Joan Cañete Bayle
No voy a caer en la generalización que tanto me enfadaba cuando era corresponsal, así que no diré que la prensa (internacional y española) no ha informado bien de lo que ha sucedido en Gaza. En términos individuales, como suele, ha habido de todo: periodistas que han hecho bien su trabajo y otros que no; sentido del espectáculo bélico y sobriedad; titulares de portada escandalosos por buenas y por malos. No es sencilla la cobertura de una crisis de este tipo, en la que se mezclan (y a veces entran en contradicción) tus propios conocimientos sobre la dinámica del conflicto, tus principios profesionales, las rutinas productivas y periodísticas, lo que te indican desde la redacción, la propaganda y los hechos. En estos tiempos se añade algo que no existía hace seis años, cuando cubrí mi última gran crisis bélica en Gaza (verano del 2006): las redes sociales y su capacidad para lo bueno y para lo malo. Entre esto último, su capacidad de expandir rumores y el ‘feed back’ negativo de gente que intenta presionar al periodista a través, en muchas ocasiones, del insulto.
No me interesan, pues, los casos particulares. Pero sí afirmo que, como tendencia, el discurso israelí ha sido el predominante en los medios durante estos días de ofensiva en la franja de Gaza. Que a Israel se le ha dado la autoridad política y militar en la narración de lo que estaba sucediendo, y que los civiles palestinos han aparecido mayoritariamente como víctimas de un fuego cruzado entre dos iguales, Hamas e Israel.
Destacaría cinco puntos del discurso informativo ‘mainstream’ durante esta crisis:
1. Simetría bélica. La narrativa dominante es que esto ha sido una guerra entre Israel y Hamas. Uno dispara cohetes. El otro bombardea por tierra, mar y aire y amenaza con una invasión terrestre. Hay que presionar a ambas partes para que acepten un alto al fuego. El delirio llega cuando algunos periodistas y medios hablan de “las hostilidades entre Israel y Palestina”. Y digo delirio porque es delirante falso poner al mismo nivel el armamento y el arsenal de unos y otros.
2. Asimetría humana. En el discurso mediático, no todos los muertos son iguales, los de Israel valen más que los palestinos. No se dice textualmente así, pero está implícito en el discurso que la seguridad israelí es más importante que la palestina y que, por lo tanto, un muerto israelí vale más que uno palestino. La mejor demostración de esta afirmación es que la lógica periodística reacciona con comodidad a este estímulo. Ejemplo: el día en que murieron varios niños bajo las bombas israelíes, los titulares fueron que un misil había alcanzado Tel-Aviv sin causar víctimas. La óptica periodística fría, desprovista de ideología, dice que niños muertos en Gaza los hay a menudo, pero que un misil llegara a Tel-Aviv sucedía por primera vez. Y se tituló por el misil en Tel-Aviv. “No entiende qué graves son para nosotros los ataques con cohetes”, dice Robert Fisk que le dijo un portavoz israelí. Y añade el periodista británico: “Me pregunto si él entendía qué graves son los bombardeos para el pueblo palestino”. De la misma forma, el discurso ‘mainstream’ mediático entiende muy bien qué importantes son los muertos israelíes. Los palestinos los da por descontados.
3. No hay ocupante ni ocupado, sino dos bandos iguales. Tanto el discurso de que esto ha sido un Hamas contra Israel como el de palestinos contra israelíes parten de la base de que este conflicto es el de dos iguales que tienen los mismos derechos por la tierra y que pelean por ella como iguales. Falso, rotundamente falso. Lo sucedido en Gaza es expresión de la ocupación de una parte (Israel) sobre la otra (palestinos). No se debe (ni se puede honradamente) explicar lo de Gaza en particular ni el conflicto en general en términos de dos iguales. Sin duda esta es una de las peores falsedades que se han transmitido estos días de crisis en Gaza: convertirlo en un hecho aislado, sin memoria, sin antes ni después, sin vinculación a la dinámica general del conflicto, sin referencias a la ocupación, palabra que apenas se ha pronunciado, apenas se ha escrito.
4. La elección es entre Israel y Hamas. Consecuencia del punto anterior es este: Hamas es un movimiento islamista, fundamentalista e integrista, intolerante, dictatorial. Israel es una democracia, con problemas, que a veces se la va la mano, pero es un país occidental. Esta idea subyace detrás de expresiones como “las infraestructuras del terror de Hamas”, o “el derecho de Israel a la propia defensa”. El gran momento de este discurso fue el uso que se hizo de la foto de la atroz ejecución y posterior paseo por la ciudad de Gaza de los colaboracionistas palestinos por parte de Hamas. Publicadas o emitidas estas imágenes a pelo, descontextualizadas, el mensaje era: “Contra estos bárbaros lucha Israel”. Esas imágenes informan verazmente de quién es y qué Hamas, pero no dicen nada sobre lo que sucedía en Gaza porque que el movimiento islamista sea tan poco recomendable no justifica ni una sola bomba ni un solo niño muerto ni explica por qué Israel bombardeaba Gaza y por qué Hamas disparaba misiles hacia ciudades israelíes.
No me interesan, pues, los casos particulares. Pero sí afirmo que, como tendencia, el discurso israelí ha sido el predominante en los medios durante estos días de ofensiva en la franja de Gaza. Que a Israel se le ha dado la autoridad política y militar en la narración de lo que estaba sucediendo, y que los civiles palestinos han aparecido mayoritariamente como víctimas de un fuego cruzado entre dos iguales, Hamas e Israel.
Destacaría cinco puntos del discurso informativo ‘mainstream’ durante esta crisis:
1. Simetría bélica. La narrativa dominante es que esto ha sido una guerra entre Israel y Hamas. Uno dispara cohetes. El otro bombardea por tierra, mar y aire y amenaza con una invasión terrestre. Hay que presionar a ambas partes para que acepten un alto al fuego. El delirio llega cuando algunos periodistas y medios hablan de “las hostilidades entre Israel y Palestina”. Y digo delirio porque es delirante falso poner al mismo nivel el armamento y el arsenal de unos y otros.
2. Asimetría humana. En el discurso mediático, no todos los muertos son iguales, los de Israel valen más que los palestinos. No se dice textualmente así, pero está implícito en el discurso que la seguridad israelí es más importante que la palestina y que, por lo tanto, un muerto israelí vale más que uno palestino. La mejor demostración de esta afirmación es que la lógica periodística reacciona con comodidad a este estímulo. Ejemplo: el día en que murieron varios niños bajo las bombas israelíes, los titulares fueron que un misil había alcanzado Tel-Aviv sin causar víctimas. La óptica periodística fría, desprovista de ideología, dice que niños muertos en Gaza los hay a menudo, pero que un misil llegara a Tel-Aviv sucedía por primera vez. Y se tituló por el misil en Tel-Aviv. “No entiende qué graves son para nosotros los ataques con cohetes”, dice Robert Fisk que le dijo un portavoz israelí. Y añade el periodista británico: “Me pregunto si él entendía qué graves son los bombardeos para el pueblo palestino”. De la misma forma, el discurso ‘mainstream’ mediático entiende muy bien qué importantes son los muertos israelíes. Los palestinos los da por descontados.
3. No hay ocupante ni ocupado, sino dos bandos iguales. Tanto el discurso de que esto ha sido un Hamas contra Israel como el de palestinos contra israelíes parten de la base de que este conflicto es el de dos iguales que tienen los mismos derechos por la tierra y que pelean por ella como iguales. Falso, rotundamente falso. Lo sucedido en Gaza es expresión de la ocupación de una parte (Israel) sobre la otra (palestinos). No se debe (ni se puede honradamente) explicar lo de Gaza en particular ni el conflicto en general en términos de dos iguales. Sin duda esta es una de las peores falsedades que se han transmitido estos días de crisis en Gaza: convertirlo en un hecho aislado, sin memoria, sin antes ni después, sin vinculación a la dinámica general del conflicto, sin referencias a la ocupación, palabra que apenas se ha pronunciado, apenas se ha escrito.
4. La elección es entre Israel y Hamas. Consecuencia del punto anterior es este: Hamas es un movimiento islamista, fundamentalista e integrista, intolerante, dictatorial. Israel es una democracia, con problemas, que a veces se la va la mano, pero es un país occidental. Esta idea subyace detrás de expresiones como “las infraestructuras del terror de Hamas”, o “el derecho de Israel a la propia defensa”. El gran momento de este discurso fue el uso que se hizo de la foto de la atroz ejecución y posterior paseo por la ciudad de Gaza de los colaboracionistas palestinos por parte de Hamas. Publicadas o emitidas estas imágenes a pelo, descontextualizadas, el mensaje era: “Contra estos bárbaros lucha Israel”. Esas imágenes informan verazmente de quién es y qué Hamas, pero no dicen nada sobre lo que sucedía en Gaza porque que el movimiento islamista sea tan poco recomendable no justifica ni una sola bomba ni un solo niño muerto ni explica por qué Israel bombardeaba Gaza y por qué Hamas disparaba misiles hacia ciudades israelíes.