José Sanclemente
El libro blanco de la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE) del 2013 recoge los datos hasta el 2011 de la evolución negativa de los periódicos españoles. El no poder contar, todavía, con los de un 2012 "horríbilis" no invalida un pequeño análisis sobre la difusión de la prensa escrita que tiene una tendencia a la baja preocupante.
La crisis de los diarios impresos españoles es muy superior a la de los europeos. Este sería un primer titular. En los últimos 10 años, ya digo que sin contar el 2012, en Europa hay 43 periódicos menos, mientras que en España han desaparecido 20 cabeceras.
El lector medio de diarios españoles ha envejecido cuatro años. Su edad es ahora de 45 años, mientras que en el 2001 era de 41.
Los lectores de 14 a 35 años han descendido un 10%. Los jóvenes abandonan la lectura de los diarios impresos.
Desde el 2001 han desaparecido 700.000 compradores de diarios y, sin embargo, según la Encuesta General de Medios (EGM) hay 800.000 lectores más que en esa fecha. La gente no compra pero parece que lee, aunque la tendencia de los dos últimos años va a la baja en la lectura. Con esos datos resulta que, ahora, cada ejemplar comprado tiene casi cuatro lectores, mientras hace 10 años eran tres.
En España solo compran diarios 76 de cada 1.000 habitantes, mientras que la media europea es de 160 por cada 1.000 habitantes y hace dos décadas nuestro ratio estaba en 102 por cada 1.000. Hasta Grecia nos supera en el ratio, pues 87 de cada 1.000 ciudadanos griegos compran un diario.
Esta nueva edición del libro blanco de los diarios españoles parece un poco más negra que la del año pasado y, desgraciadamente no tanto como la próxima que verá la luz en el 2014.
El hasta hace pocos días presidente de la AEDE, Conrado Carnal titula su artículo en el libro blanco 'Reinventarse desde el papel' y sostiene que el papel sigue siendo necesario para efectuar el tránsito hacia la rentabilidad del digital: "Con diarios de papel todo es posible; sin ellos nada es viable", escribe.
Hay que darse prisa, porque lo impreso está menguando aceleradamente y lo digital en las empresas de la AEDE no acaba de rentabilizarse. En cambio algunas ediciones nativas digitales con otras estructuras y contenidos están empezando a sacar la cabeza y a interesar cada vez a más lectores.