¿Es Manuel Fraga Iribarne un personaje importante? No hay ninguna duda. ¿Se sabía ya hace tiempo que estaba en las últimas? Sí. ¿Acostumbran los periódicos solventes a preparar unas páginas especiales sobre los futuros cadáveres excelentes para que la noticia de su fallecimiento, si es intempestiva, no los coja de improviso? Cierto. Es una regla no escrita en las redacciones. La muerte de Fraga ha pillado con el pie cambiado a algunos diarios.
La otra cuestión que llama la atención a quien siga de cerca la política española desde una óptica progresista y de izquierda es el tratamiento mayoritariamente benévolo que ha merecido Fraga, incluso en la prensa de centro y de centro izquierda. Basta echar una ojeada a los comentaristas elegidos por los respectivos periódicos para darse cuenta de que, en el cómputo global, se está más cerca de llevarlo al paraíso que de enviarlo a los infiernos (el propio Fraga, con el gracejo que exhibía de vez en cuando, dijo seis años atrás: “Solo pediré a Dios un huequiño en el purgatorio”). No pocos periodistas y políticos de todos los colores parecen postular ya para convertirlo en santo como el Manuel Bueno de Unamuno.
De Milián a Peces-Barba
Es lógico que La Vanguardia, por ejemplo, publique un artículo de Manuel Milián Mestre --fraguista hasta los tuétanos y actual asesor del presidente de la patronal CEOE--, en el que afirme que “sin Fraga, el centro derecha español hubiera sido imposible.” Es lógico también esa apreciación, incluso atemperada, si se tiene en cuenta la evolución del mismísimo Milián, quien meses antes de morir Franco había osado decir: “De lo que Fraga es de derechas hay mucho que hablar [...] Fraga se coloca en una izquierda democrática, reformista.” Eran aquellos tiempos en que Milián creía ver periodistas submarinos del comunista PSUC por todas partes.
Lo que ya no es tan lógico es que uno de los análisis más fraguistas que figuran en el enorme despliegue de páginas realizado por El País esté firmado por el histórico miembro del PSOE Gregorio Peces-Barba. “España pierde a un hombre de bien –escribe el expresidente del Congreso de los Diputados--, un patriota partidario de los consensos y de los acuerdos [...] El paso del tiempo nos hará ver todo lo que perdemos con su desaparición.” ¿Amnesia interesada? Ese Fraga hombre de bien solía decir “el mejor terrorista es el terrorista muerto” [...] “No es terrorismo de Estado combatir el terrorismo incluso si se hace ilegalmente.” Ese hombre de bien es el mismo que participó en el Consejo de Ministros que en 1963 condenó a muerte al dirigente del PCE Julián Grimau y el que, en tono provocador como portavoz del Gobierno, advirtió a los periodistas: “Dentro de unos días daremos un dosier espeluznante de crímenes y atrocidades cometidos personalmente por este caballerete.” Ese hombre de bien, en cambio, defendió al sanguinario dictador Pinochet cuando este fue encausado por el juez Garzón en el año 2000.
¿Era Fraga un dechado de político de consensos y de acuerdos? Que se lo pregunten a Felipe González cuando en 1986 se encontró con su negativa al ingreso español en la OTAN. El patriota que “ponía a España por encima de las ideas y de sus intereses” (también en palabras de Peces-Barba), propugnó el no pensando en que un fracaso del Gobierno socialista favorecería a su partido en unas próximas elecciones. ¿Era España de verdad lo único importante, como rezaba un lema de Alianza Popular? ¿Se puede catalogar de hombre proclive al consenso a alguien como Fraga, capaz de retar en 1985 a sus compañeros críticos con arrebatos como este: “No me resignaré a ser reina madre en Alianza Popular, y a quien discuta mi liderazgo me lo como crudo?”
“Hasta el Primero de Mayo, esos son míos
No es de extrañar que se le atribuya la famosa frase de “la calle es mía,” que él solía desmentir. Se ha dicho que le colgó el sambenito el entonces comunista Ramón Tamames, precisamente uno de los detenidos (junto a Marcelino Camacho y Antonio García-Trevijano, entre otros) en la primavera de 1976, por orden del centrista ministro de la Gobernación. Lo que no hay duda es que, con relación a los ilustres prisioneros, Fraga tronó: “Hasta el Primero de Mayo, esos son míos.” No está nada mal.
En fin, el paso del tiempo, ciertamente, nos hará ver a muchos de nosotros lo que hemos perdido con la desaparición de este “animal político.” Habremos perdido a alguien que no vaciló en mostrarse autoritario, machista, homófobo y fascistoide. Tal que así:
-- “Si fuera usted un caballero, le mandaría a la mierda.” (Advertencia a la periodista Nativel Preciado en junio de 1985)
--“Viendo en la televisión un fragmento del debate [de una sesión del Congreso de los Diputados], lo único que exhibió esa señora fue su escote.” (Referencia a la socialista Clementina Díez de Baldeón, que discutió con la entonces ministra Esperanza Aguirre en octubre de 1997)
--“Los socialistas son los responsables de que todos los pederastas se hayan venido a España pensando que esto es Jauja.” (Octubre de 1997)
-- “Las personas que nacen así [homosexuales] es porque los cromosomas se equivocan. Es una anomalía.” (Diciembre de 2004)
--“El juicio acerca de Franco será positivo, tanto sobre 1939 como al final, en 1975.” (Noviembre de 2005)
Fraga, un animal político, sí; pero también un político animal.
Gràcies, Ángel. Ja començava a pensar que havia canviat de país i que, tot i que la memòria és fràgil, aquí patíem un greu atac d'amnèsia pietosa. Amb tot el respecte, es clar.
ResponderEliminarIgnacio escolar, en su blog, también dejó algunas notas biográficas alternativas a la masa.
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