El quadern dels periodistes apocalíptics, integrats, optimistes i/o solidaris

EL QUADERN DELS PERIODISTES APOCALÍPTICS, INTEGRATS, OPTIMISTES I/O SOLIDARIS

13 may 2013

Cosas que se pueden escribir en un periódico cuando muere un político

Ángel Sánchez de la Fuente
El títular de esta reflexión se parece algo al de aquella película protagonizada por Andy García –'Cosas que hacer en Denver cuando estás muerto'--, pero uno es así de vulgar. Viene a cuento el tema a raíz de la reciente muerte de la exdirigente del PP Mercedes de la Merced, sobre la que en periódicos importantes no he leído lo que yo hubiera querido leer, precisamente porque se han omitido datos esenciales de su biografía política.

¿Qué se puede hacer en una redacción cuando llega la noticia de la muerte de un político de cierto relieve, aunque ya no en el primer plano de la actualidad, como es el caso que nos ocupa? 

1. Recoger la nota de agencia tal y como llega y adaptarla a los espacios reservados por el jefe de la sección. El asunto puede limitarse a un breve o a una media columna o a una columna con foto o sin ella, etcétera. Probablemente, el redactor o redactora encargados de la puesta en página sean lo suficientemente jóvenes para no tener ni idea de la identidad de la difunta, con nombre y apellido redundantes. 

2. Si el diario que ha de publicar la noticia es de línea duramente conservadora, lo más seguro es que se produzca una sobrevaloración del personaje en cuestión, dado que De la Merced fue dirigente del PP, primera teniente de alcalde de Madrid y eurodiputada, además de estrecha colaboradora de Aznar cuando este presidía la autonomía castellanoleonesa en 1987. En este supuesto, la redacción de la noticia no le será encargada al más joven de la sección, sino a alguien con más experiencia y mayor proximidad ideológica con respecto a la finada. 

3. ¿Cómo reaccionará un periódico de talante progresista y, por tanto, nada proclive al aznarismo? Si se trata de un diario potente y con fama de influyente, le dedicará toda entera la página de su sección Obituario mediante un lenguaje aséptico. O sea, escogerá no hacer sangre a cambio de que los lectores progresistas no se enteren de lo que a buen seguro les gustaría enterarse. Es más, ese periódico no tendría inconveniente en insertar un breve artículo de la alcaldesa de Madrid y esposa de Aznar para cantar las glorias de la compañera militante. Y el director del rotativo se sentirá satisfecho de su exhibición de imparcialidad. Más satisfecho, sin duda, que sus lectores. 

De la Merced y los locos catalanes 

Hipótesis y parábolas al margen, cuando muere un político, llámese Fraga Iribarne, Margaret Thatcher, Santiago Carrillo o Mercedes de la Merced, los periodistas no podemos (no debemos) esconder aquellos aspectos más significativos de la persona. En el caso de Mercedes de la Merced, en concreto, es posible que algunos de ellos no fueran tan conocidos, aunque quizá por eso adquieren más preeminencia. En una palabra, a mí como lector me habría gustado recordar por qué De la Merced no llegó a cotas más elevadas dentro del PP, ya que hasta 1994 llevaba una carrera fulgurante. Para eso, basta asomarse a la hemeroteca y encontraremos declaraciones suyas, como algunas que figuran a continuación y que datan de 1994: 

-- “Me preocupa excesivamente que la Guardia Civil pueda llegar a depender del señor Pujol y, mañana, de cualquier loco que pueda asumir la presidencia de la Generalitat”. 

-- “A nadie se le oculta que Franco era una persona que se preocupaba por las clases débiles, y eso nadie se lo podrá negar [...] Otra cosa es que hubiese o no libertades, que fue una época que yo no viví”.  (Ella ya tenía 15 años cuando murió el dictador). 

Si sus palabras sobre Franco ya hicieron chirriar la maquinaria de un PP que se perfilaba como alternativa al Gobierno socialista de Felipe González, las que dedicó a Pujol y a sus locos sucesores fueron todo un torpedo en la línea de flotación del necesario acercamiento de PP i CiU para un futuro Gobierno. Hace casi 20 años, pues, una dirigente del partido de Rajoy se permitía insultar a esa Catalunya sin la cual España no tiene sentido, según dice Ruiz-Gallardón en cuanto oye hablar de independencia. 



1 comentario:

  1. Gracias por recordarnos cosas de esta señora, que francamente no recordaba. Lo que cuentas sobre los políticos cuando mueren, me ha recordado lo que siempre ha sucedido sobre "tapar" los suicidios tanto en el Metro como en Renfe. En muchas ocasiones, una avería de horas, ha sido producida por un suicidio. En una ocasión pregunté el porqué se obvia esta información y se me respondió: por el temor a que hayan más casos de suicidio. No sé es una respuesta, evidentemente, pero no creo que sea así. Y, sobre los políticos, quizá es por la creencia cristiana de que hay que respetar a los muertos, posiblemente esta creencia la tengamos más cercana de lo que nos parece. En cualquier caso, bien por el artículo. Julia Sousa

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