José Sanclemente
Tradicionalmente la AEDE (Asociación de Editores de Diarios Españoles) elabora cada año el Libro Blanco de la Prensa Diaria donde analiza las cifras del sector de los periódicos y proyecta a través de algunos artículos de investigación el futuro de estas empresas informativas. En los últimos años, este libro se ha teñido de cifras rojas en lo que respecta a los ingresos publicitarios y de difusión, y los artículos se dedican a ofrecer algo de luz ante el desconcierto digital de los periódicos que les debe llevar a un nuevo modelo de empresa.
En la portada del Libro Blanco del 2011 aparece, creo que por primera vez, una mano que sujeta un smartphone, con las noticias de un diario integradas en él y bajo un fajo de periódicos de papel.
El catedrático Bernardo Diaz Nosty presentó ayer El Libro Negro del periodismo en España. Es curioso que la portada del libro sea blanca con una ilustración y los títulos en negro.
El libro de Bernardo es una buena fotografía de la situación de los periodistas en nuestro país: Falta de recursos, paro en la profesión, injerencias de los poderes públicos e injerencias de los propios medios, entre otras cosas valoradas a través de encuestas a algunos directores y estudiantes de periodismo.
Si mezcláramos ambos libros, el Blanco de la AEDE y el Negro del catedrático, obtendríamos un gris espeso, similar al de la niebla densa que generaría el humo al arder una antigua fábrica de carbón.
La mezcla de impotencia ante la definición de un modelo de empresa en los diarios que agonizan sin recambio claro, con una profesión que se encoge a golpe de recortes y que empieza a dar, también, muestras de agotamiento, nos está empezando a contaminar a los ciudadanos y a la información que recibimos.
La mezcla de impotencia ante la definición de un modelo de empresa en los diarios que agonizan sin recambio claro, con una profesión que se encoge a golpe de recortes y que empieza a dar, también, muestras de agotamiento, nos está empezando a contaminar a los ciudadanos y a la información que recibimos.
Algún periodista, esta semana, en los periódicos hablaba sobre el cansancio de los lectores. Resultaba curioso leerlo en el diario por el que había pagado 1,20 euros. Otros, algunos editores, ya lo habían hecho antes de tal manera que parecían querer tirar la toalla.
Casi todos coinciden en que el buen periodismo nunca morirá, que esa es la tabla de salvación de las empresas y de la profesión: Hacer buen periodismo, contrastado, investigado e independiente.
Casi todos coinciden en que ese buen periodismo no está todavía en la red, como lo está o estaba en los medios convencionales. Casi todos --los del Libro Blanco y los del Negro), creen que la solución está en recuperar la credibilidad ante el lector mediante una buena información.
Y, sin embargo, el panorama es tan gris como lo sería la mezcla de ambos libros. Nadie parece estar dispuesto a apostar por ello. Pero, ojo, ni unos ni otros. Uno de los tantos diarios que han hecho un ERE voluntario entre sus periodistas, ha recibido más peticiones de abandono del puesto de trabajo que las que puede asumir la empresa. ¿Están tirando todos la toalla?
Estoy de acuerdo en que el pesimismo se ha adueñado de la profesión. Horarios desquiciantes, trabajo mal remunerado, sumisión a políticos y empresarios... son algunas de las causas. Aunque también gran parte de la culpa la tenemos nosotros mismos.
ResponderEliminarEs verdad que los periodistas hemos tirado la toalla o estamos a punto de hacerlo. Ya no existe la ilusión por explicar historias, por ir a cazar noticias, destapar exclusivas... De hecho, yo desde que empecé en esto como becaria lo he vivido en contadas ocasiones. Y también he visto cómo cuando llegan los becarios se dan de bruces con la triste realidad de la rutina periodística y su idea romántica del periodismo que se enseña en las facultades se desvanece de un plumazo.