José Sanclemente
Buscando información para mi novela Tienes que contarlo (*), me adentré en el complejo mundo de las redes sociales. Un mundo donde a los usuarios nos denominan "fuentes abiertas" y donde el negocio está, resumiendo y mucho, en la publicidad personalizada.
Ya me resultaba obvio que en ese mundo de la red donde medios de comunicación y usuarios poníamos nuestros contenidos gratuitamente, el producto a vender era yo mismo; todos nosotros.
The New York Times publicaba hace poco que los diarios no habían dedicado recursos tecnológicos suficientes para monitorizar el comportamiento de sus lectores digitales, al contrario de los buscadores como Google y las redes sociales líderes como Facebook o Twitter, y que eso generaba que la publicidad fuera menos eficaz en los medios de comunicación. El anunciante requiere conocer cuales son nuestros gustos y preferencias a través del rastro que vamos dejando al navegar con internet.
La propia política de privacidad estrenada por Google este mes ya nos advierte que ese es su negocio y que hemos de aceptar que nuestros movimientos están controlados y que pueden ser imborrables desde el momento en que los compartimos libremente.
Hoy en día se puede saber cuando y dónde leemos un libro, en qué página lo dejamos, cuales son nuestros subrayados y comentarios y predecir cual será el próximo que vamos a comprar. Basta mirar la red social www.thecopia.com, por ponernos en el ejemplo.
Hasta ahí todo correcto. Todo el mundo es libre de asociarse a la red o de prescindir de la tecnología de internet y restar en el anonimato. Pero entonces, mejor no enviar un solo mail, escribir un post o aceptar un amigo digital, porque lo que descubrí es que no solo las marcas nos controlan y monitorizan, sino que los llamados servicios de inteligencia de los gobiernos quieren predecir el futuro a través de controlar nuestro pasado y nuestro presente.
La información que se acumula en la nube digital es gigantesca, dispersa y a veces inteligible. Seleccionarla, ordenarla y descifrarla con algoritmos matemáticos que interpretan hasta el tono con el que pronunciamos nuestras conversaciones digitales es una tarea de decenas de empresas de tecnología que están al servicio de la inteligencia que busca actos terroristas, delincuencia criminal y, como no, los movimientos sociales de protesta que pueden poner en jaque la seguridad de un país.
La CIA auspició un fondo de inversión multimillonario para invertir en esas empresas, y no es de extrañar que unas de las primeras en colaborar fueran Google y Facebook, luego vinieron hasta un centenar más. (ver www.iqt.org).
Espiar las fuentes abiertas parece una contradicción, pero es una realidad. De alguna manera ya lo dijo George Orwell en su novela 1984: "El que controla el presente controla el pasado;el que controla el pasado controla el futuro".
(*) La novela de José Sanclemente Tienes que contarlo, publicado por Rocaeditorial, será presentado el viernes 16 de marzo a las 19 horas en la Casa del Llibre, Rambla de Catalunya, 37, Barcelona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario