José Sanclemente
La Navidad de 2017 resultó especial:
Fue la primera Navidad en la que el 'gordo' de la lotería tocó integramente en Catalunya. Claro que fue fácil que eso sucediera: era la primera vez que la Generalitat organizaba el sorteo para el Estado catalán. Los premios eran sensiblemente inferiores a los del Estado español, pues solo jugábamos los catalanes y éramos escasamente el 15% de los españoles, con lo que la recaudación era mucho más floja. Las televisiones y diarios españoles, que aún subsistían, lo resaltaban en sus reportajes con cierta sorna: "Los empleados del hospital madrileño, privatizado, del Gregorio Marañón han obtenido 600.000 euros por décimo, mientras que los del Hospital Clínico catalán , también privatizado, solo han ganado 100.000 euros. "Parecía que la suerte estaba más dotada en el Estado español y mejor repartida en el catalán, porque, eso sí, la recaudación de las Loterías de la Generalitat se quedaba integramente en las arcas catalanas.
Fue la primera Navidad en la que el 'gordo' de la lotería tocó integramente en Catalunya. Claro que fue fácil que eso sucediera: era la primera vez que la Generalitat organizaba el sorteo para el Estado catalán. Los premios eran sensiblemente inferiores a los del Estado español, pues solo jugábamos los catalanes y éramos escasamente el 15% de los españoles, con lo que la recaudación era mucho más floja. Las televisiones y diarios españoles, que aún subsistían, lo resaltaban en sus reportajes con cierta sorna: "Los empleados del hospital madrileño, privatizado, del Gregorio Marañón han obtenido 600.000 euros por décimo, mientras que los del Hospital Clínico catalán , también privatizado, solo han ganado 100.000 euros. "Parecía que la suerte estaba más dotada en el Estado español y mejor repartida en el catalán, porque, eso sí, la recaudación de las Loterías de la Generalitat se quedaba integramente en las arcas catalanas.
El tránsito hacia la independencia, desde el referendo del 14 de setiembre de 2014, había resultado harto difícil. Las sucesivas impugnaciones de la consulta por parte de los órganos estatales españoles, las presiones del gobierno de Rajoy, primero, y de Aznar después, ante la Comunidad Europea, habían hecho mella en españoles y catalanes que finalmente habían pactado un divorcio de conveniencia más o menos amistoso. Un resultado, en la consulta, del 58% a favor de la independencia tampoco daba para muchas alharacas. Eso, unido a que el gobierno de España había aprobado una ley fiscal por la que un catalán podía empadronarse en cualquier lugar de España si residía en periodos discontinuos por más de 30 días fuera de Catalunya, había generado que muchos catalanes, usuarios del AVE español, acabaran pagando sus impuestos en España, ahorrándose hasta un 7% sobre las tasas catalanas.
Las guerras internas en el partido de Convergència i Unió, que había sucumbido a las pretensiones independentistas de Esquerra Republicana, habían forzado en España al Partido Popular a presentar en las elecciones de 2015 a José María Aznar, un candidato que, tras la mejora de la economía española, sería mucho más pragmático, duro y españolista que un Mariano Rajoy que llegaba al final de la legislatura "con los deberes hechos", como solía repetir, pero muy desgastado por sus sucesivos incumplimientos y bandazos.
Era una Navidad especial, también, porque los dos diarios que quedaban en Catalunya, el centenario y de siempre, y el independentista, que apenas llevaba siete años en los kioscos, estaban de acuerdo en la defensa a ultranza del Estado catalán y su integración de pleno derecho en la Unión Europea. No había contestación ni oposición mediática, solo matices y gradación de los tiempos y las formas. La pluralidad informativa había desaparecido en buena parte en Catalunya, pero también en España.
El cierre de una cincuentena de diarios, la desaparición de las televisiones autonómicas españolas, la entrada de los bancos y de la Iglesia en muchos de los medios de comunicación españoles habían consolidado un panorama de dos bandos: los que estaban alineados con las tesis gubernamentales y las defendían a ultranza y con recursos económicos suficientes, y los francotiradores que luchaban con medios escasos y creativos, pero divididos.
El paro descendía proporcionalemente más en España que en Catalunya. El gobierno de la República de Catalunya explicaba que había que seguir haciendo recortes en un momento crítico en que la independencia requería sobreesfuerzos a cambio de un futuro en libertad y sin intervencionismos externos. Algunos catalanes no querían esperar y se apuntaban al carro de España. Trabajaban y vivían aquí, pero pagaban allí.
Aquella Navidad de 2017 me descargué varios libros de Amazon.es, entré en la web de Iberia SA, "líneas aéreas de España", y busqué alguna oferta para descansar unos días fuera de Catalunya. Resultaba algo más barato volar desde Barcelona a alguna ciudad europea que no fuera española, pero tuve la duda, necesitaba cuatro días más de estancia en España para poder pagar mis impuestos allí, fuera de Catalunya.
http://sanclementejose.blogspot.com.es/
Las guerras internas en el partido de Convergència i Unió, que había sucumbido a las pretensiones independentistas de Esquerra Republicana, habían forzado en España al Partido Popular a presentar en las elecciones de 2015 a José María Aznar, un candidato que, tras la mejora de la economía española, sería mucho más pragmático, duro y españolista que un Mariano Rajoy que llegaba al final de la legislatura "con los deberes hechos", como solía repetir, pero muy desgastado por sus sucesivos incumplimientos y bandazos.
Era una Navidad especial, también, porque los dos diarios que quedaban en Catalunya, el centenario y de siempre, y el independentista, que apenas llevaba siete años en los kioscos, estaban de acuerdo en la defensa a ultranza del Estado catalán y su integración de pleno derecho en la Unión Europea. No había contestación ni oposición mediática, solo matices y gradación de los tiempos y las formas. La pluralidad informativa había desaparecido en buena parte en Catalunya, pero también en España.
El cierre de una cincuentena de diarios, la desaparición de las televisiones autonómicas españolas, la entrada de los bancos y de la Iglesia en muchos de los medios de comunicación españoles habían consolidado un panorama de dos bandos: los que estaban alineados con las tesis gubernamentales y las defendían a ultranza y con recursos económicos suficientes, y los francotiradores que luchaban con medios escasos y creativos, pero divididos.
El paro descendía proporcionalemente más en España que en Catalunya. El gobierno de la República de Catalunya explicaba que había que seguir haciendo recortes en un momento crítico en que la independencia requería sobreesfuerzos a cambio de un futuro en libertad y sin intervencionismos externos. Algunos catalanes no querían esperar y se apuntaban al carro de España. Trabajaban y vivían aquí, pero pagaban allí.
Aquella Navidad de 2017 me descargué varios libros de Amazon.es, entré en la web de Iberia SA, "líneas aéreas de España", y busqué alguna oferta para descansar unos días fuera de Catalunya. Resultaba algo más barato volar desde Barcelona a alguna ciudad europea que no fuera española, pero tuve la duda, necesitaba cuatro días más de estancia en España para poder pagar mis impuestos allí, fuera de Catalunya.
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