El quadern dels periodistes apocalíptics, integrats, optimistes i/o solidaris

EL QUADERN DELS PERIODISTES APOCALÍPTICS, INTEGRATS, OPTIMISTES I/O SOLIDARIS

13 ene 2025

El César que yo conocí

Carmen Umbón
El pasado domingo, 12 de enero, mi apreciado colega y excompañero de 'El Periódico de Catalunya' durante muchos años Josep Maria Ureta explicó clara y detalladamente en este mismo espacio cómo se había generado la información que ha contribuido al descrédito de nuestro común amigo César López Rosell. No repetiré lo que ya se ha dicho ni quiero entrar en una discusión genérica sobre la oportunidad que ofrece el #MeToo para saldar cuentas antiguas y liberar a muchas mujeres del insoportable peso que ha supuesto en sus vidas el acoso sexual que sufrieron en el pasado, especialmente el que se desarrollaba en el marco laboral.

Simplemente, quiero explicar que en los muchos años que
convivimos en 'El Periódico de Catalunya', César siempre tuvo actitudes respetuosas hacia todos y todas las compañeras de trabajo, cualquiera que fuese su estatus en el colectivo. Y digo convivir porque pasábamos allí muchas más horas que en casa con nuestras familias. César era persona cercana y afable a la que siempre podías pedirle un favor sin que eso representara riesgo de una contrapartida de ningún tipo. Nunca vi ni sospeché que pudiera haber el menor intento de propasarse con una colega, porque en caso de haberlo visto hubiera intervenido, y además sin correr ningún riesgo. Mi condición durante años de miembro del Comité de Empresa me protegía en ese sentido y estimulaba mi natural carácter reivindicativo.

Por eso mantenerme neutral en estos momentos me parece no sólo una deslealtad hacia mi amigo y su familia sino un grave perjuicio a la verdad, que no contribuye precisamente a esclarecer los muchos agravios que se produjeron en aquellos años en todos los ámbitos de la sociedad, que después también han seguido pero mucho más visibles y con más recursos legales y sociales para hacerles frente.

Y como lo cortés no quita lo valiente, atribuir comportamientos inadecuados a una persona que ya ha muerto y no puede defenderse me obliga a mí, que fui testigo de un comportamiento impecable durante muchos años, a manifestarlo públicamente.

En honor a la verdad, como mujer trabajadora estoy satisfecha de que el movimiento #MeToo haya contribuido a visibilizar los problemas de acoso y a dar satisfacción a mujeres que en el pasado nunca hubieran sido escuchadas. Al contrario, acostumbraban a ser vilipendiadas y castigadas por su osadía. Pero al mismo tiempo temo que el movimiento se desvirtúe y dé lugar a otro tipo de excesos.

4 comentarios:

  1. Es el mismo César que yo conocí, Carmen. Un hombre bondadoso y respetuoso que trabajaba como una mula y al que nunca vi propasarse mínimamente con nadie. Esto no tiene ni pies ni cabeza

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    1. Firma el comentari sisplau. Ningú sap qui ets. PAIOS

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    2. Celebro este comentario, Carmen. Yo lo conocí en el Catalunya-Expres y mantuvimos contacto amigable más allá del Grupo Mundo. Me sorprendió mucho lo que se dijo sobre él porque había visto como actuaba en la redacción, siempre muy respetuoso con todos y todas. Y aparte, como dices, él ya no está para dar su opinión. Sobre todo que no se desvirtue - como también apuntas - un mivimiento que haservido y sirve para tanto. Abrazos.

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  2. Celebró leer tu artículo, Carmen, como celebré el de Ureta por estar muy de acuerdo. El proceder de César que yo conocí no se corresponde con el que le han atribuído.
    Yo también trabajé con él dos años, en Grupo Mundo, y conservo la estima que se ganó con su profesionalidad y compañerismo.

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