El quadern dels periodistes apocalíptics, integrats, optimistes i/o solidaris

EL QUADERN DELS PERIODISTES APOCALÍPTICS, INTEGRATS, OPTIMISTES I/O SOLIDARIS

27 oct 2021

Jueces contra periodistas, otro modo de minar la democracia

Andreu Farràs
Es obvio que en los últimos tiempos el poder judicial ha adquirido un protagonismo inusitado en la vida política de nuestro país. La judicialización de la política y la politización de la justicia son dos caras de una misma moneda que inquieta a un sector de la ciudadanía cada vez más amplio por su influencia nociva en la salud democrática. El judicial es uno de los tres poderes que los clásicos consideran fundamental en toda democracia. Pero la actual hipertrofia de este poder está limitando y condicionando sobremanera las decisiones de los otros dos pilares, el ejecutivo y el legislativo. Incluso está perjudicando la credibilidad de otras instituciones, como la monarquía o la universidad; erosionando el libre ejercicio de los profesionales de los medios de comunicación, imprescindibles para ayudar a la ciudadanía a fiscalizar a los poderes políticos y económicos, y, durante la pandemia, dificultando incluso el funcionamiento de algunos servicios básicos del Estado del bienestar como la salud, la educación y la seguridad.

Sobre todo desde que accedió a la Moncloa un gobierno de coalición
progresista, el Tribunal Constitucional, el Supremo y la Audiencia Nacional han publicado en los últimos años numerosas sentencias y pronunciamientos polémicos, que han sido analizadas con preocupación en foros muy diversos. Aquí, no obstante, solo hablaremos de los fallos que han dictado recientemente o están a punto en emitir tres juzgados de Madrid, Zaragoza y Barcelona que afectan a la profesión periodística y, en consecuencia, al libre acceso de la ciudadanía a la información.

En Madrid, la juez María Cristina Díaz ha ordenado a la publicación digital eldiario.es que revele quién le informó de la lista de bienes que se encuentran en el Pazo de Meirás, la propiedad que la familia del general Francisco Franco ocupó durante 82 años y cuya titularidad se encuentra en litigio. La jueza Díaz ignora –o prefiere desconocer—que el secreto profesional de los periodistas es un derecho recogido en el artículo 20 de la Constitución y que los periodistas tienen el deber de proteger la identidad de sus fuentes además de garantizar el derecho de información de los ciudadanos.


En Zaragoza, la titular del juzgado de lo contencioso administrativo número 4, Concepción Gimeno Gracia, ha desestimado la impugnación de la creación de un puesto de trabajo fijo de “técnico de comunicación institucional-community manager” del consejo de la Comarca de las Cinco Villas, al norte de la provincia de Zaragoza. La convocatoria de este puesto fue impugnada por la Asociación y el Colegio de Periodistas de Aragón al considerar que no se le podía encuadrar en el “grupo C1”, que solo tiene atribuidas tareas administrativas y exige a los candidatos titulación de Bachillerato o Formación Profesional de grado medio.

En la convocatoria, la corporación comarcal establecía que las funciones de la plaza eran mantener actualizados los distintos contenidos de la web comarcal y cargar y eliminar contenidos en ella a petición de los departamentos correspondientes; colaborar con los medios de comunicación con implantación en el territorio con la remisión de acontecidos, actividades, comunicados o anuncios; redactar escritos, a petición de la presidencia, el pleno de la corporación o los ayuntamientos integrantes de la Comarca de las Cinco Villas, para la difusión de sus actos y actividades, así como preparar los anuncios y cartelería si fuera necesario, y efectuar todas aquellas tareas propias de su categoría y cualificación profesional que se le encomienden.

En opinión de la jueza Gimeno, redactar comunicados y actualizar la web de una institución son “actuaciones especialmente mecánicas que no definen al Periodismo”. La Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) se ha mostrado radicalmente en contra de los argumentos de la sentencia y ha instado a las empresas, entidades e instituciones, sobre todo las públicas, a que tengan en cuenta estas consideraciones a la hora de perfilar sus plantillas y apuesten por periodistas, para que estos hagan lo que saben hacer y para lo que se han formado: comunicar e informar desde el rigor, la honestidad y la profesionalidad. “El periodismo requiere conocimientos, fuentes y agenda. Los y las periodistas se forman durante años para desempeñar su trabajo. El periodismo no es una tarea mecánica”, afirma la FAPE.

¿Está entre las funciones de una jueza de lo contencioso-administrativo establecer quién es periodista y quién no lo es? ¿Si en lugar de denominarle ‘técnico de comunicación institucional-community manager’ se le llamase ‘redactor miembro de un gabinete de prensa o comunicación’ merecería una categoría profesional superior y, por tanto, mayor remuneración salarial? ¿Cuántos periodistas graduados o licenciados se dedican en la actualidad a ejercer de ‘community manager’ en España? ¿Cuántos de ellos reciben un sueldo más cercano a la de técnico C1 que al de graduado universitario? Son algunas de las muchas preguntas que cabría formularse en un debate sobre las nuevas tareas de los periodistas ante la interminable transición digital de los medios informativos y los gabinetes de comunicación.

El ‘caso Albert Garcia’


Tercer y último caso judicial. En Barcelona, un fotoperiodista, Albert Garcia, está esperando la sentencia del juicio al que fue sometido después de ser acusado por la policía de haber agredido a un agente y desobedecer a la autoridad durante una de las manifestaciones que tuvieron lugar en octubre de 2019 en protesta por la condena del Supremo a los líderes del proceso independentista. Inicialmente, la fiscalía ratificó la versión policial y atribuyó a Albert Garcia dos delitos de atentado a agentes de la autoridad y un delito leve de lesiones, por los que pidió 18 meses de prisión, una multa de 40 días y una indemnización. Sin embargo, días después, en sus conclusiones definitivas, el ministerio público redujo las penas a causa de la inconsistencia de las pruebas aportadas por la policía y retiró la petición de prisión, rebajó la multa a casi la cuarta parte si bien mantuvo la imputación del delito de resistencia y lesiones leves. La defensa de Garcia alegó que “capturar una imagen no es delito ni dar información a los ciudadanos es delito”. Numerosos colectivos profesionales, consejos de redacción y comités de empresa de medios de comunicación manifestaron su solidaridad con Garcia, protestaron contra la creciente persecución de los cuerpos policiales hacia el trabajo de los informadores y exigieron la absolución del fotoperiodista.

Una vez se resuelvan los previsibles recursos y sean firmes las sentencias sobre estos tres casos, marcarán el nivel de la libertad de información en este país. La primera, porque pone en cuestión nada menos que un precepto constitucional, el del derecho al secreto profesional de los periodistas y que algunos estamentos están interesados en soslayar. La segunda, porque abona la estrategia de no pocas empresas e instituciones, destinada a precarizar el oficio periodístico minusvalorando sus funciones y, por ende, jibarizar las remuneraciones. Y la tercera, porque si se convierte en una sentencia condenatoria, supondrá un espaldarazo a la arbitrariedad policial en la represión de los periodistas durante las manifestaciones que desemboquen en actos violentos. Como en cualquier conflicto, uno de los bandos enfrentados, cuando no los dos, prefieren que no haya testigos incómodos. Las trabas policiales a las labores informativas han aumentado tanto en España y otros países de la Unión Europea en los últimos meses que hasta la Comisión ha recomendado a los Estados miembros que “garanticen la seguridad en las protestas ciudadanas y impulsen sistemas de investigación y enjuiciamiento efectivos e imparciales”.

No pocos analistas han expresado su desasosiego por este insólito aumento del protagonismo de los jueces y sus decisiones en la vida política española. Algunos comentaristas de izquierdas incluso han hallado un paralelismo entre este fenómeno y el auge la emergencia de la extrema derecha. Añaden que los jueces más reaccionarios –en un colectivo profesional ya de por sí de tradición conservadora— actúan ahora con menos complejos que sus antecesores durante la Transición. Algunas actuaciones, concluyen estos expertos, ayudan a que el sistema democrático se encuentre seriamente amenazada en España. Quizá sea una exageración. Pero las tres decisiones judiciales que hemos citado relativas a la libertad de información y la consideración laboral de los periodistas tienen una relación estrecha con el exagerado protagonismo que los jueces están adquiriendo en otros ámbitos de la vida política y social. 

Es indudable que sin justicia no hay democracia, pero sin el respeto a todos los valores democráticos tampoco hay justicia. Y esto parecen olvidarlo algunos miembros de la magistratura, partidarios cada vez menos secretos de la implantación fáctica de un todopoderoso “gobierno de los jueces”.

21 oct 2021

La repressió franquista de la premsa a la nova revista 'Memòria'

Dos editors de diaris catalans van ser afusellats pels franquistes i un altre va morir a la presó. Els directors dels periòdics de Barcelona van marxar tots a l’exili, però alguns van tornar molt aviat i no els va passar gairebé res. La maquinària dels tallers va ser confiscada i repartida entre els nous diaris del Movimiento Nacional. Homes i dones de la professió que es van quedar al país patien la prohibició de treballar com a periodistes.

Molts d’aquests fets han estat poc estudiats i alguns es posen de relleu per primer cop.
Són històries amb noms i cognoms que ara es reuneixen en el primer número de la revista 'Memòria', una publicació de la Casa de la Premsa i la Fundació Periodisme Plural. Hi col·laboren grans especialistes com Elvira Altés, Jaume Fabre, Isabel Fernández Alonso, Jaume Guillamet, Josep Carles Rius, Carolina Serra, Gil Toll i Joan Manuel Tresserras.

La revista aborda la petja d’aquesta ferida en la transició a partir de la constatació que la democràcia no va reparar les arbitrarietats comeses amb la premsa republicana. Un debat entre els autors intenta respondre a la pregunta de si el sistema comunicatiu podria haver estat diferent si s’hagués volgut saldar el deute pendent.

'Memòria' és una publicació que vol projectar sobre la societat un feix de llum sobre un passat que ha estat durant dècades condemnat a la foscor. La història desconeguda de la premsa i els periodistes ha passat molt desapercebuda. Els mitjans de comunicació formen l’opinió pública i aquesta és la clau dels sistemes polítics democràtics. És del tot necessari saber quin paper jugava cadascú per conèixer realment el passat. 

Compreu el vostre exemplar per 10€ amb enviament gratuït a domicili en aquest enllaç.

17 oct 2021

No cal anar a les Filipines

Jaume Reixach
El periodisme està d’enhorabona. Dos companys de professió han estat guardonats amb el Premi Nobel de la Pau d’enguany. Es tracta de la periodista filipina Maria Ressa, fundadora del portal Rappler, i del rus Dmitri Muratov, que l’any 1993 va llançar el diari 'Novaïa Gazeta'.

El comitè que els ha reconegut amb aquest premi ha valorat la “seva
Dmitri Muratov i Maria Ressa,
premis Nobel 2021.

lluita valenta per la llibertat d’expressió i els seus esforços per defensar la llibertat d’opinió, condició indispensable per a la democràcia i la pau”. També ha manifestat que “són els representants de tots els periodistes que defensen aquest ideal en un món on la democràcia i la llibertat de premsa estan confrontats a condicions cada cop més desfavorables. Un periodisme lliure, independent i factual serveix de protecció contra els abusos del poder, les mentides i la propaganda de guerra”.

Aquest premi Nobel és un reconeixement al periodisme crític i combatiu, com el que representen aquests dos col·legues: Maria Ressa, denunciant els abusos i els excessos del president filipí Rodrigo Duterte, que ha implantat un règim despòtic i violent en aquestes illes del Pacífic; Dmitri Muratov, combatent la corrupció i l’autoritarisme que ha marcat la política russa des del desmembrament de l’antiga Unió Soviètica.

El periodisme és una de les feines més boniques que hi ha, sempre que es pugui fer amb la voluntat de defensar els interessos generals de la societat i amb llibertat. Però també és una professió dura i sotmesa a tota mena de pressions i sota l’amenaça permanent de la repressió. Com els sis periodistes de la 'Novaïa Gazeta' que han mort assassinats en la història d’aquest diari o els terrorífics informes que publica cada any l’organització Reporters sense Fronteres, on fa balanç de l’estat de la llibertat d’informació al món.

Per fer aquesta feina, tant apassionant com difícil, cal venir plorat de casa. No és qüestió de fer-nos les víctimes. Malauradament, els humans permetem --per deixadesa, per impotència o per por-- que existeixi un ordre social profundament desigual i injust. Els periodistes, per la nostra febre vocacional, hem d’estar en la primera línia del compromís col·lectiu per aconseguir una civilització democràtica, ecològica, feminista, pacífica i harmoniosa.

Obsessió per controlar els mitjans


A Catalunya, tots ens coneixem. Per això denuncio que aquí la situació de la llibertat d’informació és molt precària. Les subvencions i la publicitat institucional de la Generalitat, de l’Ajuntament de Barcelona, de la Diputació de Barcelona i de les grans corporacions públiques condicionen absolutament la supervivència i, per tant, l’orientació informativa i editorial dels mitjans de comunicació. La distribució d’aquests ingents recursos públics és absolutament opaca i perversa i denota l’obsessió dels polítics de controlar els mitjans de comunicació i orientar els seus continguts.

Pel que fa als mitjans de comunicació públics, que haurien de ser el baluard de la independència professional al servei del conjunt de la població de Catalunya, la situació és absolutament aberrant. TV-3 i Catalunya Ràdio són, des de la seva fundació, el “búnquer” del sectarisme nacionalista i només tenen una doble funció: ser instruments de propaganda d’aquesta ideologia i, a la vegada, exercir la censura dels fets i de les opinions que els resulten contraproduents.

El panorama mediàtic de Catalunya és desolador i la culpa d’aquesta greu pertorbació la té Jordi Pujol, el primer polític que va comprendre la importància estratègica que tenen els mitjans de comunicació per manipular, teledirigir i conformar l’opinió pública. Per això, quan va decidir entrar en política es va dotar, tot seguit, d’un aparell mediàtic potent ('El Correo Catalán', 'Avui' i 'Destino').

Un cop va assolir la presidència de la Generalitat, l’any 1980, una de les seves primeres fites va ser la creació de Catalunya Ràdio i TV-3, que va posar immediatament al seu servei personal i al dels seus objectius polítics. Com que 'El Correo Catalán' i 'Destino' ja no li servien, els va fer tancar. A banda de controlar amb mà de ferro els mitjans de comunicació públics, Jordi Pujol va utilitzar tot seguit els recursos de la Generalitat per “untar” els editors de premsa de Catalunya amb publicitat, subvencions, avals… A canvi, òbviament, d’obeir les directrius que arribaven del palau de la plaça de Sant Jaume i de tapar els escàndols de corrupció que ja començaven a sovintejar.

Aquests dies, tots els periodistes catalans hem lamentat la mort d’Antonio Franco, fundador i director d’'El Periódico'. És una llàstima que no hagi deixat escrites unes memòries on expliqués totes les pressions i censures que va rebre del seu editor, Antonio Asensio, per impedir que el diari publiqués, durant anys, notícies incòmodes amb els interessos de Jordi Pujol i Convergència.

Aquest ambient tòxic ha fet un mal terrible al periodisme català, que ha arribat als nostres dies i que ha malmès greument la professió. Els polítics coneixen perfectament la feblesa econòmica dels mitjans de comunicació, i més després de la irreversible puixança de la premsa digital, que ha portat a la multiplicació de les capçaleres.

Els ensenyaments de Jordi Pujol són molt útils i tenen plena actualitat. Els polítics que tenen al seu abast pressupostos públics de consideració saben que poden tenir els editors –i, en conseqüència, els periodistes-- menjant a la seva mà i a la seva plena disposició. Dient el que toca i callant el que no toca.

I això és el que està passant a Catalunya, malauradament, amb més intensitat que mai: Pere Aragonès, els dirigents d’Esquerra Republicana i de Junts per Catalunya, i Ada Colau, entre molts altres polítics que “toquen” pressupost, saben que tenen les esquenes cobertes i que són “intocables”, perquè els mitjans de comunicació catalans sobreviuen gràcies a ells. El cas del programa que fa Marcela Topor, la dona de Carles Puigdemont, a la TV de la Diputació de Barcelona és el paradigma de la màxima degradació a la qual hem arribat.

No cal anar a les Filipines ni a Rússia per trobar indrets on la llibertat d’informació i d’expressió està amenaçada i assetjada. Per això, no cal moure’s de Catalunya i, per extensió, d’Andorra, l’únic país del món on el català és la llengua oficial i on la feina dels periodistes està totalment condicionada.

Per un consell subvencionador plural i independent


Exigeixo que totes les institucions que dediquen pressupostos públics als mitjans de comunicació disposin d’un consell plural i transparent on s’avaluïn i s’aprovin les adjudicacions que fan, ja siguin de subvencions, patrocinis o publicitat. L’obscurantisme que regna des de fa dècades ha provocat la creació d’un 'mercat negre' i inconfessable on es trafiquen informacions i línies editorials a canvi de diners.

Pel que fa als mitjans de comunicació públics: com reclamen amb vehemència els sindicats professionals, cal que la imparcialitat i l’objectivitat sigui escrupolosa en l’elecció dels directors de TV-3 i Catalunya Ràdio, que fins ara obeeixen a quotes polítiques. Hi afegiria: la transparència en la contractació de les productores externes –l’escàndol de Mediapro i Minoria Absoluta és insuportable- i l’eliminació de les 'llistes negres' en la selecció d’opinadors i tertulians.

També vull mostrar, des d’aquí, la solidaritat d’'El Triangle' amb el fotògraf Albert Garcia, d’'El País', que ha hagut d’afrontar un delirant judici per la suposada agressió a un policia nacional durant els aldarulls de la plaça d’Urquinaona de l’any 2019. La fiscalia li demana 1,5 anys de presó i una multa de 14.000 euros.

Article publicat a la revista 'El Triangle' el 13 d'octubre del 2021.

11 oct 2021

El Antonio Franco de ‘Mundo Diario’

Ángel Sánchez de la Fuente
Han transcurrido unos cuantos días desde el fallecimiento de Antonio Franco (el pasado 25 de septiembre) y me he decidido a compartir el recuerdo que guardo de la primera vez que trabajé con él en el desaparecido 'Mundo Diario'. Porque, efectivamente, Franco formó parte de la redacción del periódico del Grupo Mundo como subdirector. Un hecho omitido, no sé por qué razón, en todas las semblanzas biográficas que he podido leer. Bien es verdad que su paso por el citado diario fue muy breve: poco más de un mes en la primavera de 1978, concretamente en abril. La causa de su abandono prematuro fue la oferta que recibió de Antonio Asensio, presidente del Grupo Zeta, para fundar 'El Periódico de Catalunya'.

Yo había coincidido con Franco un año antes en 'El Cuervo', un semanario de humor de corta vida, editado por Amaika, propietaria de 'El Papus'. Su aterrizaje en el 'Mundo Diario' que dirigía Ramon Solanes significó la llegada de un soplo de aire nuevo que no se convirtió en vendaval por falta de tiempo. Como entre sus preferencias estaba la política española, desde el primer día mantuvo una estrecha relación con la sección que trataba el tema y que entonces dirigía yo. Resultó crucial un acontecimiento que tuvo lugar el 7 de abril de aquel 1978, cuando Carmen Franco Polo, hija del dictador, fue sorprendida en el aeropuerto de Barajas con 31 monedas de oro y brillantes antes de embarcarse hacia Ginebra. La impactante noticia nos hizo vibrar tanto que nuestros ojos brillaron más que el oro de la duquesa.

Fueron pocos los días compartidos con Antonio Franco en 'Mundo Diario', pero suficientes para darme cuenta de su valía profesional y su capacidad de trabajo, que ya conocían muchos de los que trabajaron con él en el 'Diario de Barcelona'. En julio de aquel año, varios redactores del periódico de Sebastián Auger nos incorporamos al proyecto de 'El Periódico de Catalunya', que vio la luz en octubre. Además de Ramon Miravitllas y Carlos Pastor, nos fuimos Sebastián Serrano, Xavier Campreciós, Enric Sala y yo. Puedo asegurar que si cambiamos de aire fue sobre todo porque el Grupo Mundo había iniciado su agonía económica y la alternativa que se nos presentaba era muy atractiva.

Por todo esto a lo que me he referido, en pocas líneas, es por lo que me duele personalmente que nadie mencione el paso de Antonio Franco por 'Mundo Diario'. Ah, y aprovecho para expresar mi lamento por el silencio ominoso que suele rodear, a nivel profesional, a ese periódico. Creo que expreso el sentir de quienes trabajamos allí. ¿A que sí, María Eugenia?

9 oct 2021

El periodisme espanyol i el silenci sobre la guerra de Sàhara, una qüestió de drogues?

Manuel López
Un silenci, i un misteri, plana sobre el periodisme a Espanya: el del conflicte al Sàhara Occidental, que fins el 1975 va ser província hispana i que va passar a mans marroquines gràcies a la crisi per la mort de Franco i a la ben jugada Marxa Verda. L’exèrcit franquista no va voler enfrontar-se a milers de civils i el darrer govern del dictador va optar per transferir l’administració del territori al Marroc i Mauritania, que poc desprès va deixar el territori en mans del primer.

Ara, al 2021, hi ha guerra prop de casa nostra. En el seu informe al Consell General de les Nacions Unides (NNUU), António Guterres, el seu secretari general, va informar que des de principis del 2020 s’han produït 1.100 bombardejos a la zona. Cada dia les forces del Polisario (Frente Popular de Liberación de Saguía el-Hamra y Río de Oro) llancen míssils o coets per damunt de l’anomenat Mur de la Vergonya. Es tracta d’uns 1.200 kilòmetres de trinxeres de fins a cinc anelles defensives que ha creat Marroc, ajudat pels Estats Units i per França, per detenir als sahrauís i impedir atacs com els que van fer que el 1975 fins el 1981 hi hagués una guerra declarada amb milers de morts i presoners.

La certificació que ha fet António Guterres dels bombardejos no ha estat mai recollida pels diaris espanyols. Tampoc pels catalans.

Fa pocs mesos li vaig preguntar a Jordi Juan, director de 'La Vanguardia', amb qui tinc relació des de que vàrem treballar junts a 'El Periódico', per què el seu diari no parlava d’aquesta guerra. La seva resposta va ser: “Quina guerra? Jo no l'he vist a 'La Vanguardia'”. Encara conservo el seu e-mail.

El silenci dels periodistes de casa nostra resulta incongruent si tenim en compte que l’opinió pública espanyola ha mostrat, any darrera any, la seva estima i consideració de la lluita dels sahrauís.

Durant aquests decennis, milers de sahrauís han vingut a Espanya per anar els hospitals, per treballar o han enviat els seus nens i nenes per passar els estius amb famílies d’acollida. S’han establert molts lligams gairebé familiars i l’ajuda del poble espanyol a aquells africans ha estat molt necessària per poder viure en els camps de refugiats enmig del desert.

Això ho hem pogut comprovar professors i estudiants de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) que hem fet fins a tres expedicions per estudiar les condicions de vida en aquells territoris erms.

Fa poc, el 19 de juny, es va fer una gran manifestació a Madrid en favor del Polisario.

Manifestació a favor del poble sahrauí, a Madrid.
Es van manifestar milers de persones, segons els diaris 'Público' i 'La Vanguardia', però poques informacions més podem detectar a la resta de la premsa escrita i digital, encara que aquesta sí que se n’ocupa més del conflicte, especialment la que és més propera a posicions d’esquerres.
Es curiós que no hi hagi contínues informacions d’aquesta guerra que la tenim a les nostres fronteres. Alguna cosa està passant.

Marroc no és un país molt industrialitzat. Ni tampoc té petroli. Ni gas. Té turisme, però insuficient com per mantenir la seva economia. Exporta per valor de 27.000 milions de dòlars, el 24% del seu PIB. Res més. O sí?

Segons la oficina de les Nacions Unides que controla el volum de droga al món, la United Nations Office and Drug and Crime (UNODC), Marroc produeix 35.000 tones de cànnabis. Això genera 240.000 milions de dòlars. És a dir, vuit vegades més que les seves exportacions legals. La font intermèdia és Alí Brahim Mohamed, a través del blog No te olvides del Sahara. És un blog en mans del Polisario, tot s’ha de dir, però la font inicial és prou consistent, les Nacions Unides.

Però, ¿com s’ho fa el país governat amb ma de ferro per Mohamed VI per transferir tanta droga a la resta del món?

Marroc no té fronteres fàcils, no és un país porós. Pel sud té Mauritania i el conflicte amb el Polisario. Pel nord, la frontera amb Espanya, plena de les nomenades 'concertines'. A l’est, Algèria, que acaba de trencar relacions diplomàtiques amb ell.

Alguna manera ha de tenir Marroc per passar tant de cànnabis a Europa. I aquí es on podem parlar de complicitats. Complicitats a tots els nivells. A Marraqueix hi ha diversos hotels de superluxe. Un d’ells és La Mamounia. Per ell van desfilant des de caps d’estat fins a ministres, autoritats de diverses organismes internacionals, empresaris i... periodistes.

Marroc ha anat teixint una xarxa de complicitats, per no dir una xarxa de socis, que ha fet que ningú posi al país en quarantena per la seva alta capacitat de produir drogues. 240.000 milions de dòlars és un bon negoci per a bancs, fons financers i empreses.

¿Té alguna cosa a veure el silenci de moltes de les empreses periodístiques espanyoles amb el negoci de la droga o amb la gent que se n’aprofita d’ell?

2 oct 2021

Las memorias de Juan Luis Cebrián: el paleto que quiso ser demócrata

Manuel López
"Paleto" es una palabra de uso popular que la Real Academia Española (de la lengua) no acierta a definir . Dice que es un adjetivo despectivo referente a una persona poco educada y de modales y gustos poco refinados. En este comentario literario vamos a emplear esa palabra acentuando algo esa definición para indicar que la empleamos al definir a una persona que se inmiscuye en un ambiente en el que no se siente bien, que no es el suyo, pero en el que quiere ser reconocido como miembro.
Es decir, paleto sería aquella persona que salta de un ambiente a otro
Juan Luis Cebrián.
para ser aceptado aunque interiormente sepa que nunca podrá pertenecer a él. Podríamos hablar de un 'parvenu', que traduciendo del francés quiere decir en español "advenedizo".
Y eso es lo que es el autor que comentaremos hoy a través de su obra autobiográfica.
Hablaremos de Juan Luis Cebrián, periodista y abogado, que hace unos años publicó un libro titulado 'Primera página'.
Se trata de un libro autobiográfico y, por lo tanto, muy poco autocrítico. Es verdad que acepta un sinfín de contrariedades y de contradicciones en su vida, pero siempre concediéndose el perdón. Por ejemplo, es hijo de la burocracia franquista, ya que su padre fue redactor jefe de un diario del régimen dictatorial, pero disculpa a la familia, y a toda la clase social a la que pertenece, aduciendo razones del momento.
Es decir, él nació en el seno de una familia franquista pero a lo largo de su vida ha tratado de corregir ese pecado, ¿o no?
En realidad, estaríamos ante el caso de una persona que se identifica bien a las claras con su clase social y con su procedencia, pero que sabe que la situación política del país debe cambiar de manera favorable para que esa clase social siga ostentando las riendas del poder.
Su carrera profesional no es la que hemos recorrido casi todos los periodistas. No tuvo que esperar meses y quizá años para poder entrevistarse con alguien que le abriera las puertas de un periódico, porque él entró de inmediato y casi con igual rapidez llegó a ser redactor jefe de un diario del régimen franquista.
No le costó nada hacer la carrera universitaria de periodismo porque le dieron dispensa al compaginar esos estudios con los de Derecho. Naturalmente se ha de tener en cuenta que los examinadores y los contratadores eran amigos de su familia y si le facilitaban su carrera académica era porque lo estaban preparando para que les sucediera.
Algo así sucedió con Pasqual Maragall, al que el alcalde Josep Maria de Porcioles fichó para el servicio de programación del Ayuntamiento de Barcelona porque procedía de una familia de la élite catalana, y así lo afirmó en una entrevista que le hicieron en los años ochenta en la revista valenciana 'El Temps'. "Lo contraté porque era de los nuestros", vino a decir casi textualmente. Y eso sabiendo que el joven Maragall estaba militando en un movimiento político clandestino de carácter socialista.
Cebrián, digámoslo ya, nunca pasó hambre ni tuvo que endeudarse para pagar la carrera... como tampoco estuvo nunca en la cárcel por militar en partidos antifranquistas. Desde el principio el joven Juan Luis supo lo que tenía que hacer: utilizar el periodismo para obtener poder cuando cambiara el régimen, y así intentar que su clase social, la élite franquista, siguiera mandando pasase lo que pasase.
Estudió en colegios privados, donde compartía pupitres con hijos de la burguesía franquista con los que, a lo largo de los años siguientes, protagonizaría la transición. Ni siquiera se le puede comparar con el que fuera presidente del Gobierno Adolfo Suárez, porque éste tuvo una parte de su familia en el bando republicano y anduvo entre la pobreza y la miseria hasta que encontró un empleo en el Movimiento de la dictadura.
Juan Luis dice que se ha casado tres veces, y que ha tenido numerosas relaciones amorosas o sexuales. No deja de ser lógico que detectemos ese tipo de relaciones entre los miembros de una clase poderosa, elitista, aristocrática casi sin llegar a ostentar títulos de nobleza, porque hasta ahí podríamos llegar. Juan Luis siempre ha pertenecido a esa subclase social franquista que vivía a expensas de las migajas que le echaba en el plato la oligarquía.

Pasarse a la democracia


A Cebrián le convenció eso de pasarse a la democracia el hecho de viajar mucho. Tuvo becas, ayudas y el respaldo familiar. Y cuando visitaba París o Londres veía ahí que el capitalismo puede sobrevivir en democracia siempre que la oligarquía sepa compartir el poder formalmente con otras clases sociales.
Para no encabritar demasiado a sus ancestros, Juan Luis militó en la democracia cristiana, uniéndose a cenáculos conservadores pero amantes de un cambio político controlado. Teniendo el carnet oficial de periodista le fue fácil que le entregaran la dirección de la revista 'Cuadernos para el Diálogo', una buena revista para una dictadura, pero que no duró ni un año al llegar la democracia.
Su procedencia social y su inmersión rápida en el mundo periodístico le permitió contactar con la gente que mandaría en el país al cabo de unos años. Y su pretensión siempre fue la de tener un lugar de privilegio en ese reducido grupúsculo. Y lo consiguió.
No se le conoce militancia alguna antifranquista que supusiera su presencia en manifestaciones contra el régimen. Más bien le resultaría difícil hacerlo porque quien las organizaba, principalmente, era el Partido Comunista de España.
Nunca opositó, nunca tuvo que hincar los codos para tragarse multitud de libros para poder conseguir un trabajo... todo le ha sido fácil. Su subida a los cielos siempre vino de la mano de viejos y nuevos conocidos. Los primeros le sentaron las bases y los segundos le encumbraron al poder.
Cuando un grupo de franquistas y demócratas conservadores planteó la creación de un nuevo diario, 'El País', ya en las postrimerías del franquismo, se le nominó director aunque el primer elegido fuera otra persona, según acabo de leer en las memorias de Lluís Foix, ex director de 'La Vanguardia'. La oportunidad de mandar en la agenda política y pública española se le abrió de par en par, como se abre el horizonte cuando un buque sale del puerto.
El mismo Juan Luis asegura en sus memorias que utilizó la Ley Fraga, de 1964, para dirigir con mano férrea el nuevo periódico. Compuso la redacción trayendo a gente de confianza, aunque siempre de calidad profesional, y planeó dotar al equipo de periodistas y al diario con unas herramientas que había descubierto en sus viajes a Londres, Nueva York y Washington: libro de estilo y, más tarde, el consejo de redacción.
Esos instrumentos eran inusuales en el periodismo español de principios de la transición porque estábamos, entonces, en un periodismo muy primario, con excelentes profesionales pero con unas empresas periodísticas sumamente débiles en lo informativo y familiares en lo organizativo. Es decir, la base empresarial era insuficiente para enfrentarse a los retos planteados por una sociedad democrática, de ahí que hayan desaparecido, en pocos años, casi todos los periódicos de Catalunya ('El Correo Catalán', 'El Noticiero Universal', 'Mundo Diario', 'Catalunya expres', 'Tele/eXprés',...) y algunos de los más importantes de Madrid, como 'Ya', 'Pueblo', 'Diario 16',...
Cebrián decidió tomar como ejemplo el francés 'Le Monde': estampa sobria, bien ordenado, con escasa presentación gráfica, muy opinativo, con grandes colaboradores políticos, aunque, en el caso de 'El País', procedieran del sector derechista de la sociedad con matices centristas. Eso sí, todos los colaboradores llevaban la chapa de "demócrata" en la solapa, aunque algunos se la hubieran cosido el día antes.
Protegió a los grandes escritores vivos en lengua española, haciéndose amigo de ellos. Presume de que uno de sus libros mereció el siguiente comentario de Gabriel García Márquez: "Es el libro que me hubiera gustado escribir a mí". Eso lo dice Juan Luis, pero dudo de que haya testimonios.
Desde aquel momento hasta ahora el diario de Cebrián ha ido alejándose cada día más de su modelo francés. Ahora ya no se respeta al consejo de redacción y el libro de estilo ha ido difuminándose con el tiempo. Aunque el listado de colaboradores se amplió para dar cabida a los socialistas, que demostraron en las primeras elecciones generales que iban a ser el segundo partido de España, inaugurando una nueva tongada de gobiernos formados, siempre, por un binomio de conservadores y liberales, al estilo de principios del siglo XX.
Y así hasta ahora.
Juan Luis Cebrián supo aprovechar el desconcierto de los medios españoles en la transición para consolidar su periódico, especialmente a partir del 23-F, donde nuestro protagonista supo estar a la altura de las circunstancias, lanzando a la calle aquella misma noche diversas ediciones defendiendo la Constitución, esa constitución que significaba la supervivencia de la élite española.
Cebrián presume de haber establecido relaciones personales, algunas íntimas, con los dirigentes del Estado (gobierno, tribunales, autonomías e incluso con la monarquía), lo que le ha permitido aconsejar la formación de gobiernos con la indicación de algunos conocidos para ciertos ministerios.

La metralleta de Sáenz de Santamaría


Como buen "paleto" presume de algunas cenas y almuerzos en los que, ya en los postres, intimaba con quienes pocas horas antes podían considerarse sus rivales e incluso enemigos. Por ejemplo, con el general Sáenz de Santamaría --que de soldado franquista ha pasado a la historia por defender la Constitución el 23-F-- con quien cenó una noche que acabó con unas cuantas copas de más y ya despidiéndose el militar le enseñó una metralleta plegable que llevaba en el coche haciendo la broma de disparar al aire, "ra-ta-ta-ta", para demostrarle lo fácil que era el arma. Se habían hecho amigos tras una cena copiosa y regada con buenos vinos y acabada con el clásico orujo.
Los socialistas, dice, nunca confiaron en él. Veamos: ¿cómo el hijo de un lechero sevillano y su amigo el Guerra iban a confiar en un advenedizo como Cebrián? Pero como que les hacía falta el apoyo del diario más vendido, le dieron, como se suele decir, cancha. Pero, ante esa desconfianza de esos "rojos" devenidos en liberales, Cebrián fue listo. Dado que los socialistas nunca pusieron en duda el libre mercado y el poder oligárquico español, ¿para qué hacerles la guerra? Además, mantuvieron a España en la OTAN y acercaron España a Europa. Y todo ello sin derramamiento de sangre y sin robar gallinas a los de su clase.
"Son buena gente aunque algo zafios", llegaría a pensar del PSOE Juan Luis.
Ahora, ya en los últimos años de su vida, Cebrián torea con la gran deuda contraída durante su estancia en el consejo de administración de las empresas de Prisa. Llegó a deber hasta 5.000 millones de euros, y rebajó ese monto a fuerza de aceptar como socios representados en el consejo a fondos de inversión de alto riesgo.
En ésta última etapa a Juan Luis no le ha temblado la mano al firmar, o delegar, el despido de centenares de trabajadores del grupo. Incluso buenos periodistas, pero con sueldos tan altos que desequilibraban la balanza. Creó su propia universidad para formar periodistas en cómodos plazos y pagándoles mucho menos que la gente que iban a sustituir.
El epílogo está ya escribiéndose. La crisis en el sistema comunicativo está dejando de lado a los medios en papel y el medio digital todavía no genera suficientes beneficios. ¿Cómo combatir una red de internet que te permite leer todos los diarios del mundo sin tener que pagar ni un céntimo?
Qué dirá la lápida de Juan Luis Cebrián es un misterio, pero yo propondría el siguiente epitafio: "Aquí yace uno de nuestros héroes" y en la necrológica se añadirá un largo listado de nombres de la oligarquía bajo un "te recordamos".

1 oct 2021

Ramon Pedrós, el 'savoir faire' i la patxorra

Manel Lucas
Aquesta setmana, al Parlament, un company, periodista veterà, es queixava del tracte que rebia d’alguns assessors de comunicació, que per inexperiència o inseguretat --o les dues-- posaven més traves que facilitats a la feina de la premsa. Sobretot, és clar, de la premsa poc seguidista. I el meu company es planyia: “Si no fas el que volen, t’ignoren. Quina diferència amb en Ramon Pedrós, que encara que sabés que no eres dels seus, se t’acostava i et deia, vine, anem a fer un cafè, i ho solucionava.”

Ni ell ni jo sabíem que en aquell mateix moment, Ramon Pedrós s’estava morint.

Ha estat una mort que ha deixat xocats tots els que el vam conèixer.
Ramon Pedrós i Jordi Pujol,
al palau de la Generalitat.

Pedrós va ser el responsable de la comunicació dels anys centrals del pujolisme. Entre 1988 i 1998, quan Jordi Pujol exercia l’hegemonia amb màxima tranquil·litat, Ramon Pedrós gestionava les relacions amb mitjans i periodistes. Podria semblar senzill treballar des de la fortalesa d’una sòlida majoria política i social. Paradoxalment, en aquells anys, no hi havia molts periodistes que fossin pujolistes de cor (una altra cosa era la línia editorial dels mitjans), i eren temps en què els redactors de carrer tenien com a orgull no ser identificats amb cap ideologia concreta, molt menys amb la del poder. I aquí entrava l’habilitat de Ramon Pedrós d’influir sense agressivitat. Servia un cèsar cobert de llorers amb un punt de distància --de patxorra, diu un amic meu--, conscient que tota la solemnitat que l’envoltava era teatral. Fins i tot quan es treia de la butxaca la pinta que sempre duia perquè el president pogués arreglar-se els cabells --Pujol es despentinava amb facilitat--, en aquell gest de servidor hi havia un deix d’ironia. Era l’home capaç de dur un grup de periodistes a un espectacle frívol --pràctiques de l’època--, en una ciutat de les mil que va recórrer amb Jordi Pujol, i ubicar el redactor més explícitament catòlic a primera fila, a peu de pista. O sigui que quan li preguntaves si un acte al qual t’estava convocant era important i es posava seriós per dir-te que sí, sabies que no t’enganyava. Aquest 'savoir faire' professional resultava, a la pràctica, molt més útil al pujolisme que l’acatament servil i doctrinari tant habitual entre els responsables de comunicació de partits i governs. Per això Pedrós va durar 10 anys a les ordres de Pujol amb un gran poder.

Que no n’era un acòlit acrític ho vam poder comprovar anys després, quan va revelar en alguns llibres els secrets de la seva etapa a la Generalitat. Unes revelacions sobre la cara oculta del pujolisme que van causar molt d’escàndol, en un temps en què encara ens provocava escàndol alguna cosa relacionada amb Jordi Pujol.