El quadern dels periodistes apocalíptics, integrats, optimistes i/o solidaris

EL QUADERN DELS PERIODISTES APOCALÍPTICS, INTEGRATS, OPTIMISTES I/O SOLIDARIS

29 may 2020

Javier Foz, mi compañero de viaje

Ricard Fernández Deu
He dejado pasar algunas horas para permitirme la expansión de llorar públicamente la desaparición de Javier Foz. El impacto que me produjo el anuncio de su muerte, a pesar de lo previsible que pudiera resultar tras el deterioro que experimentó desde que su esposa, Adelina, nos dijese adiós también para siempre, me dejó aturdido y sumido en una profunda tristeza. 

Más que compañeros, fuimos amigos; muy amigos. Múltiples viajes,
Javier Foz y Ricard Fernández Deu,
en una portada de 'Teleprograma' en 1989.
incontables almuerzos, numerosos proyectos, nos unieron desde que llegué a Radio Nacional de España, en 1969. Por no hablar del 'Tribunal Popular' que acabaría marcando nuestras biografías para siempre, de manera que Javier habría de ser siempre el “juez” de la tele, y yo el abogado defensor (no lo entrecomillo porque lo soy, también, en la vida real) eternamente enfrentado a Javier Nart en su papel de fiscal. Memorables fueron, entre otros muchos, nuestros viajes a París, para cubrir las elecciones que llevarían a Mitterrand al Elíseo, o a Lausanne, para dar cuenta de la elección de Barcelona como sede olímpica. Javier fue, en el mejor sentido de la palabra, mi compañero de viaje favorito. 

Nos gustaban las mismas cosas, de tal manera que a la obligación que nos llevaba a viajar por el mundo, se unían la devoción por los museos y las mejores mesas donde regalar nuestros sentidos y paladares. Recuerdo una sobremesa en concreto, con Jean-Claude Terrail en La Tour d’Argent mostrándonos la zona de la bodega que él personalmente tapió durante la ocupación alemana para privar a los nazis de sus mejores caldos, pidiéndonos por favor que no nos marchásemos tan pronto, ¡y eran las seis de la tarde! 

Y es que Javier, o Xavier, tanto da, era, además de un excelente periodista, un brillante conversador. Las circunstancias quisieron que yo accediese a la dirección de Radio Nacional en Cataluña antes que él, e inmediatamente le nombré subdirector y jefe de Informativos. Luego ocupó él el histórico despacho de Paseo de Gracia y pasó a dirigirme a mí. Tanto monta, solíamos decirnos. Hace algunos años escribió un libro --'Sense embuts', editorial Planeta, 2003 - cuya lectura recomiendo vivamente, en el que, con la generosidad que siempre le caracterizó, pasaba revista a sus años de periodismo. Podría seguir escribiendo de Javier horas y horas, pero en estos momentos lo primero que deseo es hacer llegar a Xavier, Jenny y Mireia, sus queridos hijos, la certeza de que han tenido un padre excepcional. Con él desaparece una de las mejores plumas del periodismo catalán, un radiofonista de primer nivel y un entrañable compañero. Descansa en la paz que tanto mereces, mi querido amigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario