El quadern dels periodistes apocalíptics, integrats, optimistes i/o solidaris

EL QUADERN DELS PERIODISTES APOCALÍPTICS, INTEGRATS, OPTIMISTES I/O SOLIDARIS

30 may 2025

Las trincheras no son buenas; corrompen desde los pies a la cabeza


Dardo Gómez
En la Gran Guerra, como aún se recuerda la locura en que entramos los habitantes de Occidente entre 1914 y 1918, se flageló a los combatientes con la inmovilización de los frentes de combate en que debieron permanecer semanas y meses esos pobres seres. Esa permanencia prolongada en las trincheras hizo que muchas de las bajas sufridas por las fuerzas que se enfrentaban fueran causadas por enfermedades “de trinchera”.

La humedad permanente en esos espacios provocaba el “pie de trinchera”, que podía llevar a la amputación del miembro, mientras que las ratas que infestaban esos espacios transmitían enfermedades infecciosas que se denominaban también como “de trinchera”, mientras que la “locura de trinchera”, claro está, perturbaba la razón de los desgraciados llevados a esos espacios nauseabundos por los patriotas de sus respectivos países.

La conclusión más sencilla, pero de lógica aplastante, es que no es bueno para la salud física, mental ni profesional permanecer en ese espacio que aísla del resto y obliga a permanecer junto a personas que ejecutan gestos miméticos, desprecian las mismas cosas y hasta llegan a odiar de manera también uniforme. Este corsé del pensamiento quita músculo a la reflexión y lleva, parece que de forma obligada, a convertirnos en malas personas que sienten profundo rencor por quienes no padecen su aislamiento; un mal del que se libran pocos espacios, por desgracia.

Uno de los espacios que creíamos preservado del mal de trincheras eran las ruedas de prensa en el Congreso de los Diputados: Es cierto que en otras estancias del mismo edificio algunos políticos hacían gala de actitudes poco edificantes, pero entre periodistas y durante años se guardaban las formas de la educación y se respetaba al colega. La rivalidad profesional siempre ha existido pero esto no excluía la camaradería e incluso la solidaridad, llegado el caso.

Llegan los 'atrincherados'


Decía creíamos porque desde el advenimiento de las fuerzas ultras han llegado con ellas al Congreso los 'atrincherados', que a lo largo de esta legislatura se han crecido tanto como para negarse a respetar el turno de preguntas; hacer imposible a sus colegas seguir de forma normal una rueda de prensa o perseguir a otros periodistas por los entornos para acosarlos con sus disparates simplemente por ser profesionales correctos.

Ante esta situación repetida y el empecinamiento de los 'atrincherados', la histórica Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP), que reúne a gran parte de los periodistas que allí trabajan, llegó a manifestarse frente al Congreso y se reunió con los portavoces de los partidos representados en la Cámara para que pusieran coto a esos gestos desmedidos de los ultras disfrazados de informadores.

Quienes hacían estas reclamaciones eran al mismo tiempo conscientes de que poco podían hacer esos representantes de la ciudadanía al respecto ya que el reglamento de acreditaciones de medios no preveía la revocación de esas acreditaciones una vez otorgadas ni contemplaba cómo sancionar el “delito de trinchera”.

Así, y mientras continuaban los enfrentamientos en las salas de prensa y hasta el abandono de ellas por los periodistas acosados, se hizo imperativo que se proyectaran los cambios necesarios en el reglamento que terminara con el disparate que nunca debió haber sucedido.

La Federación de Sindicatos de Periodistas (FeSP) publicaba en su web el pasado 13 de mayo y difundía en su boletín en línea: “Periodistas del Congreso no cubren las ruedas de prensa en protesta contra quienes las interrumpen”. Un hecho insólito que se había producido cuando una persona acreditada en la Cámara por la web 'Periodista Digital' preguntó en voz alta sin que le hubieran dado la palabra, con lo que impidió que se escuchara a la periodista que tenía el turno para preguntar.

Como dos o tres personas de ese y otros medios han provocado incidentes similares en distintas ocasiones en los últimos años, la portavoz de Sumar interrumpió la rueda de prensa, los periodistas se marcharon y acordaron no cubrir las comparecencias previstas hoy por los y las portavoces de otros grupos parlamentarios, tras la reunión de la Junta de Portavoces, como hacen cada martes. Pero para no perjudicar el derecho a la información de la ciudadanía, los informadores siguieron sus intervenciones por el circuito interno de televisión del Congreso”.

La suerte estaba echada


Cuando sucedió lo señalado más arriba ya era sabido que este 20 de mayo el pleno del Congreso trataría y aprobaría, ya que contaba con los votos necesarios, “una proposición de reforma del reglamento para incluir en él medidas destinadas a garantizar que los y las periodistas puedan realizar su trabajo en la Cámara sin verlo "perturbado gravemente", como ocurre en los últimos años con frecuencia, tanto en las ruedas de prensa como en los corrillos con diputados en los pasillos o el patio”, señala la misma web mencionada.

Pero, como la trincheras son hondas y estrechas, no facilitan la visión ni nutren el entendimiento, así ha sido que en esa votación los representantes del Partido Popular y Vox han votado en contra y sus portavoces han afirmado con señalada contumacia que la reforma del Reglamento la ha propiciado el Gobierno de Pedro Sánchez y sus aliados (escasos, por cierto) para censurar y controlar a los periodistas que plantean preguntas incómodas a los políticos y protegerlo ante los casos de corrupción que afectan a personas de su entorno familiar y político. A nadie sorprende la postura de Vox; a fin de cuentas los perturbadores son sus emisarios. En cambio, se hace incomprensible que los conservadores sigan pensando que su deber cívico o su salvación está en respirar el mismo ambiente inmundo de esas trincheras.

En su exposición de motivos, la reforma aprobada señala esos hechos conocidos por todos los congresistas: “Las personas que se dedican al periodismo parlamentario están viendo perturbado gravemente el ejercicio de su derecho a la información por otras que, pese a estar acreditadas por la Cámara como profesionales de la comunicación, se dedican a intimidar, faltar al respeto y dificultar sistemáticamente la labor de los y las periodistas que defienden que no se obstaculice el trabajo informativo en el Parlamento”.

No es vano que la propuesta de la reforma haya sido presentada por los grupos parlamentarios del PSOE, Sumar, PNV, Junts per Catalunya, Euskal Herria Bildu, ERC y el Mixto; es decir que los únicos que no se han percatado de las razones de la medida han sido los “atrincherados”.

Ellos son los que han llevado que un pacto entre señoras y caballeros existente deba ser reemplazado por un reglamento que incluye sanciones como la de retirada de las credenciales de acceso hasta por cinco años, según la gravedad de las infracciones.

Nadie puede pensar desde fuera de las trincheras que los informadores se sienten reconfortados con esta reforma, muchos de ellos se sienten a disgusto por haberla solicitado y estoy seguro de que seguirán sin alinearse en ninguna trinchera si llega el momento de aplicar sanciones. Simplemente estaban hartos de que los indeseables les hicieran la vida imposible en su lugar de trabajo.

Nada de esto había sido necesario antes de la llegada de la ultraderecha a la vida de los españoles y alterara la convivencia democrática. No se lo crean, no son partidos al uso. Están aquí para alterar las vidas de las gentes con su xenofobia, su discriminación de las ideas progresistas y sus respuestas facilonas a los problemas graves. Los periodistas del Congreso han conseguido blindarse contra ellos; es una lección mínima, pero enseñanza al fin para el resto de nuestra sociedad.

Artículo publicado originalmente en 'El Observador'.

23 may 2025

¿Qué pasa en las redacciones?

Manuel López
Varias noticias referidas al quehacer de las redacciones periodísticas están siendo motivo de estudio y discusión porque ponen en jaque la esencia del periodismo: entregar a los lectores y lectoras unos productos informativos hechos con calidad, generados sin intereses espurios, fruto de la independencia del medio y de los trabajadores y con garantía de respeto a la ética profesional. Es decir, está en cuestión la integridad del periodista.

Estudiemos lo que propone el código de la Unesco al respecto.

El Código internacional de ética periodística (Unesco) dice sobre la integridad profesional del periodista:

“El papel social del periodista exige el que la profesión mantenga un
Los conductores de los 'Telenotícies'
de la próxima temporada.
alto nivel de integridad. Esto incluye el derecho del periodista a abstenerse de trabajar en contra de sus convicciones o de revelar sus fuentes de información, y también el derecho de participar en la toma de decisiones en los medios de comunicación en que esté empleado”.

Pues bien, no parece que muchas empresas periodísticas hagan demasiado caso a la recomendación de ese código, creado en 1983 por las principales organizaciones de periodistas del mundo

El último caso afecta a la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA). La dirección de TV3 ha comunicado el nombre de los nuevos conductores (presentadores) de los nuevos telenoticias. Según un destacado miembro del comité profesional, “los nombres no han cogido por sorpresa a la redacción, porque hacía meses que circulaban”. Y hay una queja. Y la queja viene por el hecho de que la gestión del proceso ha sido muy mala y ha perjudicado a diferentes profesionales con aspiraciones al cargo de conductor. Esto no quiere decir que los asignados sean malos profesionales, no es este el tema. El problema es que la decisión se ha tomado de arriba abajo, sin consultar a la redacción, a los trabajadores. Ha habido descontento, por la opacidad y subjetividad en el proceso. Es decir, ha habido arbitrariedad. No ha habido proceso participativo. Se ha impedido la participación de los representantes de los trabajadores, de los editores jefe, de los conductores, de los jefes de servicio… esto genera escepticismo, desencanto y desconfianza hacia los procesos participativos en una radio televisión pública.

En las entidades públicas de medios audiovisuales hemos observado que este tipo de problemas está creciendo últimamente. Sin ir más lejos estamos observando la intensa crisis de la empresa pública valenciana, donde el ordeno y mando se ejerce sin ningún pudor. También hay quejas en RTVE.

Y surge una pregunta: ¿tienen derecho los periodistas a ser consultados sobre quienes han de ser sus jefes?

La lógica empresarial dice que no. Que la empresa tiene todo el derecho a determinar quien debe organizar la producción, es decir, se reserva la potestad de designar quien ha de ostentar los cargos directivos y cuadros medios.

Pero esta lógica empresarial tiene sus detractores, incluso entre los propios empresarios.

Si has de crear un equipo, ¿no es mejor que el coordinador o jefe sea aceptado por los empleados?, ¿no es mejor tener al equipo contento y satisfecho al ver que su opinión ha sido tenida en cuenta?

¿Qué se puede esperar de un jefe que no goce de la confianza del equipo?

Hay un caso histórico sobre el que ya se escribió hace tiempo. Sucedió hace años en 'El Periódico de Catalunya'. En ese medio existía, y existe, un estatuto de la redacción que dice que la dirección ha de consultar a los periodistas sobre los nombramientos de subdirectores y mandos intermedios de la redacción. La decisión no es imperativa, es decir, el director escuchará a la redacción pero no estará obligado a aceptarla.

Sin duda, el director es quien manda en un medio, y tiene el derecho a designar a quien considere oportuno. Pero precisamente el estatuto de la redacción le permite saber qué opinan los periodistas sobre su decisión. Siempre es mejor crear consenso que disenso.

Pues bien, el director propuso a la redacción que se votara el nombre de Albert Montagut para una dirección adjunta. La redacción se reunió en asamblea y decidió mostrar su rechazo. A pesar de ello, Montagut tomó posesión del cargo. Aun sabiendo que no gozaba de la confianza de sus nuevos compañeros.

Estamos en un momento muy delicado para el periodismo, para la humanidad, puesto que Internet ha abierto las puertas a millares de supuestos informadores que, a través de blogs y webs, se hacen pasar periodistas y están envenenando el panorama informativo.

Es por ello que ahora, más que nunca, es necesario que los medios intenten ser mejores que nunca. Que sus productos informativos sean de calidad, y eso se consigue organizando unas buenas redacciones donde la confianza entre la empresa y los periodistas sea total.

*Profesor jubilado de la UAB y periodista.

7 may 2025

La salut del periodisme

Joan Barrera
És una paradoxa. Mentre l’oferta de cursos i cursets sobre comunicació, noves tecnologies i periodisme gosen de bona salut i responen a una demanda creixent de professionals i aspirants interessants en endinsar-se en aquest món, la professió periodística pateix una crisi existencial per l’acció de governs i d’arribistes disposats a limitar la llibertat d’informació els primers i de desdibuixar els fonaments ètics de la professió els segons.

Confirma la situació el recent informe de Reporters sense fronteres,
D'esquerra a dreta, les 'influencers' María Pombo,
Gala González, Alexandra Pereira, Belén Hostalet,
Álex Rivière y Carla Hinojosa.
 (Foto: Jonathan Segade)
que constata un retrocés de la llibertat de premsa a tot el món i les dificultats de milers de periodistes per fer la feina sense estar sotmesos a censura, patir agressions o que els amenacin amb penes de presó per un acte essencial per la democràcia com és el d’informar amb rigor i independència. La xifra de més de 200 periodistes assassinats per l’exèrcit israelià a Gaza és prou escruixidor perquè ningú tanqui els ulls davant l’evidència.

Si situacions com aquesta o similars passen a milers de quilòmetres del nostre entorn, a casa nostra la realitat, sense arribar a l’extrem de jugar-se la vida per informar, presenta signes preocupants per l’ús i el paper de les plataformes digitals, la precarietat laboral, la viabilitat estructural de gran part de les empreses, l’ombra cada vegada més gran sobre què significa servei públic i finalment per l’intrusisme dels anomenats ‘influencers’ que amb milers de seguidors adulteren sense escrúpols el món de la comunicació. Massa per no patir un atac d’ansietat o llençar la tovallola i suficient per certificar que la salut del periodisme no passa pels millors moments.

La dita diu que resistir és vèncer, però no tot es resumeix en una simple defensa sinó que cal preparar-se per la contraofensiva superant els límits conceptuals i dotant-se d’instruments que actuïn com a massa crítica i punt de referència davant la contrareforma que avança contra la llibertat d’informació.

En aquest marc, el Col·legi de Periodistes de Catalunya (CPC) ha començat els preparatius del 7è Congrés, previst pel 7 i 8 de novembre a Barcelona, amb l’objectiu de reivindicar la credibilitat del periodisme, posar en valor el seu paper social i encarar el grans reptes que l’ofici té al davant.

I quins són aquests gran reptes? D’entrada, els que experts i els mateixos professionals ja han descrit: dignificar i blindar la professió, impulsar mecanismes de salvaguarda tant laborals com econòmics per assegurar la viabilitat de tots els qui treballen en el sector i adequar el Codi deontològic a l’impacte en el treball diari de les xarxes socials i més concretament de la intel·ligència artificial (IA). Recomano, en aquest sentit, recuperar l’article d’Olga García Camps aparegut al gener a Report.cat i que es titula ‘Jo ara també soc periodista’, on descriu l’efecte corrosiu dels ‘influencers’ en la salvaguarda de l’ètica i el rigor periodístics.

En qualsevol organització sempre m’ha interessat la transformació dels conceptes teòrics en realitats pràctiques. Fer un diagnòstic sense implementar solucions redueix l’esforç a una via amb recorregut limitat i la mancança que he observat d’un temps ençà és la poca incidència que la professió periodística té a Catalunya en el debat que afecta la professió i en totes aquelles qüestions i decisions públiques que vinculen periodisme i democràcia.

Intervé en aquesta percepció l’escàs relleu del Consell de la Informació de Catalunya, que hauria de ser a efectes pràctics el catalitzador i la gran plataforma que vehiculés les inquietuds i les demandes en l’exercici de la professió, certifiqués les bones pràctiques i a través del seu cos argumental fos una referència per a periodistes, responsables públics i empreses a l'hora de fixar el marc de la deontologia periodística.

No es tracta de limitar-nos a la crítica sinó de ser més presents a la plaça pública, de que la celebració dels 40 anys del CPC no passi en va.