Dardo Gómez
No recuerdo si se trataba de una humorada o de una parodia para reflejar la insolencia de la ignorancia, pero alguna vez me hablaron de alguien que se negaba a leer libros para preservarse en sus esencias y labrarse un pensamiento libre de influencias extrañas. No sé si habrá existido sujeto tan torpe que pudiera renunciar a la memoria de la humanidad y al conocimiento que podía heredar de millones de personas que, a lo largo de milenios, habían labrado el pensamiento de la humanidad.
En primera instancia esto puede causar risa, quizá acompañada de
pena por el desgraciado; pero cuando una barbaridad como esta se instala en el discurso de parte de la ciudadanía y es proclamada por dirigentes notables de nuestra sociedad a mí me produce un temor tremendo.
Zuckerberg (Meta), Lauren Sánchez (pareja de Bezos), Bezos (Amazon), Sundar Pichai (Google) y Musk (X), durante la toma de posesión de Trump. |
Esto viene a cuenta de que el pope de Facebook ha anunciado que para “volver a las raíces” ha decidido prescindir de toda verificación profesional de la información en sus redes y confía en sus clientes la veracidad de los contenidos de sus redes. Es decir, que entiende que no hay por qué poner freno a la mentira.
Pueden llamarles 'fake news', noticias falsas, posverdad u otros sinónimos igualmente perversos, pero son simplemente mentira; término siempre emparentado al engaño, la estafa, la falsedad o la difamación en todos las culturas y que siempre ha significado una bajeza ética.
En estos momentos, la mentira diseñada y dirigida de forma artera hacia la sociedad persigue fines asociales, porque su intención final es que no sepamos distinguir entre lo correcto y lo que no lo es. Si estos propagandistas del engaño consiguieran incapacitarnos para diferenciar lo que es verdad de lo que es falso acabaríamos construyendo una sociedad de cretinos.
Repito que esto me produce un tremendo temor porque dos personajes nefastos y de tremendo poder han convertido a sus plataformas de comunicación en los mayores altavoces de destrucción del conocimiento humano y exaltación de la ignorancia. Me refiero, como es obvio, a los magnates de las redes sociales Mark Zuckerberg y Elon Musk, propietarios de armas de desinformación masiva. El primero como amo de Facebook, Instagram, WhatsApp, Messenger Live y Threads, más casi una veintena de productos y servicios, incluidos Facebook Messenger, Facebook Watch y Facebook Portal.
Mientras que Musk, ya autoproclamado líder de la ultraderecha internacional, es el dueño de X (antes Twitter), plataforma que en 2024 ha puesto al servicio de la candidatura de Donald Trump. Sugieren los expertos que el algoritmo de recomendaciones de la plataforma pudo haberse modificado de manera selectiva para favorecer la visibilidad de contenido republicano. Lo que entonces se planteó como una duda sobre la neutralidad de la plataforma se ha visto plenamente confirmado con el anuncio de que el dueño de X será miembro de la administración Trump en su regreso a la Casa Blanca. Este fenómeno resalta la problemática de la influencia que las redes sociales pueden ejercer en el discurso público y en la construcción de la opinión de los usuarios.
No se confundan, estos son los malos
Rubén Sánchez, portavoz de la oenegé Facua – Consumidores en Acción ha sido entrevistado en 'Publico.es' en razón de la publicación de su libro 'Bulos: manual de combate', en el que analiza su activismo contra las noticias falsas y la desinformación en plataformas como Facebook, Instagram y X; al tiempo que recuerda sus luchas judiciales contra políticos, empresarios y agitadores de extrema derecha.
A lo largo de la entrevista Rubén Sánchez deja perlas como las que copio a continuación y que muestran cuales son los riesgos del poder en mano de estos personajes:
“Lo que mueve a Elon Musk y Donald Trump es el dinero, más allá de su ideología racista, homófoba y machista. Y lo que pretenden es llevar al poder a líderes de extrema derecha a través de la desinformación, buscan una injerencia clara en la política europea. Esto es un problema y algunos dirigentes han empezado a denunciarlo, pero de forma tímida. Tenemos que ser más contundentes, intervenir el algoritmo y monitorizar el funcionamiento de las redes para evitar que favorezcan determinados tipos de mensajes”.
El portavoz de Facua también ha hablado de los peligros para la libertad y la democracia que representa el monopolio desregulado de las redes sociales.
“La injerencia extranjera y los propietarios de las grandes plataformas acaban condicionando la opinión pública y esto puede provocar cambios en los comportamientos electorales en cualquier país del mundo. Esto quiere decir que el resultado de las elecciones en España puede estar en manos de Elon Musk y Mark Zuckerberg, porque fomentan con sus algoritmos que la gente vea lo que ellos quieren mostrar: mentiras y falsedades, mensajes destinados a aupar una ideología concreta”.
Engañosa defensa de la libertad de expresión
Derechos como la “libertad de expresión” y el supremo de la libertad individual han sido prostituidos por los voceros oficiales de la derecha más conservadora e invasora de esos valores. Así es como Giorgia Meloni o Viktor Orbán, justifican la persecución de los migrantes por la defensa de las libertades de italianos y húngaros que estos lunáticos sienten amenazadas por las personas de otras culturas. El esperpento rioplatense de Javier Milei enardece a sus seguidores con el grito de “Viva la libertad, carajo” y la formación de descerebrados que lo aupó al poder se denomina La Libertad Avanza.
Tres supuestos libertarios que admiran a genocidas y que consideran arbitrarias todas las formas que los seres humanos nos dimos, a través de los siglos, para protegernos y proteger a nuestros semejantes. Sobre todo a los más débiles o a los que más necesitan, porque no existe la libertad sin solidaridad y no hay democracia si ésta no ofrece protección a la ciudadanía.
Este enero el magnate Mark Zuckerberg ha anunciado que sus plataformas no están dispuestas a incorporar las prácticas reguladoras, demandadas por los expertos mundiales y los Estados democráticos, que deben servir para poner freno a los bulos, la desinformación y los discursos de odio. Desde ya, Facebook, Instagram y Whatsapp, han suplantado sus sistemas de verificación de datos por un nuevo sistema tan laxo y poco fiable como el que ya ha adoptado la X de Musk.
Para Zuckerberg ya “es hora” de “volver a las raíces” y de plantar cara “a los Gobiernos (que) han presionado cada vez más para censurar contenido”. Y declamado: “Vamos a eliminar a los verificadores de datos y sustituirlos por un sistema de notas comunitarias, similar al de X comenzando en Estados Unidos”. Y explicó que, según su opinión, que como tras la victoria electoral de Trump en 2016, los medios tradicionales insistieron en que la desinformación era una amenaza para la democracia, en sus redes están intentando abordar estas preocupaciones de buena fe, pero los verificadores de datos han resultado ser demasiado sesgados en política y han destruido más confianza de la que han generado, especialmente en Estados Unidos. "En los próximos meses, implementaremos un sistema más integral de notas comunitarias".
Este miserable no sólo se nos mea encima sino que pretende engañarnos con el bulo de que es agua bendita... ¡Que alguien nos pille confesados!
No hay comentarios:
Publicar un comentario