació de Física i Matemàtiques de la UAB, Medicina a la UB i Enginyeria en Tecnologies Aerospacials a la UPC, la carrera de Periodisme a la Pompeu Fabra figuraba entre les carreres més sol·licitades en relació amb les places ofertes i, per tant, era una de les que exigia millor currículum acadèmic per cursar-la.

Si aleshores la UPF demanava 11,430 punts per ingressar-hi, per al curs que vé, 14 anys després, requereix 10,866 punts. I és la facultat que en demana més. Per entrar en les altres, com es pot observar als gràfics, no es requereixen més de 9,72 punts. Els estudiants catalans s’interessen menys per aquestes carreres. El nombre de places segueix pràcticament igual. I les facultats abaixen el llistó. La vella llei de l'oferta i la demanda.

Les raons d’aquesta caiguda, no per previsible menys espectacular, i
Font: Col.legi de Periodistes de Catalunya.

d’aquest desinterès o desafecció es poden buscar en diferents indrets.

Apuntem-ne algunes:

1) la decisió des de fa uns quants anys de moltes universitats (més les privades que les públiques) de reventar el mercat oferint un nombre exagerat de places acadèmiques per a exercicir unes professions (des de reporter esportiu fins a membre de l’equip de comunicació d’una companyia) en unes empreses que no poden absorbir ni la meitat dels milers de graduats que surten cada any de la dotzena de facultats catalanes que ofereixen aquestes especialitats.

2) les escasses oportunitats professionals que troben els recent graduats en l’ofici per al qual han estudiat. 

3) la precarietat laboral i els baixos sous amb els que han de sobreviure durant anys els pocs que tenen la sort d’entrar en un mitjà de comunicació o gabinet de premsa; moltes hores, contractes curts i pocs salaris. Les empreses saben que tenen una reserva inacabable de ma d’obra qualificada en la qual poden seleccionar no només els novells més brillants sinó també els menys reivindicatius. I tot gràcies a la creació d’una oferta incontrolada i enorme de nous periodistes facilitada, entre altres, per un increment igualment incontrolat de noves universitats privades, algunes de les quals resulta difícil de creure que tinguin motivacions diferents de l’afany de lucre.

4) I per últim, però no menys important, el progressiu descrèdit de la professió periodística causat en els últims anys per no pocs mitjans de comunicació que han apostat per la confrontació, el sensacionalisme i, massa sovint, la difusió de notícies falses, amb l’objectiu d’aconseguir més audiència (i, per tant, potser més anuncis publicitaris) o, sencillament, satisfer les consignes polítiques dels seus principals subvencionadors institucionals o empresarials. La credibilitat i la reputació dels mitjans s’han desplomat per culpa dels (minoritaris però sorollosos) que han incomplert sense escrúpols els codis deontològics de la professió i s’han saltat les mínimes normes de convivència. I també per molts altres mitjans –la majoria— que no han fet res per denunciar-ho o impedir-ho amb l’excusa de que la llibertat d’expressió i la llibertat d’opinió no poden ser coartades i que només es pot exigir autoregulació i responsabilitat individual als professionals; una monumental trampa que només beneficia els farsants i als partidaris del periodisme de trinxera.

Les línies descendents de les notes de tall universitàries discorren paral·leles a les de les audiències dels grans mitjans de comunicació escrits (més exagerades en els impresos que els digitals) i costarà força temps que els benintencionats esforços del Parlament Europeu amb el Reglament sobre la Llibertat dels Mitjans de Comunicacions reverteixi unes tendències nefastes, no només per als periodistes i comunicadors presents i futurs, sinó per a tots als ciutadans d’Europa, que veuen com en nombrosos països s’està esquerdant un dels seus drets fonamentals: el de la informació completa, honrada i veraç.

18 jul 2024

Regenerar una mica

Carles Blanco
Després de la compareixença ahir de Pedro Sánchez davant el Congrés dels Diputats per anunciar un paquet de mesures orientades a “regenerar la democràcia”, entre elles i més en concret, a combatre la proliferació de notícies falses o esbiaixades amb intenció d'intoxicar l'opinió pública, han estat nombroses les veus que, tant des dels mitjans de comunicació com des de la mateixa tribuna del Congrés per part dels socis de legislatura del Govern, han assenyalat la incongruència entre la magnitud dels problemes denunciats i la modèstia de les mesures proposades per intentar aturar aquestes pràctiques.

Certament, Sánchez no ha anat massa més enllà de recollir les
Sánchez i Feijóo a la Moncloa, en una imatge d'arxiu.
mesures incloses en el nou Reglament sobre la Llibertat dels Mitjans de Comunicació, aprovat pel Parlament Europeu el passat mes de març (amb els vots favorables del PP), en el terreny de la transparència sobre la propietat dels mitjans i els ingressos obtinguts per aportacions públiques, particularment les provinents de la publicitat institucional; tan de l'Estat com de les comunitats autònomes i ajuntaments. Tanmateix es passa de puntetes per un aspecte clau inclòs en el reglament aprovat, que dedica sis articles i una secció sencera a detallar les funcions d'un nou organisme que actuï com a autoritat decisòria reguladora: el Comitè Europeu de Serveis de Mitjans de Comunicació, format pels representants de les autoritats reguladores dels diferents estats membres de la Unió. A diferència dels països del nostre entorn comunitari --o de Catalunya que compta amb el seu propi Consell de l'Audiovisual, escollit pel Parlament-- no existeix a l'Estat espanyol un organisme regulador d'aquestes característiques i és el Ministeri d'Economia, a través de la Comissió Nacional del Mercat de la Competència (CNMC) qui exerceix les competències que li correspondrien. El reglament atorga gran importància a aquests instruments, fins el punt que, en determinats casos de mala praxi, els equipara als tribunals judicials a l'hora d'aplicar sancions.

La Llei General de Comunicació Audiovisual (LGCA), aprovada l'any 2010 pel Govern de Zapatero contemplava inicialment la creació d'un Consell Estatal de Mitjans Audiovisuals, escollit pel Parlament espanyol amb majories reforçades, però posteriors reformes de la norma per part del Govern de Rajoy ho van eliminar abans no es posés en pràctica i l'actual LGCA, aprovada l'any 2022, va dipositar les atribucions previstes en la llei derogada en el Ministeri d'Economia, dirigit aleshores per Nadia Calviño. Aquestes atribucions, exercides a través de la CNMC, els membres de la qual són escollits pel ministeri, inclouen una detallada relació d'infraccions i sancions aplicables, que poden arribar a obligar a la retirada dels continguts en difusió, fins i tot abans d'haver-se'n incoat els expedients corresponents a la infracció.

En el debat recurrent entre els professionals de la comunicació sobre la necessitat, o no, d'establir normes legals per regular la informació per garantir el dret dels ciutadans a rebre informació veraç --tal com es recull a l'article 20 de la Constitució Espanyola-- o circumscriure el tutelatge deontològic a l'intern de l'àmbit gremial, no es té prou en compte que la CEE, ja des de finals dels anys 80 i començaments dels 90 del segle passat, amb la primera directiva de Televisió sense Fronteres va emprendre el camí de la regulació normativa --començant pel vector indiscutiblement hegemònic en aquells moments en el camp de la comunicació: la televisió per ones hertzianes-- que ha anat ampliant i estenent a través de successives directrius que ha estat transposades a les legislacions estatals i autonòmiques de l'estat espanyol.

Una altra i transcendent novetat del Reglament Europeu sobre la Llibertat dels Mitjans de Comunicació és que el seu àmbit d'aplicació engloba, per primer cop, a la premsa escrita en qualsevol suport dins el que, fins ara, estava limitat al camp de l'audiovisual. El món actual de la comunicació ha fet envellir les pròpies arrels etimològiques que avui encara utilitzem: els diaris ja no estan relacionats amb la freqüència de la seva edició que, actualment, és contínua en els formats digitals; la premsa tampoc utilitza l'impremta en les seves edicions web, que incorporen podcasts d'àudio i vídeos cada cop més freqüentment. Aquest és el nou paradigma que la legislació europea en el camp de la comunicació ja incorpora.

Pel que vam poder veure al debat parlamentari, sembla que el Govern Sánchez, igual que va fer l'any 2022 amb l'aprovació de la LGCA, ha decidit mantenir en les seves mans les competències reguladores de la comunicació i ignorar les orientacions de la directiva europea de instituir autoritats reguladores independents i imparcials al servei de la llibertat dels mitjans de comunicació. Tampoc l'oposició mostra interès en modificar l'actual legislació. Algun dia els tocarà governar i tindran la maneta. Únicament Sumar, i de manera tan discreta que en cap moment ho va esmentar al debat al Congrés, ha presentat una proposició no de llei per reclamar la creació d'un Consell Estatal de Mitjans de Comunicació en línia amb el que apunta el reglament europeu. Caldrà veure si els equilibris de la coalició governamental permetran posar aquest tema en l'agenda com un assumpte central per la regeneració en el camp de la informació i intentar resoldre aquest dèficit democràtic. El recent antecedent sobre la renovació del Consell General del Poder Judicial, en que Sumar va acabar abstenint-se, introdueix dubtes al respecte, si bé és més que dubtós que en aquest tema el PSOE pugui comptar amb els vots del PP per aconseguir la majoria que necessitarà per aprovar les seves iniciatives.

8 jul 2024

Enric Sopena, gràcies pel que ens vam divertir fent periodisme guerriller

Siscu Baiges
Un bon dia em va telefonar en Jaume Reixach i em va dir que me n’anés amb ell al 'Diari de Barcelona'. “Farem periodisme d’investigació del bo”, va venir a ser el seu missatge. Barrejat amb un “li podrem fotre canya al Pujol”, que no és textual però que podria ser-ho. Vivíem temps on el president nacionalista conservador de la Generalitat era intocable. La majoria de mitjans de comunicació li tenien una por reverencial, li devien favors o vivien dels diners que els passava des de l’administració pública.
Enric Sopena, darrera Jordi Pujol, als anys vuitanta. 

Jo vivia còmodament instal·lat a Ràdio 4, on feia de productor dels programes del matí. Els presentadors d’aquells programes ja no són entre nosaltres. Vaig treballar amb Joan Lluch, Joan Barril i Josep Maria Bachs. Aquest diumenge 7 de juliol, Enric Sopena s’ha sumat als meus companys de feina que ja han marxat.

Després d’escriure el llibre 'Banca Catalana, más que un banco, más que una crisis' a contracorrent del periodisme poruc que es feia a Catalunya en aquells anys, tornar al món de la denúncia de les corrupcions i trampes del nacionalisme conservador em feia una mica de mandra. Però “la cabra tira al monte” i vaig anar al carrer Tamarit, on hi havia la seu del 'Diari de Barcelona'. En aquella època el dirigia Josep Pernau i un temps després va arribar Enric Sopena.

Coincidia amb Sopena en la idea que el periodisme ha de servir per fer societats més justes. I també coincidíem en què eren les forces polítiques progressistes les que les havien de fer realitat. Coincidíem també en la nostra aversió al nacionalisme. I divergíem en la forma de vestir. Ell, sempre amb camisa i corbata i jo amb la típica pinta de ‘progre’ de l’època.

Ens va donar carta blanca perquè féssim les dolenteries periodístiques que volguéssim i sempre ens va cobrir l’esquena. Recordo una investigació que no va donar els fruits que esperàvem. Ens vam columpiar una mica i vam estirar una mica més el braç que la màniga a l’hora de titular. Ens mereixíem una bona bronca però Sopena va fer veure que no havia passat res. Em direu que això no és bon periodisme. Teniu raó, però ho vam agrair. I vam intentar no tornar a fotre la pota un altre cop.

Eren divertidíssimes les seves discussions amb Francisco Marhuenda a les tertúlies que organitzava Ramon Miravitllas a Com Ràdio. Aleshores, Sopena intervenia des de Madrid i Marhuenda venia a l’estudi de Travessera de les Corts. Les nits que els teníem a tot dos no calia preparar grans guions perquè la tertúlia funcionava sola. L’última vegada que el vaig veure, quan l’alzheimer ja ens l’estava robant, li va tornar la brillantor als ulls quan li vaig parlar de l’actual director de 'La Razón'.

Fer periodisme amb ell era divertit. L’acusaven de sectari prosocialista. Encara ho fan els que no s’estan a Twitter d’insultar-lo encara avui. Érem de la mateixa secta. Tranquil, Enric! Durant molts anys ens han dit de tot. No vindrà d’aquí ara. Que nos quiten lo bailao y lo que la hemos liao. Una abraçada, dire! 

7 jul 2024

Enric Sopena, l'esforç per millorar el món a través del periodisme

Francesc Triola*
Ens ha deixat Enric Sopena, destacat periodista i exdirector de COM Ràdio. La seva partida representa una pèrdua irreparable per al periodisme i per a tots aquells que vam tenir el privilegi de conèixer-lo i treballar amb ell.

Enric Sopena va ser el meu director a la COM i vaig tenir el
privilegi de poder fer gran periodisme al seu costat, de veure la realitat d'una manera molt més oberta i polièdrica.

Durant aquest temps a COM Ràdio, Sopena va demostrar una gran capacitat per convertir l'estació en un referent de la pluralitat del país. "Som singulars per què som plurals", dèiem en el seu mandat.

Al mes de juny de l'any 2000 va presentar la dimissió "per no ser un obstacle ni una coartada que frenés la renovació dels mitjans audiovisuals de Catalunya". A partir d'aquest moment una comissió escolliria amb consens i o majoria qualificada dels seus membres al nou director general.

Enric Sopena va dedicar la seva vida a la comunicació i al periodisme, camp en el qual es va distingir per la seva integritat, passió i compromís. La seva trajectòria professional va estar marcada pel seu lideratge a la COM , on no sols va dirigir amb mestratge, sinó que també va deixar una empremta indeleble en el desenvolupament de la ràdio a Catalunya.

Enric Sopena va ser una veu influent en el panorama mediàtic espanyol. El seu compromís amb la llibertat de premsa i la seva defensa dels valors democràtics li van valer el reconeixement i el respecte de col·legues i lectors per igual.

L'Enric serà recordat no sols per la seva brillant carrera, sinó també per la seva calidesa humana, la seva capacitat per a inspirar als qui li envoltaven i el seu incansable esforç per millorar el món a través del periodisme. El seu llegat perdurarà en l'àmbit periodístic i en els cors d'aquells que vàrem tenir la fortuna de compartir el seu camí.

A Enric li sobreviuen la seva família, amics i col·legues, els qui guardarem en la seva memòria l'exemple d'un home que va viure amb passió i dedicació. En aquests moments de tristesa, ens unim en el dolor de la seva pèrdua i celebrem la vida d'un periodista excepcional que va deixar una marca inesborrable en la història de la comunicació.

Descansa en pau, Enric Sopena. El teu caràcter i el teu llegat viuran per sempre en les nostres memòries.

*Periodista, exdirector de COM Ràdio.

1 jul 2024

Cómo tratar al lector/oyente para evitar el fascismo

A. F. C.
Hace algún tiempo, el periodista Pedro Vallín publicó un extenso hilo en Twitter (ahora X) que, de tan lúcido (y desgraciadamente premonitorio), merece ser reproducido ahora que la extrema derecha está a una semana exacta de acceder al poder en Francia, que ha crecido de forma espectacular en las recientes elecciones europeas, gobierna en Italia, hace de las suyas en diferentes instituciones españolas --desde ejecutivos autonómicos a altas instancias judiciales-- y, si Joe Biden no se retira, volverá a mandar en la cúspide de la primera potencia económica, política y militar del planeta el próximo mes enero. 

Este es el certero texto de Vallín, en el que he respetado las mayúsculas enfáticas del autor. Fue escrito el 8 de octubre de 2018, pero muchas radios, teles, diarios y pseudodiarios continúan ofreciendo noticias parecidas y del mismo tenor. Seis años después todo sigue igual... o peor.

"Ana Pastor [periodista de La Sexta] preguntaba cómo debe tratar el periodismo al fascismo para evitar impulsarlo. ¿Nos choteamos, los silenciamos o los tratamos como si fueran gente seria? Difícil. Mi propuesta es indirecta: Cómo tratar al lector/espectador/oyente para evitar el fascismo.

La clave es NO DIFUNDIR LA AGENDA FASCISTA. Si nos
Javier Milei y Santiago Abascal, el pasado 18 de mayo.
 pasamos el verano dando espacios sin fin a la llegada de inmigrantes, como si viviéramos una oleada que no existe, da igual que el tratamiento sea serio y riguroso, el público creerá que tenemos un problema de inmigración.

Si dedicamos horas sin fin a contar que unos quitan lazos y otros los ponen, como si los catalanes estuvieran a punto de emprenderla a tiros, da igual que tengamos tertulianos o columnistas muy serios, el público creerá que estamos al borde de la confrontación civil.

Si toda la programación televisiva de las mañanas consiste en hablar de sucesos escabrosos, ignorando que en realidad tenemos los niveles de delincuencia criminal más bajos de la historia y de los más bajos del continente, la gente creerá que necesitamos endurecer el Código Penal.

Si cada vez que un terrorista condenado obtiene un tercer grado o es excarcelado por motivos de salud dedicamos páginas y páginas a debatirlo como si no fuese lo normal en democracia (que la ley penitenciaria se aplica), el público creerá que hay oscuros pactos con el terrorismo.

Si a cualquier noticia sobre los pocos cientos de manteros que operan en Madrid o Barcelona le damos tratamiento de cuestión de Estado, el público creerá que nuestros barrios viven sometidos a un régimen de terror nunca visto, cuando todos los indicadores dicen JUSTO LO CONTRARIO.

Si apenas informamos de los desahucios pero hacemos debates sobre narcopisos, cuando el primer problema ha afectado a cientos de miles de ciudadanos y el segundo estadísticamente es residual, el público creerá que la amenaza al vecindario son los negros y no la ley hipotecaria.

Si cuando nuestras grandes ciudades hacen lo propio del momento, es decir, sacan vehículos contaminantes del centro, montamos debates de los años setenta sobre el supuesto "derecho" a hacer lo que te plazca con tu coche, degradamos e irritamos al ciudadano. 

Si nos esforzamos en relatar el debate territorial del Estado en términos de selección de bandera, si decimos a los ciudadanos que son desiguales por su identidad y no por su renta, crearemos en el público la necesidad de elegir bandera.

Como no hemos hecho esto sino lo contrario, como hemos actuado de forma irresponsable como gremio en pos del debate cutre, el click y la audiencia, quizá no estamos ya a tiempo de hacer nada muy relevante contra el fascismo.

Porque el primer deber del periodismo es la selección de agenda. Esa jerarquización del mundo es lo más importante que hace cada día un periodista, mucho más importante que escribir bien o invitar a analistas sensatos. Y lo segundo no redime de lo primero.

La agenda no viene dada ni la marcan los políticos. La creamos nosotros. Si existe alguna posibilidad de detener el fascismo y si esa posibilidad pasa por el periodismo (son dos "y si"), no creo que dependa de cómo los tratamos, sino de silenciar su agenda racista e identitaria.

APÉNDICE I. Lo enlacé hace días, pero viene al caso hoy: el periodista Manuel Ligero cronometró un informativo de máxima audiencia por temas. Explica cómo la elección de agenda traslada una distorsión sobre cómo está una ciudad, un país o el mundo. Leedlo.

APÉNDICE II. Este es un gráfico conocido de Eurostat que explica de forma simple el divorcio entre la realidad de la inmigración y la percepción que tiene la ciudadanía, fruto en buena medida de nuestro desempeño periodístico."

26 jun 2024

Ya los buitres sobrevuelan sobre el Reglamento Europeo de Libertad de Medios

Dardo Gómez
En mi último artículo anunciaba la buena y esperanzadora nueva de que el Consejo de Europa había anunciado la vigencia del recientemente sancionado Reglamento Europeo de Libertad de Medios de Comunicación. Además, señalaba que la norma era de obligado cumplimiento para todos los países de la Unión Europea y que se había de trabajar para su inclusión en el cuerpo legal español. De paso, señalaba que de su primera lectura se desprendía que el nuevo reglamento satisfacía gran parte de las reivindicaciones históricas de la información democrática.

Entre esos bienes democráticos la normativa habla de regular la
transparencia en la distribución de la publicidad institucional a los medios, generar una autoridad de la información como ya existe en muchos países europeos, luchar contra la concentración de medios y adecentar los medios públicos. Todo muy loable y deseable en una democracia que quiere serlo y que nuestro sistema comunicacional va laminando cada día.

Por esas cosas que acompañan a los años y que llaman experiencia o, quizá, porque sea verdad que “sabe más el diablo por viejo que por diablo” cerraba ese artículo aventurando que habría quien pretendería "subirse al carro de la “regeneración”, aunque mucho me temo que sea para poner palos en las ruedas”.

No era mi intención llamar a la tormenta, pero era iluso pensar que no tardarían en llegar los nublados y los truenos. Mis fuentes me aseguran que ya están aquí, y que los carroñeros ya sobrevuelan a las presas del arco parlamentario español que les parecen de más fácil digestión. Seguramente, ansiosos de hallar entre los nuevos legisladores algunos dispuestos a hacer un “barroso” y confirmarles la permanencia de sus privilegios sobre los derechos de la ciudadanía a la información.

Los mismos enemigos del pueblo de siempre


De momento, los que me dicen que han movido ficha son la Asociación de Medios de Información-AMI (patronal de la prensa), la Unión de Televisiones Comerciales en Abierto-Uteca (patronal del audiovisual comercial) y la Asociación Española de Radiodifusión Comercial-AERC. Es decir, lo mejor de cada casa y que tienen sus espurios motivos para intentar posicionarse ya que una de las iniciativas que deberían desprenderse de la implantación del reglamento europeo es la instauración de una autoridad de la información independiente. Que bien podría ser una autoridad de tipo federal, con representaciones en cada autonomía o autoridades autonómicas de independencia real. Ya es así en muchos países avanzados de Europa.

Esto es muy importante para terminar con el engendro que nos legó la Administración Zapatero para vigilar la aplicación de una ley del audiovisual, que bien podríamos definir como de la concentración del mercado audiovisual. Ley hecha al dictado de la Uteca y con una nonata e ineficaz autoridad del audiovisual encerrada en un pasillo de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Lo de su encierro es obra de la Administración Rajoy.

Con estos antecedentes de actuaciones y colaboraciones entre PSOE y PP para ahogar el derecho a la información es para preocuparse y/o echarse temblar cuando uno se entera que los lobis de las patronales de los traficantes de información ya estén tanteando a sus ministros y diputados; descartando que también podrían estar haciendo la pinza con algunas organizaciones profesionalistas del periodismo que siempre han estado dispuestas al seguidismo de las patronales y que podrían sumarse a este nuevo intento contra la democracia.

Los malos no me preocupan, sino los buenos


Martin Luther King dijo alguna vez “no me estremece la maldad de los malos, sino la indiferencia de los buenos”; yo pienso lo mismo porque a estos malos ya los conozco de pequeños y ya no me sorprenden sus actitudes taimadas. En cambio sí me resulta inquietante que los responsables de formalizar esa implantación de la norma europea vuelvan a olvidarse de los sindicatos, que son los únicos representantes legales de los trabajadores de la información, y también preocupa que estas organizaciones no se muevan para reclamar ese espacio que les corresponde.

La excepción --por suerte siempre hay alguna-- está en la Federación de Sindicatos de Periodistas-FeSP cuya junta ejecutiva expresaba hace unas semanas que “el Gobierno debe regular sin retraso el derecho a la información” y avanzando en su comunicado encontramos que también le reclama “que inicie los trabajos para la aplicación puntual en España del Reglamento Europeo sobre la Libertad de los Medios de Comunicación, cumpliendo con rigor los plazos de entrada en vigor de esa norma de obligado cumplimiento en los países miembros de la Unión Europea.

Esta normativa comunitaria supone un notable avance en la garantía del derecho a la información de la ciudadanía y, ante las carencias que hay en España en este ámbito, representa un progreso importante con medidas concretas para garantizar el pluralismo y la independencia de los medios.

Echando mano de hemeroteca, la FeSP rescata que es obligación del Gobierno garantizar el derecho a la información de la ciudadanía que emana del artículo 20 de la Constitución y no de polémicas puntuales que han surgido últimamente en el panorama político español. España está a la cola de Europa en la regulación de este derecho humano universal y debe regularlo sin más dilación, como ya ha hecho con casi todos los derechos que corresponden a la ciudadanía en una sociedad plenamente democrática.

Y la FeSP avanza hacia espacios que otros ni siquiera han explorado al indicar que administración y legisladores deben avanzar en la normativa, ya vigente, para acabar con las demandas estratégicas contra la participación pública (SLAPP, por sus siglas en inglés de strategic lawsuit against public participation), que son una grave amenaza para la libertad de información y cuyos ataques ya han sufrido en España varios medios, periodistas, activistas y organizaciones civiles a los que corporaciones y políticos corruptos pretenden silenciar por miedo a esas demandas.

Adelante que somos más y los buenos


Es necesario que los dirigentes del resto de sindicatos, hablo de CCOO y de UGT, que alguna vez estuvieron alineados en la progresía de la información, recuperen el paso y se pongan a las órdenes de la ciudadanía. No en vano ambos sindicatos pertenecen a la Federación Internacional de Periodistas (FIP) y se espera de ellos que actúen en defensa de los intereses que impulsa la internacional y su homóloga europea (FEP) para todos los pueblos. Sobre todo en una normativa sobre la que FIP y FEP han estado muy atentas y han participado de forma muy activa en su tramitación.

También una advertencia y/o reclamo para el actual ministro de Cultura, Ernest Urtasun, que siendo eurodiputado participó activamente en la tramitación del reglamento y tuvo una actuación brillante para conseguir que se eliminara de su redactado final el capítulo que permitía el espionaje a periodistas. Tal vez no se hayan enterado, pero así se las gastan los malos.

Sería de agradecer que el ministro Urtasun tuviera alguna actuación para advertir a sus colegas de coalición que pueden hablar con la patronal, cómo no, pero que no les den la mano del 'peluco' porque, además, el 'peluco' no es de ellos sino de la ciudadanía.

Artículo publicado en la revista 'El Observador'.

14 jun 2024

Realitat o ficció?

Josep-Maria Ureta
Durant la pandèmia del 2020 va tenir una gran difusió la foto d’un camió amb remolc que duia enganxades al lateral les fotos de les banderes de Rússia i d’Itàlia i que va arribar al país transalpí amb ajuda humanitària enviat per les autoritats de Moscou.

Dues interpretacions varen compartir les xarxes aquells dies:
propaganda russa per dubtar de la capacitat europea de fer front al virus, o un dels milers de fotocomposicions que aquells mesos van córrer amb tanta gent ociosa a casa.

¿Realitat o ficció? Doncs realitat: la foto és autèntica i la va posar d’exemple Carme Colomina, periodista i investigadora del CIDOB, durant la seva xerrada al cicle que organitzen el Club de Roma i el CIDOB (entre d’altres) al Palau Macaya (Fundació La Caixa) sobre temes relacionats amb la Unió Europea. La línia de la intervenció de Colomina era prou paradoxal: som a l’era de l’algoritme, sí, però també de la desinformació, va venir a dir.

¿Què li faltava a la foto? Context. Tan cert és que Rússia i la Xina varen oferir ajudar a l’Europa col·lapsada per la pandèmia com que la col·laboració entre els mateixos països de la UE va ser sempre estreta i constant. Heus ací el context que desapareix sota l’impacte del camió/remolc rus.

Desinformació deliberada


Un parell d’exemples més dels que va anar posant Colomina durant la seva conferència i dels que en el seu moment ningú va saber veure els seus efectes. Un, prou recordat, la desinformació planificada per la companyia britànica Cambridge Analytica que va derivar en el Brexit a partir d’algoritmes de difusió de dades interessades molt innovadors.

L’altre, la badada dels analistes al no interpretar bé l’abast de la invasió de Crimea per part de Rússia el 2014. Va seguir al cap del temps la invasió d’Ucraïna, de la qual varen avisar els països bàltics, sense prou ressò a la resta de la UE. I el 2016, Trump, president dels EUA amb l’estratègia de l’engany permanent, que va arribar a provocar l’assalt al Capitoli del 2021. Aquí podem recomanar vivament la lectura del llibre de l’exdirector del 'Washington Post' Martin Baron, 'Frente al poder. Trump, Bezos y el Washington Post' (La esfera de los libros). Una lliçó de periodisme valent.

Errors freqüents


Quan s’aborden aquests fets s‘hi sumen no pocs termes que de vegades es barregen amb millor o pitjor encert: desinformació, biaix, intencionalitat, immediatesa, ètica (no confondre amb cometre errors), fustigacions...

Colomina va fer una autèntica classe sobre com distingir (i sobreviure) en una societat “infoxicada”. No cal arribar a la paranoia de la conspiració permanent ocultada. Però tampoc ignorar que hi ha intencionalitat en la tria de quins temes son prioritaris i quins cal amagar. Sí, hi ha agendes dels poderosos al sí de la UE, com a tot el món. Ara bé, si cal tenir molt present tota la intervenció de Colomina és pel seu enfoc esperançador, no fatalista.

Certament al món informatiu s’hi acumulen problemes prou greus: la vulnerabilitat dels mitjans i professionals, la precarietat laboral, els models de negoci, desinformació, algoritmes incontrolats/incontrolables... Però la conferenciant també ens avisa: “El què ha canviat és la manera d’informar-se, i també els models del negoci de les noticies”. Un altre fenomen de distorsió informativa son les anomenades per Colomina “bombolles d’amistats”, només compartir informació amb els teus pròxims ideològicament.

Segon avís: “La informació veraç és un dret (tot i que dir mentides no és perseguible si no hi ha afectats), i no som davant del dilema clàssic de ¿què es veritat?: el què convé es treballar sobre la credibilitat”. Ja posats, Colomina avisa que el primer diari amb informació no contrastada es 'La guerra de les Gàl·lies', manipulada per Juli César. Hi podríem afegir que a l’inici dels temps ja hi ha haver, explica la Bíblia, desinformació sobre els efectes secundaris de menjar pomes.

Una llei en la bona direcció


Dèiem més amunt que Colomina, malgrat el panorama descrit, va aportar una visió esperançadora, fins i tot més per a Europa que als EUA i la Xina, els dos grans imperis tecnològics.

Aquest 2024 la Unió Europea ha aprovat la llei de Serveis Digitals amb un parell de principis força destacables. D’una banda, l’exigència de que la publicitat sigui transparent i, per l’altra, el que és més important i decisiu: la capacitat sancionadora de la UE a les plataformes tecnològiques. De moment ja prospera, entre viaranys burocràtics, la multa a Google de 2.424 milions d’euros per posició dominant.

Amb tot, hi ha una dita molt present entre els bons analistes dels afers europeus, entre els que hi destaca la Carme Colomina, i es que “els àrbitres no guanyen partits”, que traduït ras i curt vol dir que si Europa no promociona tecnologies pròpies, li continuaran marcant gols. Però cal no menystenir el suport de la Comissió Europea als organismes de tota mena que promocionen una bona defensa contra la desinformació: els dits verificadors.

Hi caldrà molta inversió i professionalitat, però els efectes seran beneficiosos, n’hi ha prou en escoltar les persones que, com Colomina, son ja “verificadors”. Ho va demostrar el passat dia 10 al Palau Macaya.

28 may 2024

El 'efecto mariposa' de la carta del presidente sobre los medios

Dardo Gómez
Dice un proverbio chino que “el aleteo de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”; esto se puede refundir en torno a las teorías de que ningún acto es banal y que todas las acciones pueden tener efectos más allá de las intenciones de quienes las provocan.

Pedro Sánchez y Begoña Gómez,
en una imagen de archivo.
En base a ese proverbio, el matemático y meteorólogo estadounidense Edward Norton Lorenz desarrolló su teoría del caos, y dentro de ella defendía que pequeñas perturbaciones en los datos iniciales de un sistema podían producir, con el mayor o menor tiempo, enormes efectos. Mis conocimientos de física son escasos pero se sostiene que dos mundos casi idénticos pueden llegar a ser muy diferentes por el mero hecho de que en uno de ellos aleteen las tenues alas de una mariposa y en el otro no. Como si el aire movido por ellas en Algeciras pudiera llegar a provocar un huracán en las antípodas.

Es cierto, en lo cotidiano, que la mayoría de nosotros hemos experimentado, más de una vez, que un gesto, una frase o un decisión que nos pareció sin trascendencia hubo modificado actitudes posteriores o la visión que teníamos de alguno de nuestros semejantes.

Me ha impresionado el efecto mariposa de la carta a la ciudadanía que el presidente Pedro Sánchez Castejón colgó hace unas semanas en una cuenta de red social. No me refiero a las consecuencias políticas, ni siquiera entro en la sinceridad de sus intenciones ni en la perturbación provocada en tirios y troyanos. Sólo me refiero a la capacidad de ese aleteo para destapar respuestas y comportamientos singulares.


El delito de ocultación


Doy por descontado que todos sabemos que un juez aceptó investigar una denuncia presentada por ciudadanos pertenecientes a una organización civil a la cual luego se sumó una segunda entidad. Tampoco quiero referirme a la identidad ética de las dos organizaciones denunciantes, simplemente digo que hace ya más de un decenio que el Tribunal Supremo estableció que una denuncia para ser admitida a trámite debe aportar algún tipo de prueba y que para constituir esa prueba “no sirve la mera aportación de recortes de prensa o similares, sin más constatación o acreditación”.

Máxime cuando el autor de la querella reconoce que “siembra a boleo” ya que no sabe si los hechos son reales y que “será ahora el juez quien deberá comprobar si dichas informaciones periodísticas son ciertas o no”.

Allá el juez con sus responsabilidades; sólo quiero referirme a que esa decisión mostrenca fue asumida con fervor por gran parte de nuestros medios de comunicación y trasladada nuestra ciudadanía. Se me ocurre que esa actitud deja claro que ninguno de ellos actuaba impulsado por un deseo de justicia, ni por la preocupación de alcanzar una verdad sino que todos ellos buscaban la destrucción de una persona que no les cae bien o la vulgaridad de que era noticia y que la información era lo de menos.

Lo que dicen que va en el sueldo


Los más benevolentes han vuelto a sacar como justificación de su saña contra los políticos que a todos ellos “eso les va en el sueldo” y que no les debería extrañar que sus opositores vayan a por ellos con brutal malicia, y que es de suyo que en esos ataques no haya límites para las armas que se utilicen.

Algunos políticos opositores al presidente han sacado a relucir que ellos también sufrieron ataques similares o quizá peores. No lo dudo, y que a esto de la política “se viene llorado de casa”. En fin, lugares comunes o simples vulgaridades que esconden una apuesta por hacer de la crueldad un valor.

Como era de esperar, las redes sociales viralizaron todos esos efectos pero las denuncias y burlas no pudieron evitar el efecto de que el presidente de un Gobierno --en este caso el español-- no se hiciera el “machote” sino que denunciar en esa carta lo que gran parte de la población sabe, siente y sufre: la utilización de las herramientas de la comunicación como autovías de la desinformación, la mentira y la calumnia. Creo que es peregrino tratar de opinar sobre quién arrojó la primera piedra.

Lo que me interesa es como el “efecto mariposa” de la carta de Pedro Sánchez se ha convertido en un tornado que ha entrado con fuerza en el mundo de la comunicación y cómo ha provocado que todos sus actores se hayan sentido obligados a pronunciarse. Lo cual no quiere decir que su preocupación vaya a ser seguida de alguna ocupación.

La conjura de los planetas


Sin embargo, hay veces que los planetas se alinean en la forma que pretendían los alquimistas y el aleteo de la mariposa ha puesto sobre la mesa, tras algunos decenios de inopia, el tema de la regulación de la información para garantizar que sea ofrecida con honestidad a la ciudadanía. La novedad es que en esta nueva etapa del debate ya nadie de la comunidad española vinculada a los medios y formas de la comunicación niega la necesidad de alguna forma de regulación.

Ahora el debate es cómo se regula, qué se regula y quién regula. La importancia de estas preguntas, sin embargo, no ha evitado que nuestra afición por el disparate permita seguir dando respuestas torpes o querer renovar debates agotados y, sobre todo, mantener el sostenella y no enmendalla de la supuesta integridad del ejercicio de una profesión que en muchos casos se mantiene ajena al momento que vivimos. Para entendernos apelo a la caricatura de un debate filmado en blanco y negro y publicado en papel a una tinta.

En virtud de ello en las últimas semanas han caído sobre el público disparates de grueso calibre como la demonización de los medios digitales, reclamos de prohibir o coartar el ejercicio del “periodismo” a los no titulados en ciencias de la información o parecidas, y/o reclamar que las herramientas de la necesaria regulación se pongan en manos de las mismas organizaciones corporativistas que durante años declamaron aquello de que “la mejor ley de prensa es la que no existe”. Hace pocas semanas, en un seminario madrileño, he escuchado a alguno de los que, en su tiempo, hacían apología de esa tontería que se arrepentía de haberla pronunciado.

Estas organizaciones profesionalistas continúan empeñadas en defender privilegios que los periodistas nunca tuvieron, y se me ocurre que este nuevo tiempo de la comunicación les ha pasado por encima y que no terminan de interpretar lo que sucede en el siglo XXI.

Tres pinceladas para ir desayunándose en la realidad:

El espacio global de la comunicación no pide ni necesita titulaciones y decide por sí mismo a quienes otorga el permiso de informar; el espacio de los grandes medios “serios” es residual y sobrevive gracias al apoyo de las multinacionales que pagan la desinformación.

Los llamados “digitales” no son una categoría dentro del mundo de la comunicación, simplemente porque toda la comunicación ya es digital y es eso lo que ha permitido el ejercicio ciudadano de una libertad de prensa real, es decir no patrocinada por grandes capitales. Por otro lado, resulta penoso tener que aclarar que las herramientas digitales, como cualquier otra, son neutras en cuanto a la ética profesional.

Y por último, una pregunta: ¿con qué fundamentos se reclama la capacidad para dictar una regulación sobre algo que no les pertenece?

El Código de Deontología del Periodismo del Consejo de Europa ya dejó claro en 1992 que el derecho de información tiene un único sujeto o titular, los ciudadanos, y agrega que a ellos “corresponde el derecho de exigir que la información que se da desde el periodismo se realice con veracidad en las noticias y honestidad en las opiniones...” No hay mención de nadie más que la ciudadanía y se deduce por delegación obligada a sus representantes, que son aquellos a los que votamos en las elecciones generales.

Es decir que la facultad de regular recae en el Estado y además tantola Corte Interamericana de Derechos Humanos como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) han señalado que tiene la obligación de hacerlo. El primero ha dejado sentado que “en concordancia con el derecho a la pluralidad de medios o informativa” recuerda “las obligaciones positivas de los Estados”. En ello coinciden los jueces europeos al sentenciar que “además de un deber negativo de no interferencia, el Estado tiene la obligación positiva de contar con un marco administrativo y legislativo adecuado para garantizar el pluralismo y la diversidad”.

Dejemos constancia que si hasta ahora no lo ha hecho es porque todas las propuestas en ese sentido han chocado con la oposición cerril de estos clubes profesionalistas que ahora pretenden subirse al carro de la “regeneración”. Aunque mucho me temo que sea para poner palos en las ruedas.

Artículo publicado en la revista 'El Observador'.