El quadern dels periodistes apocalíptics, integrats, optimistes i/o solidaris

EL QUADERN DELS PERIODISTES APOCALÍPTICS, INTEGRATS, OPTIMISTES I/O SOLIDARIS

15 nov 2024

¿De verdad son independientes los diarios españoles?

Manuel López* 
A los estudiantes de periodismo se les suele recordar, el primer día de clases, que en España hay libertad de expresión e información. El buen profesor tiene la obligación de matizar. Es cierto que hay esas dos libertades, y las ejercemos… pero no deja de ser menos cierto que la profesión se encuentra con una serie de límites que pone en cuestión esas verdades.

Hablemos de la independencia de los diarios españoles.

Y lo hacemos porque en 'El País' del 6 de octubre, página 36 de la
El encuentro de ejecutivos de varios medios de comunicación españoles
en el Palau Macaya, el pasado 6 de octubre (Foto: Gianluca. Battista)
edición de Barcelona, se publica una noticia que dice: “Preservar la independencia de los medios ante la desinformación”. Se trata de una pieza informativa de tres columnas con gran fotografía en la que pueden verse a una serie de directores y editores de diversos medios españoles tratando el tema.

En el fondo de la fotografía se observa un cartel donde se puede leer
“El buen gobierno corporativo de los medios de información para proteger la independencia editorial”. Estamos ante toda una declaración de intenciones. Valiosa y atrevida.

La noticia habla de una reunión de directivos para quejarse de la desinformación. Está muy bien. Es cierto que las 'fake news' están a la orden del día. En internet, en sus diferentes canales, páginas y webs aparecen constantemente informaciones falsas, o mal intencionadas, o inventadas. Hay que combatir esa tendencia de esta década.

Pero antes de esto conviene reflexionar sobre la independencia, o no, de los diarios españoles. Es conveniente que nuestro tejado no sea de cristal.

Lo primero que hay que decir es que observamos que esa independencia no lo es tanto porque todos dependen de empresas mercantiles que lo que buscan es obtener un provecho económico. O eso, o quieren influir en la agenda pública por motivos inconfesados, o no, más bien evidentes: tumbar gobiernos, combatir contra la lucha para reducir la contaminación, modificar leyes progresistas,…

También se debe hablar de la importancia de las subvenciones
estatales y autonómicas para potenciar y/o silenciar determinados medios. La subvención puede ser directa, en forma de dinero, o tecnológica, ayudando a la reconversión de los medios. Las subvenciones deben ser ecuánimes y repartidas en función de diferentes baremos, pero no siempre suele ser así. Quien determina el reglamento de reparto de subvenciones puede orientar su línea en un sentido u otro.

Una diputación provincial puede dejar de suscribirse a determinado medio que ha publicado algo molesto para su presidente y desde ese momento deja de suscribirse al diario. Eso significa que las bibliotecas, los edificios institucionales (delegaciones, hospitales, escuelas, universidades…) dejen de recibir la suscripción que hasta entonces pagaba la diputación. Estamos hablando de varios centenares de ejemplares. En el caso de Catalunya o Madrid, quizás algunos millares. Se puede hablar de un ataque directo a las finanzas del medio.

Sigamos. No hay más que mirar algunas webs para descubrir que algunos medios tienen una gran participación por parte de fondos de inversión extranjeros. Uno de ellos es 'El País'. Esto no significa que ese diario se deba a los intereses foráneos, pero es cierto que la toma de decisiones por parte de la dirección nunca, o casi nunca, publicará información alguna contra esos socios del periódico.

No debemos estar en contra de las inversiones económicas en nuestros medios. Se trata de operaciones mercantiles normales en nuestra sociedad, siempre que no se persigan objetivos inconfesables.

Otra cuestión es la relación de los medios con los anunciantes, que significan una sustancial ayuda para acabar el año con beneficios, o con las cuentas en números rojos.

Hay un libro 'Biografía de El Corte Inglés', de Javier Cuartas (Libros Límite, Barcelona, 1992), con nada menos que 804 páginas, que apenas tuvo repercusión en los medios. Naturalmente, con ese título, no se decían cosas bonitas de la gran empresa. No tuvo una gran repercusión en los medios.

El Corte Inglés nos sirve de entrada para incidir en esa relación de medios con anunciantes.

Cuando sucedió el sangriento atentado de ETA contra el Hipercor de la avenida Meridiana, el 19 de junio de 1987, yo trabajaba en 'El Periódico'. Ese mismo día se presentó un representante de El Corte Inglés para pedir que en las noticias que íbamos a publicar no se relacionase Hipercor con El Corte Inglés.

En realidad, era una tontería, porque todo el mundo sabía de esa relación. Lo que consternó a la redacción fue el hecho de que alguien nos pidiera semejante acción.

En 'El Periódico' yo mismo publiqué un gran reportaje sobre Félix Estrada Saladrich. Se trataba de un empresario auténtico, de los que de la nada creó un gran emporio comercial vendiendo muebles. Lo hizo a través de un comercio llamado Muebles La Fábrica, todavía existente.

Lo que hice fue un reportaje sobre esa persona, ya alejada de la dirección comercial, que había elevado un gran negocio sobre apenas una pequeña tienda. Finalmente, se hundió, aunque está ya reflotado.

Pues bien, tras mi reportaje, desde la dirección de La Fábrica de aquellos momentos se interesaron cerca del jefe de publicidad para saber si seguiría hablando del tema de un empresario exitoso caído en desgracia.

Naturalmente la cosa no pasó de ahí. 'El Periódico' siguió disfrutando de su publicidad, pero el hecho no pasó desapercibido para la redacción.

Existe una casuística semejante en todos los medios de información. ¿Quién no ha tenido presiones de un anunciante?, ¿a quién no se le ha retirado alguna campaña?.

A mis estudiantes siempre les pregunto cuántas informaciones críticas contra Caixabank han leído últimamente: ninguna. O sobre El Corte Inglés, o sobre el Banco Santander, o el BBVA

No se trata de que impulsemos campañas de descrédito de las grandes corporaciones por el hecho de que sean grandes. De lo que se trata es que nuestros anunciantes sepan que, ante todo, los periodistas y los medios para los que trabajamos, nos debemos a la verdad, o al menos a la verdad a la que seamos capaces de acercarnos.

Las presiones de los anunciantes no son diarias. Faltaría más. En caso contrario, no podríamos hacer periódicos.

Pero, sin duda, hay una cierta autorepresión por parte de los periodistas ante determinados temas. Estando en 'El Periódico' pude observar, durante la preparación de los Juegos Olímpicos de 1992, que no se podía escribir nada contra Juan Antonio Samaranch. Se sabía que tenía comprados grandes extensiones de terreno tras el Tibidabo, en la comarca del Vallés Occidental, a la espera de poder generar polígonos industriales, que hoy son un hecho.

Tampoco se volvieron a publicar fotografías de cuando Samaranch era falangista. Y eso teniendo imágenes del personaje con el brazo levantando y cantando, supuestamente, el himno de esa formación.

Estamos hablando de los peligros que para la independencia representan las presiones económicas y/o políticas. Ante esos peligros, se está discutiendo, ahora, en España la transposición de decisiones europeas en materia de comunicación.

Por ejemplo, la obligación de los medios de informar, cada año, de la composición de su equipo directivo y de los accionistas.

Nada menos.

Con esa información, el lector puede saber qué está comprando, quien está detrás de las páginas que está leyendo.

Otra medida que se propone desde la Unión Europea (UE) es que la redacción tenga el derecho a discrepar de la política editorial del medio, a través de una respuesta escrita a publicar en las páginas centrales.

'El País' ya tiene ese derecho en sus normativas sobre relación con los periodistas. Pero apenas hay otros medios que hayan seguido ese camino.

Y aún hay más medidas para garantizar la independencia de los medios: que la redacción pueda tener un representante propio en los consejos de administración, como sí se hace en la gran industria alemana.

Queda mucho camino para que los directivos que asistan a próximos encuentros, como el que publicaba 'El País' el 6 de octubre, puedan abordar con plenitud la defensa de su independencia editorial.

La UE nos muestra el camino, y los sindicatos de periodistas están dispuestos a defender lo conseguido hasta ahora y ampliar sus derechos en defensa de la libertad de expresión y de información.

* Profesor honorario de la UAB y periodista

9 nov 2024

Per què aquest és el meu últim tuit

Andreu Farràs
L’elecció de Donald Trump com a president dels Estats Units per la majoria del poble nord-americà malgrat ser un colpista, autoritari, estafador, masclista, homòfob, violador, putero, xenòfob, negacionista, racista i classista irredent, ha fet acabar de decidir-me abandonar definitivament la plataforma X (abans Twitter).

Per què? Vet aquí algunes raons:

1. Perquè X és propietat d’Elon Musk, un dels homes més rics del món, que ha finançat molt bona part de la campanya de Trump, que es vanta de compartir les seves idees i objectius i que en acompanyar-lo a la Casa Blanca es convertirà en una de les persones més poderoses del planeta. Soc conscient que la meva aportació al boicot a X i contra Musk és centmilmilionessimal, és a dir, ridícula, com minúscula va ser la meva participació en el boicot al Mundial de fútbol de Qatar (no vaig veure cap partit) o l'assistència a un mitin o una manifestació al carrer a favor de qualsevol causa que he considerat justa; però em sembla que és el que he de fer per coherència i convido a totes les persones que rebutgen el trumpisme i el que representa a fer el mateix. Si tingués la més mínima possibilitat de comprar-me un exclusiu Tesla també el boicotejaria. De la mateixa manera que si fos astronauta em negaria a anar amb SpaceX.

2. Perquè al retallar dràsticament la plantilla de X (abans Twitter), Musk ha reduït els controls de continguts de la plataforma i l’ha convertit en un cau on han augmentat espectacularment els missatges d’odi, les mentides, les tergiversacions de la realitat i l’assetjament de nombroses personalitats i famosos d'arreu del món a través de campanyes tòxiques sovint orquestrades amb o sense bots.

3. Perquè no soc ni el primer i espero que no sigui l’últim en deixar aquesta arma de guerra desinformativa en mans d’un dels homes més influents del planeta que, amb l’excusa de donar llibertat a tothom, ha permès el retorn de Trump a X i l’ha convertit en una cada cop més fosca plataforma hegemonitzada per l’ultradreta internacional i governs despòtics com els de Putin i Netanyahu.

4. Perquè X és un mitjà de comunicació de nova generació que és usat per altres mitjans de comunicació considerats tradicionals –més rigorosos, honrats i ètics— per difondre les seves informacions i anàlisis. Jo feia servir X per això i per seguir a centenars d’amics, parents, companys, col·legues i experts en qüestions que m’interessen. A partir d’ara, seguiré aquests mitjans, amics, parents, companys, col·legues i savis de referència a través d’altres vies. Continuaré, de moment, a Facebook, Linkedin, Whatsapp i Telegram.

5. X (abans Twitter) m’ha servit des del 2011, quan hi vaig entrar, per retrobar-me amb altres persones conegudes a les que havia perdut la pista feia anys o persones desconegudes amb les quals no tenia altra forma de contactar, i també per compartir idees i exposar les meves opinions o repiular-ne d’altres que m’agradaven o interessaven. En alguns casos, per denunciar o protestar per determinats fets que passaven al meu voltant. I he d’admetre que, en algunes ocasions, ha servit força per arreglar el que amics i veïns consideràvem un disbarat. Tot això, a partir d’ara, provaré de seguir-ho fent a través d’altres mitjans.

6. Deixo X perquè tinc molts parents i amics –ni polítics ni periodistes ni, encara menys, influencers o assimilats— que viuen feliç i tranquil·lament sense tenir cap relació amb X, la qual cosa demostra que és perfectament prescindible.

Participar en X és pagar a Musk. Pagar a Musk és finançar Trump. Animeu-vos i deixeu X. Boicot a Musk! Boicot a Trump!

31 oct 2024

L’Ángel Sánchez i el periodisme de taula

Enric Sala
“¿Fas taula o carrer?” Aquesta era, fa unes quantes dècades, una pregunta habitual entre dos periodistes que feia temps que no es veien i s’havien perdut una mica la pista. Fer taula o fer carrer era el blanc o negre, el ying i el yang, del periodisme escrit, el dels diaris de paper, els mitjans que constituien el gruix del llocs de treball de l’ofici. Era --parlem de mitjans dels anys 70-- una època en que a les ràdios hi havia molt pocs programes informatius, només hi havia una televisió, TVE, i no existia ni ningú imaginava internet. La premsa escrita era, per tant, el lloc ‘natural’ per exercir la professió. I pels joves periodistes que accedien a les redaccions, la dicotomia era ¿taula o carrer? És a dir, dedicar-se a elaborar continguts des de la seu del diari (via contacte telefònic amb fonts pròpies, agències de premsa, corresponsals, arxius…) o bé sortir al carrer a buscar informació i cobrir esdeveniments.

Pot semblar una simplificació una mica exagerada, perquè hi havia i
Ángel Sánchez (dret), a la redacció d''El Periódico'.
hi ha registres del periodisme que combinen les dues facetes, però a grans trets la divisòria era aquesta. En qualsevol cas, en aquells anys finals del franquisme i de les beceroles de la democràcia, a la premsa barcelonina el periodisme de carrer tenia més ‘glamour’ que el de taula. Probablement, un dels motius va ser que el principal àmbit on els periodistes compromesos podien forçar les costures del franquisme i ser agosarats era la informació de barris de Barcelona, amb Josep Maria Huertas com a gran referent. I sense que ningú del gremi ho digués obertament, els periodistes de taula eren vistos sovint com de segona fila. Però la realitat és que en molts casos la seva tasca va ser tant o més important que la dels que gastaven la sola de les sabates fora de les redaccions.

Reivindicar el periodisme de taula –el del darrer quart del segle XX, però també el que es pugui fer a les redaccions avui-- em sembla necessari ara que ha mort l’amic i company Ángel Sánchez (Talavera de la Reina, 16 de juliol de 1946 / Barcelona, 23 d’octubre de 2024), perquè ell en va ser indiscutiblement el gran exponent, no només a 'El Periódico de Catalunya', sino a tota la premsa catalana. Al llarg de la seva fecunda trajectòria professional, molt poques vegades l’Ángel va fer informació de carrer, però això no li va impedir desenvolupar durant dècades des de la redacció el descomunal talent periodístic que tenia, que el va convertir en mestre i referència per molts de nosaltres. Dotat d’una gran capacitat analítica i d’avaluació de l’actualitat –sobre tot la política, que li va interessar tota la vida--, des de la taula de la redacció era capaç de controlar al detall la informació que arribava, processar-la convenientment i dirigir amb solvència i empatia els seus equips per redactar i posar en pàgina les notícies. Tot amb una sòlida aleació de rigor formal i atractiu visual, senya d’identitat fundacional d’'El Periódico'.

La tasca del periodista de taula era força anònima, ja que, per la mateixa característica de la feina, poques vegades hi havia la oportunitat de signar un text propi. I malgrat això, l’Ángel va ser sempre un exemple d’escrupulositat i exactitud, qualitats que va mantenir inalterables en les diverses tasques i responsabilitats que li va tocar assumir al llarg de més de 30 anys.

Aquesta cocció cuidada dels textos es troba a faltar força a la premsa d’avui, sigui impresa o digital. Tots sabem com n’és de complicat el periodisme en aquests temps, però no deixa de sorprendre la poca cura que hi ha en l’acabat que s’ofereix al lector, sobretot a les webs. Fa tot l’efecte que la carrera per ser els primers (o no ser els últims) en donar una notícia, sumada a la migradesa de mitjans, porta sovint a errors i a errades que s’haurien d’evitar per respecte al lector, que em sembla que ja torna a prioritzar la qualitat i la credibilitat de la informació per damunt del deler de la immediatesa.

Des de la comoditat del periodista jubilat, però també des de l’inquietud pel rumb d’aquest ofici apassionant, penso que la premsa escrita d’avui hauria de tener ben presents clàssics com l’Ángel Sánchez i l’escola que va representar. La renúncia a l’espectacularització exagerada de la informació, valorar més la documentació --on són, per cert, molts dels arxius en paper dels diaris?, estan tots digitalitzats?, s’utilitzen?-- i el rigor i la claredat expositiva em semblen indispensables per recuperar credibilitat a ulls dels lectors. Això sense entrar en qüestions més de fons com el finançament dels mitjans, els interessos polítics i comercials per controlar-los o el canvi radical de paradigma que han suposat les xarxes socials i la facilitat per difondre notícies falses.

A l'Ángel li vàrem donar el darrer adéu el 26 d’octubre, el mateix dia que es complien 46 anys de la publicació del primer número d’'El Periódico', del qual va ser fundador. Una coincidència que ens hauria de fer reflexionar sobre el passat i el futur del periodisme… i la importància de la feina ben feta des d’una taula de redacció, com ell ens va ensenyar.

28 oct 2024

El periodismo también castiga a los mejores

M. Eugenia Ibáñez
Me resulta difícil escribir sobre Ángel Sánchez tras haber leído en este mismo espacio a compañeros que le conocieron, admiraron y amaron. Poco puedo añadir a sus textos, no soy de repetir elogios y por otra parte, Ángel, seguro, me recriminaría dedicar líneas a cosas ya dichas y sabidas.

En lo que sigue, intentaré mantener un cierto distanciamiento del
Ángel Sánchez con sus compañeros de 'El Periódico'
(de izquierda a derecha) Enric Sala, Carmen Umbón,
  Teresa Pérez, Mercè Conesa, María Eugenia Ibáñez,
 Ángeles López y Tere Rubio.
personaje, más que nada por ser fiel a su concepto de lo que debía ser el ejercicio honesto del periodismo, nunca dejarse arrastrar por las vísceras ni sentimientos personales, intentar que las teclas del ordenador sigan el ritmo de los datos y el trabajo que exige una buena documentación. Pero me va ser difícil marcar distancias con una persona junto a la que he hecho toda mi carrera profesional, desde 'Diario Femenino', 'Mundo Diario' y 'El Periódico', y junto a quien, el mismo día del mismo mes y el mismo año, adquirimos la condición de jubilados. Un hombre que me ayudó, que me acompañó a salir del paro y me encontró acomodo en 'El Periódico' y que, en los últimos años de nuestras andanzas profesionales, me dejó llorar en su arrinconado despacho del destierro cuando él, seguro, tenía más motivos que yo para lamentar su situación. Me va a ser difícil, insisto, dejar al margen los sentimientos y centrarme en los rasgos profesionales, pero lo intentaré para explicar cómo trabajó Ángel Sánchez de la Fuente, nacido en Talavera de la Reina en 1946 y fallecido en Barcelona el pasado día 23.

Fue un periodista que utilizó pocos adjetivos en sus textos. Los rechazó por considerarlos un fácil recurso al que acuden quienes carecen de mejores argumentos para informar, para acercar la realidad al lector o describir un personaje. Sustituir esos adjetivos por hechos contrastados fue la misión de su paso por las redacciones donde trabajó. Su archivo personal se formó con miles de recortes de diarios, revistas, notas diversas que clasificaba por orden alfabético o temático. Parte de esa documentación se mantiene, otra fue destruida no hace mucho por deseo propio. Le recuerdo en encuentros con amigos cuando, mediada la conversación, sacaba un pequeño papel y un minúsculo lápiz con el que había anotado apuntes sobre el tema del que con toda seguridad hablaríamos. Era su aportación a la noticia del día, a la actualidad, su archivo portátil. Nunca faltaron unas buenas tijeras en su mesa de trabajo y no es probable que llegara un solo día a su casa sin un manojo de recortes de prensa, revistas con noticias diversas, notas de políticos o personajes diversos destinados a formar parte de su archivo tras recibir la etiqueta adecuada. Sus hijos fueron archiveros ocasionales pagados con doble remuneración, la económica, ajustada a su edad, y la educativa, porque aquellos niños absorbieron con lentitud la historia del país. Y algo les quedará, debía pensar Ángel.

Ese archivo, me atrevo a decir único por su volumen y continuidad, fue la base de dos libros(*) que aún hoy, y a pesar del tiempo transcurrido, deberían estar muy cerca de los redactores de política de este país para cubrir olvidos y errores que se cuelan en internet. Esa peculiar base de datos sirvió también para dar cuerpo a centenares de textos con un estilo periodístico con marca de autor. Los retratos y perfiles de personajes de Ángel Sánchez tenían un estilo personal, diferente, porque conseguían que fueran los retratados los mismos redactores de los textos a través de sus propias declaraciones, rescatadas del pasado en amarillentos recortes de prensa. Y si el relato del propio protagonista quedaba desdibujado, incompleto, Ángel sumaba aportaciones de terceros para cerrar la definición del personaje. Una original variante de estos retratos fue la serie 'Antología de sandeces políticas', 63 piezas publicadas entre 2014 y 2017 en el bloc 'La Lamentable', textos dedicados, como puede deducirse del título, a recordar las muchas necedades cometidas y dichas por los dirigentes de este país, sin distinción ideológica alguna.

Ángel aplicó rigor y meticulosidad en su trabajo y trasladó esa exigencia a su entorno laboral, a sus compañeros en la redacción y a sus superiores. Nunca eludió elogios cuando el resultado del esfuerzo ajeno era el adecuado. Solía utilizar un tono directo en su ejercicio profesional que sirvió a muchos para corregir errores, para mejorar en la profesión, para aprender con humildad de los errores que se pueden cometer en periodismo. Fue fiel a la herramienta básica en su profesión, el uso de la lengua castellana que utilizó con corrección exquisita y respeto total al lector, el primer destinatario de nuestro trabajo.

Ángel Sánchez de la Fuente se jubiló en septiembre del 2006, a los 60 años, 28 de los cuales los dedicó a 'El Periódico'. Los últimos años en este medio los pasó ejerciendo funciones que no correspondían con su experiencia y conocimientos y alejadas de la responsabilidad que mantuvo en anteriores cargos de subdirector y director adjunto. La cara oculta del periodismo también castiga a los mejores.

Descansa en paz, compañero del alma, compañero.


(*) 'Diccionario de los partidos políticos', 1977, Dopesa, y las 600 fichas de 'Quién es quién en la democracia española', Flor del Viento Ediciones, 1995.

27 oct 2024

Company, mestre i amic

Kiku Cusí
Amb l’Ángel Sánchez de la Fuente ens vàrem conèixer a l’Escola Oficial de Periodisme de Barcelona. Encara recordo la primera classe del gran Manuel del Arco, que ens va impressionar força a tots dos: “¿Vostès somien molt en fer grans cròniques de política internacional [en aquella època era l’únic una mica interessant en una premsa molt i molt grisa]? No oblidin mai que la millor de les cròniques l’endemà servirà, tota tacada d’oli, per embolicar un entrepà de sardines o en un terra acabat de fregar.”

L’Ángel no va oblidar mai aquella lliçó d’humilitat; però la va
Ángel Sánchez, a la redacció d''El Periódico'. 

sabercomplementar amb moltes altres coses que el van convertir en un dels grans periodistes catalans de les darreres dècades. Com em comentava en Rafel Jorba ahir durant el funeral, si enlloc de viure a Barcelona hagués treballat a Madrid, ara seria recordat a tots els mitjans espanyols com un dels grans comunicadors de la nostra època.

Va ser exigent, molt exigent, amb la seva feina i amb la dels qui l’envoltaven, sense escatimar esforços; tenia verdadera passió per explicar la realitat als seus lectors, una realitat que no podia ser manipulada, sinó que havia de ser explicada de forma clara perquè la pogués entendre tothom. I tot això amb un llenguatge ric, molt ric, gens farragós, propi d’un castellà vell de Talavera de la Reina format a Salamanca.

Va començar a 'Diario Femenino-Mundo Diario', on va saber regatejar les consignes del representant franquista a la redacció i crear una secció de política espanyola molt innovadora en el diari més lluitador contra el règim en aquells anys del final del franquisme i la transició.

Va ser solidari i molt fidel als seus. Quan l’Antonio Franco li va oferir crear la secció d’Espanya Política a 'El Periódico de Catalunya', va posar una sola condició: només hi aniria si podia anar-hi amb tots els membres de la secció que havia format a 'Mundo Diario', el Sebastián Serrano, l’Enric Sala i el Xavi Campreciós. El Franco es va resistir al principi, però al final va acceptar. I tots quatre van formar part de l’equip fundacional d’'El Periódico'. I va ampliar aquell equip amb una xarxa de corresponsals que l’adoraven.
Ángel Sánchez (el primer de peu a la dreta),
amb altres membres de la primera
 redacció d''El Periódico de Catalunya'.

Pocs anys després el Franco va desmuntar aquella redacció per fer l’edició catalana d’'El País', i l’Ángel es va convertir en un dels pals de paller d’un 'Periódico' que semblava tocat. Va passar de ser el capdavanter de Política a ser el subdirector d’Informació, la persona que tenia tot el diari al cap. I lluny d’anar cap avall com tothom temia, 'El Periódico' va seguir pujant, tant en qualitat com en difusió. I quan l’Enrique Arias Vega el va fer director adjunt, va posar com a condició seguir dirigint tota la informació.

Perquè aquesta era la seva passió, informar. Sense favoritismes, sense capelletes. Amb dos objectius: explicar la realitat i defensar la democràcia. I quan la lluita de poders a la redacció el va arraconar --fins i tot físicament--, va seguir treballant.

Va aprofitar l’espectacular arxiu que s’havia fet amb tenacitat, dia a dia, per escriure un diccionari imprescindible per entendre el tardofranquisme, la transició i els primers anys de llibertat formal: Quién es quién en la democracia española. Un llibre dedicat a la seva primera passió: la dona, la Jordina, i els fills, el Roger, la Meritxell, la Laia i la Jordina.

Més endavant hi va ampliar aquesta passió als nets, que es va traduir primer en 'Memorias de un abuelo canguro' i després en 'Notas de un abuelo sufridor', escrites, com sempre, amb un llenguatge ric, clar i entenedor. Uns textos que vessen amor pels quatre costats.

Com a periodista, l’Ángel Sánchez va ser un home de diari, però no només. Amb la seva amiga Mirentxu Purroy va fundar 'Punto y Hora', un veritable puntal en la lluita antifranquista a Euskadi. També va col·laborar a 'El Papus' i durant uns anys va ser subdirector d’'El Jueves', on va fer gala d’un llenguatge irònic, fins i tot mordaç, però gens barroer. Sense casar-se amb ningú, amb una independència de criteri que molt pocs saben mantenir.

Ja jubilat, va seguir escrivint, perquè no podia viure sense fer-ho. I a més de les 'Memorias...' familiars, va seguir fent les seves clarividents anàlisis (polítiques o no) a La Lamentable, dels grans Martí Gómez i María Eugenia Ibáñez.

Vaig tenir el privilegi d’estar molts anys al seu costat, tant a l’Escola de Periodisme com a 'Diario Femenino-Mundo Diario' --el llegat del qual sempre va reivindicar-- i 'El Periódico', i també formant part colateral de la família. Per mi ha estat un mestre, amb qui he pogut discrepar i debatre amb molt de respecte a banda i banda. Però més enllà de ser un gran periodista i un gran company, sobretot ha estat una gran persona i un gran amic.

25 oct 2024

En la redacción no se llora

Carmen Umbón
Recién llegada a 'Mundo Diario', poco después de la muerte de Franco, conocí a Ángel Sánchez de la Fuente. El diario gozaba ya de una merecida fama de rigor y compromiso progresista pese a las limitaciones materiales en las que se desarrollaba el trabajo, y yo estaba feliz por la suerte que había tenido de ser contratada allí. La sección de política brillaba con luz propia en aquella pequeña redacción y su jefe, Ángel, emanaba de manera natural una autoridad que superaba en mucho su edad y su cargo. Hasta el punto de que en una conversación de pasillo, distendida, que mantuvo con el subdirector Alfredo Martínez —y que escuché por casualidad— los confundí, creyendo que el que ostentaba el cargo más alto era él.
Ángel Sánchez (el primero de pie por la izquierda) junto a algunos de los primeros miembros de la redacción de 'El Periódico de Catalunya'. En el otro extremo, Antonio Franco, su primer director.

Nunca tuve el privilegio de trabajar directamente a sus órdenes, pero su magisterio iba mucho más allá de los estrechos límites de una sección. Si se prestaba atención se aprendía, y a mi me hacía mucha falta, porque venía de Madrid tras varios años en el extranjero y no conocía ni la ciudad ni Catalunya.

Un día que mi cometido era vigilar las erratas en el suplemento dominical estaba preocupada porque no se me escapara ninguna sobre el 'caso Lockheed', el tema que iba en portada. Lo miré y remiré 20 veces. Estaba bien, así que me fui a casa tranquila y satisfecha. A la mañana siguiente vi que el título del suplemento era “El escándolo (con o) de la Lockheed”.

Me cayó una justificada reprimenda y me fui a llorar al baño, un lugar clásico de desahogo para las chicas, más proclives al llanto que nuestros colegas varones cuando las cosas salían mal. Antes de entrar me crucé con Ángel que vio mis lágrimas, estuvo pendiente de que saliera y acto seguido me dio la gran lección de mi vida: “Pase lo que pase, en la redacción no se llora. Bajo ningún concepto. Si te muestras débil pierdes credibilidad”. Y me confesó que a veces también él sentía desánimo porque las cosas no salían perfectas, pero había que sobreponerse.

Con todo el diario en la cabeza

Sebastián Serrano
Cuando empecé a trabajar con Ángel Sánchez, hace 50 años, con Franco todavía viviendo en el Palacio de El Pardo, la de periodista era una profesión que empezaba a ser prestigiosa, igual que la de político. Una generación de jóvenes políticos de convicciones democráticas, y también de jóvenes periodistas, se esforzaba por echar abajo la dictadura aunque ello aún comportara acabar en comisaría o en la cárcel.

El recién fallecido Ángel Sánchez era entonces el responsable de
la 
información política de 'Mundo Diario', el diario barcelonés que con más ímpetu apostaba por la democracia. Todavía recuerdo los debates de la sección que entonces se denominaba 'España' sobre la agónica enfermedad de Franco y los enrevesados partes médicos, y aquella sensación de esperanza, no exenta de incertidumbre, que nos invadió el día que falleció.

Durante varios años, la profesión de periodista siguió siendo de riesgo en España y Ángel lo pudo comprobar en carne propia. Él era colaborador de la revista satírica 'El Papus' cuando ésta sufrió un atentado mortal de la extrema derecha en septiembre de 1977, apenas tres meses después de las primeras elecciones libres.

Dotado de una gran memoria y de un archivo particular que le consumía una buena parte de su tiempo, tanto el de trabajo como el de ocio, Ángel ponía constantemente en evidencia a los políticos en el poder. Al principio eran los franquistas y más adelante todos los demás. Con el tiempo, la complicidad de periodistas y políticos para alcanzar y reforzar las libertades derivó en muchos casos en un cierto conchabeo al consolidarse la democracia. Ángel no cayó en la trampa. Su espíritu crítico se mantuvo aunque ello tuviera un coste para él.

Su memoria también le permitía tener todo el diario en la cabeza. Ángel Sánchez era el responsable de la información política cuando se puso en marcha 'El Periódico de Catalunya' en octubre de 1978, pocas semanas antes de la aprobación en referéndum de la Constitución. Muy pronto accedió a puestos de dirección en los que siempre desempeñó un papel crucial: llevar todo el contenido del diario en la cabeza. Más aún: llevar todo el contenido del propio diario comparado con los demás periódicos de la competencia. Su espíritu crítico también lo aplicaba al propio diario aunque ello tuviera un coste para él.

Ángel Sánchez amaba el periodismo, pero no más que a su familia. Padre de un niño y tres niñas, llevaba a rajatabla la conciliación de la vida profesional y familiar cuando el término conciliación ni siquiera se utilizaba. Era una excepción. Muy pocos periodistas varones actuaban como él.

Durante dos décadas nuestros caminos profesionales se alejaron. El nunca dejó 'El Periódico' hasta que se jubiló en el 2006. A mi vuelta a ese diario, cuando el prestigio de la profesión de periodista era ya escaso, Ángel mantenía su independencia y su espíritu crítico. De hecho, los artículos que escribió tras la jubilación mantuvieron la mordacidad de siempre. Ha sido coherente hasta el final.